PEQUEÑOS RITUALES DE SUPERVIVIENCIA
(Escritos del confinamiento)
“ Ha muerto el último año,
Parecen decir
Comencemos otra vez, otra vez, otra
vez……” Phillip Larkin
“Algo llega al mundo sin ser
bienvenido
Y llama al desorden, al
desorden….” Louise Glück
-
¿Podrías decirme qué es
el sol? – El sol
-
¿Y la luna, podrías? - Es la luna. Joan Brossa
Gregorio Ojer. Marzo. 2020- Marzo 2021
MARZO
“ Atravesar una calle para escapar de
casa….” Pavesse
Yo miro al
mundo
Y el mundo
no mira
Me acerco a
las cosas.
Las cosas se
aproximan.
Intento
indagar en cada una
De sus
funciones
Y veo la
simulación.
Cuando me
levanto
Respiro
todos los días.
Inhalo ese
elemento
Invisible
que es vacío
Y a la vez
lo cubre todo.
La cama es
rectangular
El armario
es rectangular
La mesa es
rectangular
Mis zapatos
son rectangulares
Mi
habitación es cuadrada
Y todo ello
carece de sentido
Porque es la
cama que duermo
Porque en el
armario cuelgo mis pieles
de tela que
sirven de fronteras
entre mi cuerpo y el afuera.
La mesa
sostiene los últimos libros
Que también
son rectangulares
De los que
inmediatamente me deshago.
Mis zapatos
en un rincón, vértice,
Punto del
rectángulo, añoran
Las babas
que nunca podrán dejar
Y mi
habitación cuadrada
Es expresión
del ataúd rectangular
Que será
pasto de las llamas.
La alfombra
de cuerdas entrecruzadas
También es
rectangular.
Es lo
primero que piso
Cuando me
despierto
Dentro de mí
Y dejo que
el sueño
Se prolongue
extenuado
En mis ojos.
Nunca entro
a la realidad
Con los dos
pies.
Indistintamente,
a veces,
Es el
izquierdo y otras el derecho.
Observo mis
piernas que se prolongan
En los
dedos.
Son columnas
del armazón
Que
sostienen mi cráneo ovalado.
Bostezo y
estiro este cuerpo
En un
intento de abrazar el espacio.
El tiempo
transcurre lentamente.
El tiempo no
existe.
La
aritmética de mis pasos
Hacia la
cocina
15 pasos
sobre un suelo
De madera
que se eleva
Sobre una
plancha de hormigón
Que a su vez
se eleva sobre un suelo de roca.
Todo es
elevación sobre mis pies.
Hay veces
que no sé lo que piso
Cuando el
número de pasos
Me trasladan
hacia otro
Espacio
cuadrado.
Rodeado de
cosas
Llamadas
utensilios
Porque son
útiles
Para desempeñar
su función…
Una taza
circular recogida
En un mango
que traslada
La taza
hacia afuera
Y se
encuentra con mis dedos
Para ser
recogida y elevada.
Esa lucha
contra la gravedad
Es el
encuentro de la materia viva
Con la
materia inerte.
La función
de la taza
Es la de
recoger el líquido viscoso
Que sirve de
alimento
A este
cuerpo cuya función
Está por
descubrir
Sobre una
mesa clara, doctrinal
De huellas
nicotínicas
Se adelanta
un brazo
En busca de
un aforismo chispeante,
Precursor
del silencio que emana
De la
madera.
El tazón
hierático
Se adentra
en la cuchara
Entre
torbellinos de espuma
Y boca
ágrafa.
La ventana
entreabierta
Despide a
las primeras preguntas que se hizo
El humano
dentro de una cueva
Cuando se
disponía a hincar la piedra
En una presa
muerta.
La silla,
sólo dos,
Abrazan a la
mesa
También
retiran el espacio
Que no
habitan.
La ilusión
de un cuerpo, medio dormido,
Es hacer
preguntas
Que buscan
otras preguntas.
Limpiaré los
cristales
Para ver qué
hay dentro.
Mientras
desayuno
El grifo
gotea.
La vida de
una gota es breve.
Si se cierra
el grifo
Quedará
retenida
No para
siempre
Aunque su
instante
Será eterno
líquido
En una
muerte contenida.
Abro un
cajón
Y todo está
en orden
Todo ocupa
su lugar
Todo es
previsible
Nada se
diluye
En ninguna
circunstancia.
Los
cuchillos ocupan su lugar
Los platos
apilados
Uno encima
de otro.
Los vasos
vacíos dispuestos
A un
plenitud de sabores y labios.
Existen
utensilios
Que los
utilizas a diario
Otros se
esconden como si
No se
dejasen coger,
Como si por
primera vez
Supiesen que
en ese estado abisal
Dejarán de
ser útiles
Los útiles
no siguen una regla
Como la
muerte tampoco
Sigue una
regla
Sabemos que
está ahí.
A los útiles
les damos un significado
Es como el
rollo de papel higiénico
Sabemos que
tarde o temprano
Se acabará
Pero sabemos
que hay repuesto.
La muerte es
el cilindro
Que queda
después de acabarse
El papel
higiénico.
Ese trozo de
cartón que deja
Un vacío en
su interior.
Ando que
ando
Que ando
tras nada
Aunque la
geometría
De mi casa
no habitada
Me da la
seguridad
De lo
absurdo que es ocupar
Algo sin
esfuerzo.
Entre
levantarme y desayunar
Hay una
grieta
A la que
intento sobrevivir
La escalera
Es el
testaferro
De diferentes
niveles:
El nivel A
Y el nivel B
A tiene algo
de B
Pero hay
muchas noches
Que A no es
igual a A
Entonces B
se adentra
En el
espacio que deja A
Y revierte
la situación
En un
conjunto de conjeturas
A es un
conjunto de espacios geométricos:
El dormitorio,
el salón, la cocina y el cuarto de baño.
B es el
conjunto de dos habitaciones y un cuarto
de baño
Con bañera
de color rosa abriéndose a un ventanal
Que da a una
falsa terraza habitada
Por musgos
milenarios.
La escalera
es un conjunto de escalones
Que no son
ni A ni B.
Cada escalón
abre una singularidad en A y B
En cada
escalón pierdo la vida y la recupero.
Las baldosas
son las espías
Del suelo.
Mis pies
desnudos
El silencio
de ellas.
Cuando el
agua
Recorre cada
rincón de mi cuerpo
Yo miro al mundo
Y el mundo
no mira.
Nada hay que
presagie
La
construcción de una nueva
Gramática
Cuando
hablamos
Traicionamos
al juego
Del mundo.
Escribo en
el vaho
Del cristal
después de un largo baño.
La pastilla
de jabón
Ha llegado a
Itaca
Sobre un
campo de amapolas.
Recorro el
borde de la bañera.
La espuma no
me deja ver el eclipse.
Cuelgo la
toalla
Como un
cordero desollado.
El techo
silente
Sediento de
vapor de agua
Se convierte
en carnívoro
De hormigas.
Vuelve el
viejo sueño
De trepar el
cosmos
Por su lado
oscuro.
Me seco los
dedos de los pies.
Las uñas
intentan escribir dentro
De los
intestinos.
La hierba
crece
Sobre los
hombros del elefante.
Recopilo
pieles
En el
frigorífico
De vez en
cuando
Se asoman
empapadas
Tras los
filetes de ternera.
Enfurecidas
trabajan por organizar
El tráfico
de botellas, embutidos,
Rasgos
esenciales
De algo que
está lleno
Y tiene la
función de guardar en buen estado
Las
emociones contenidas en cada una de ellas.
Los versos
son enunciados
Que juegan
con el silencio
Es el
espacio donde el límite
De mis
sábanas con mi almohada
Deja a un
cuerpo habitar
La extensión
del tiempo en mi piel
La
pretensión de mi boca
A expulsar
las palabras
Que se
diluyen con el oxígeno
Y
desaparecen creando vacíos concéntricos
Alrededor de
otra dimensión
Donde yo y
no-yo conviven.
Esta danza
prosigue hasta adentrarse
En el sueño
Hasta que el
bostezo
Recoge los
desperdicios de la reyerta.
En la olla
Mezclo el
tiempo
Y el espacio
que abandono
Quizá la
mano que da vueltas
A la rueda
Sea la que
deambula
Entre las
ruinas de un orden
Establecido.
También hay
reglas
En el
desorden
En el caos
gramatical
De las cosas
Que anuncian
relaciones
Inverosímiles
Como por
ejemplo
Una araña en
la esquina
De mi
habitación cuadrada
Recreando la
geometría carnívora
Con una
hormiga.
La puerta de
entrada
De la casa
Dobla el
espacio exterior
Distribuye
el tiempo
Del afuera
con el adentro
Es irónico
que intente trasladar
El cuerpo de
un umbral a otro
Porque al
final no soy el mismo
No puedo ser
dos platos a la vez
Aunque sí
puedo comer en ellos
Al mismo
tiempo.
Hay noches
que señalo
Lo que no se
muestra:
Un triángulo
carnívoro
Devorando
puntos y líneas
Expandiéndose
en el espacio
Para dejar
de ser triángulo.
Unos pies
carnívoros
Devorando al
propio cuerpo
Para, al
final, dejar una huella, una sola huella
En el hielo.
Un libro
carnívoro
Llevando una
lucha semántica
Dentro de su
interior
Devorando
palabras
Para ser un
página en blanco
Y empezar a
ser un libro auténtico.
Una noche
carnívora
Que devora
la última luciérnaga
Que a su vez
devora la noche
Para ser
sombra.
Hay noches
que señalo
Y no
muestro.
La polifonía
de las cosas
Una silla
interpuesta
Una mesa
desalojada
Un plato que
intenta
Ver tras una
ventana.
El vaso
yuxtapuesto
A una
garantía de bocas.
Es el hecho
de estar
Lo que
revierte lo minúsculo
En un aquí
depuesto.
Gravita el
dedo en el vacío
Señala el
vacío
Y muestra el
vacío del dedo
Cierro la
puerta
Y las
escaleras me siguen
No doy con
la llave exacta
Y respiro la
cerradura
Entre un
eclipse nocturno
Y esta carne
sabor a cerámica.
Sigo entre
pasillos
Hilando los
contornos
De la sombra
que escapa
A un
encierro de cuerpos tallados.
Vuelvo a
cerrar la puerta
Y esta vez
soy yo
El que se
queda dentro.
Es el perfil
de esa fachada desconchada
Las piedras
se desatan del espacio
Que las
retiene.
Miran al
vacío
Del tejado
Entre tejas
que hablan de cielo
Y barro.
De tormentas
ya vividas
De vientos
aterciopelados
Que
sobreviven entre el musgo
De mis
manos.
De vez en
cuando
Los gatos
persiguen
Nidos de
mirlos obturados
Es cuando el
tiempo
Se deja
vencer
En una pared
repintada
-y esa nube
solitaria
Que mira por
última vez la tierra-
Queda
retenida entre mis dedos.
Escupí en la
pared
Y surgieron
conchas rotas
Y manos
vacías.
El
movimiento de las partículas
De mi cuerpo
Recrearon
el no viaje de Ulises
Respiré cada
grano de arena
Cuando las
baldosas
Golpeaban el
refugio.
Ya nada será
igual
Porque nada
fue.
Sólo unos
pies desnudos,
Húmedos,
Alargando
La pisada
hacia la tormenta
De la ducha.
A veces no
duermo y cuento
Espejos
rotos
También
almaceno
Hormigas en
los cristales
Que dibujan
cielos opacos
Y nubes que
pasan
-de tantas
bocas cosidas
Al vapor de
agua
Que exhala
lenguas
Tamizadas
Por
estrellas
Y dejan su
último haz
De luz
Porque ya
están muertas-
A veces no
duermo
Y giro la
cabeza
Hacia un
grito
Que nada
sabe de nombres
Pero sabe
perseguir
Una hormiga
con la linterna
El tiempo no
vivido
En esos días
azules…
Hormigas
volando
Entre
cucarachas de rascacielos
Me toco el
pie
Con la
cortina
Pinto el
cielo de balcones.
Cuando salte
el balcón
De la
hipoteca
Y devenga a
0
Volveré dulcemente
Volando como
una avecilla
Prófuga de
mi conocimiento
Coronado por
esa ola
Que dejó el
mar
En el plato
de ducha.
Llueve
Hay gotas
Que arrancan
los cristales
De la
fachada
Extiendo el
brazo y la mano
Y me voy con
ellas
A la calle
confinada.
Perforo la
arena
De una
tierra inhóspita
Y el jardín
Se abraza
con el tejado.
La lluvia es
el lenguaje
De las nubes
Donde anidan
los signos
De un
malentendido juego.
Nunca
regreso cuando llueve
Porque nunca
habito.
Cuando digo
roca
Me refiero a
esa roca
Debajo de mi
casa.
A esta
horizontalidad
Que se
extiende por el suelo
Hasta dar
con el hueco
Que deja mi
cuerpo
Cuando se
desplaza.
Quiera o no
Soy parte de
esa roca
Como también
es ella
Parte de mi
cuerpo.
Lavo el agua
Con mi cara
Se despliega
el espejo
A través de
las almejas
Que recojo
con mi boca.
El carrusel
de las primeras horas
De la mañana
Manifiesta
la fragilidad
De esta
mirada contaminante
De un tiempo
que vendrá.
El bostezo
que araña la pared
Indica que
nada está
Donde debe
estar.
Voy
acumulando pieles
En otros
cuerpos
Que aparecen
en las esquinas.
Cuando coges
un tenedor
Y la vida te
va en ello
Y sangran
las preguntas
Que el
cuchillo realiza
Antes de
perforar la carne putrefacta
Que lleva
guardada mil años
En el
frigorífico de tu memoria
Abro la taza
del inodoro
Y pienso:
El ser
humano es un remache
De la vida
Puesto a
martillazos.
Tiro de la
cadena
Y el canto
del mirlo
Entra por la
ventana.
El pelo
abullonado
Mascullamos
almohadas húmedas
Y sábanas
acribilladas
De pasajeros
Los cuerpos
retozan entre un trozo de roca
Y un
universo en blanco
Cohabito con
la naturaleza
Apacible
Con un guiño
de brujas
Insobornables.
Atraco el
día
Descaminando
los sueños
Levanto la
mirada
Sobre esta
cúpula
Que es un
cuarto ligero
Pero
vigilante
Al primer
pie
Que voy a
decidir
Que pise el
suelo
De esta
mañana exclusiva
Hoy me he
planteado
Tener una
ambición…
Acercarme a
la cocina
Y comerme
una tostada
Salteada de
vírgenes de oliva.
Hoy voy a
crear
Una
contraseña universal
Para que
todo el mundo
Entre en mi
casa de cristal.
Cuando
realizas tu última pirueta
En tu cuerpo
desnudo
Desollado
por la última piedra carnívora
Que levanta
el vuelo sin mirar atrás
Insoportablemente
extraño
Inauditamente
amable
Desesperadamente
humano
Inextricablemente
diáfano
Excesivamente
apabullante
Increíblemente
simple
Adictivamente
elusivo
Insoportablemente
banalizado
Evitablemente
egoísta
Hacendosamente
debilitado
Lamentablemente
hay un error universal
En todos mis
actos.
*Excursiones
de semana santa.
-Extractos
de tarjetas
Y selvas
bursátiles
A medida de
los esclavos.
Muerte
atávica
De tantos
por ciento
¡Contemplad
el rito del dinero!
El cuerpo se
hizo cifra
Y quedo
devaluado
Como una
sinfonía de Mozart
Entre la
cama y el bidé
De un
sacerdote pedófilo
Consagrado
por la sagrada familia
Entre
balbuceos y babas
De onagro
cabrón
Que se comió
mi pastel
De manzana
irisada
Esta mañana.
-Construyen moradas
Los que
beben agua tranquilas y devotas.
La
crucifixión del tiempo
En las
palmas de las manos
Arremeten
contra el velo
De los que
castigan inmisericordes
¡qué suerte
la oscuridad
De los
rostros pegados a los cristales
Rotos
de las creencias!
El
grito de los cantos
Tras
las sirenas multicolores
Del
último penado
La
muerte por encima
De
las casillas flirteando
Con
el miembro viril
Virulento
de heces acomodadas.
¡ah
urinarios de terciopelo morado!
Como
la sangre derramada
Del
gran Castigador.
-Heme
aquí
Esperando
a que el último verbo
Sea
cicuta socrática
¡no
te conozcas!
El
conocimiento genera veneración
Y
nosotros somos vendedores
De
escarpados abismos
Y
azares recalentados.
-Volveré
a llover
Pero
será otra lluvia
La
que humedezca
Mi
boca
Tras
el mármol
Frío
de la muerte
Inútil
y gozosa
La ventana
está abierta
Dónde está
la ventana?
El sol se
desliza
Con la
tramontana
La cama
anuda a la luna,
La palabra
se quedó muda
¡Ay
silencios de almohadas!
¡ay acequia
sin agua!
La luna
abrazó al sol
Y el sol
acarició tu cara.
Levanté la
colcha
Y me
encontré unos labios
Jugando con
una concha
Buscando los
ojos de la luna
Los aullidos
del tiempo
Arrancaron
la alambrada.
Fue la bruma
del sueño
La que me
clavó su espalda.
Otra vuelta
de tuerca
12 de Abril,
En la
cerradura de la vida.
El silencio
manda
Los idiotas
enarbolan banderas
Bajo un
palio dogmático de aplausos
Los
heterodoxos consumimos la hoguera.
Spinoza ríe.
(la
hilaridad de la historia
Se resuelve
en el silencio
De esta casa
no habitada)
Cuando ya
exhausto
Cuelgas tu
retrato
Y dejas que
las polillas
Hagan su
trabajo silencioso
Pero eficaz.
Cuando por
un momento
Dejas de
respirar y un filamento primaveral
Golpea tu
ventana
Abierta de
par en par
Cuando ya
nada se inicia
Y nada es
igual
Es cuando
todo vuelve a funcionar.
Nada alivia a un caracol
Si no hay
costumbre
De ver lo
que separa
Una hoja de
un árbol.
Nada consume
tu cuerpo
Si las
raíces no son nubes
Que huyen de
un cielo desertizado
Un día salí
evocando
A la
infancia
Y fui niño.
Escribí en
aquella nube…
¡todos
huyen!
¡tienen
miedo!
Y a pesar de
esa advertencia
Fueron a la
piedra
A grabar su nombre.
Salgo de
casa
Como
alejándome de las ventanas
De la
costumbre.
Las miradas
son cristales creados
Por tantos
miedos
Que son
pestañas sin marcos.
Recibo el
silencio
De las
puertas cerradas.
No hay
adoquines
Abrazando mi
cuerpo
Tampoco
puntidos
Que hablen
de una infancia
De Fantasía.
Sin rocas ni
raíces
Construí un
alquimista
Desmemoriado
Destruí lo
perfecto
Porque
estuve desnudo
Lejos de
aquellos
Que
escavaron
Nuestra
intemperie.
Nosotros
estamos descalzos
Y no dejamos
huellas.
Los delitos
de las palabras
Se arrugaron
en el silencio.
Pisé el
charco de la vida
Y aprendí a
hablar entre barro.
No cerré la
puerta con llave.
Nunca pensé
que volvieras.
Cuando nadie
Vuelva
Cuando
vuelva
Nadie
De este
sueño.
Tierra sin
puerta
Puerta sin
ventanas
Ventanas sin
tierra
En mi caña
de caña.
El
presentimiento de la hoja
Pegada a mi
ventana
Sin desaire
de abandonar
El espacio
excavado por el árbol
Me obliga a
reapropiarme de la sombra
Que su vuelo
dejó en la fachada
De piedra.
Sé que
cuando duermo
La roca que
hay debajo de la casa
Bosteza
entre paraísos y alambradas
Sé que sus
abrazos son amables
Hasta llegar
a la asfixia.
Todo tiempo
es incierto
Como una
infancia inventada
Después de
prodigar un patrimonio
De
identidades
Todo tiempo
es un invento
Como ver pegado
un rollo de papel higiénico
En un cuadro
de Hoppe.
Nada censura
la espera
De otra vida
que vendrá
Tan falsa
como el friso de escayola
De aquella
habitación.
ABRIL
“vivimos en la imposibilidad de
encontrar una forma
Adecuada de vida”. K. Jaspers
“Quiero a las calles solas/ porque a
ratos/ me protegen en contra del vacío” José María Souviron
“Cien trenes, cien barcos/y un millón
de locos bailando” José Moreno Villa
“Hay un mundo sordo/hay una
grieta/por la que los muertos/traspasan la frontera” T. Transtromer
La mesa
aprecia
Nuestro
cansancio
Bajo el
volcán de la silla
Una hilera
de hormigas
Recopilan
fragmentos
De
civilizaciones consumidas
Por la
historia uniforme.
Todo está
perdido
En una
memoria fronteriza.
Estas hojas
que descansan en las calles
De una
Atenas perdida…
No hay
libros expulsados
Del
invernadero hagiográfico
Que aguanten
el sopor del olvido
Mirar los
estratos del cuerpo
Dejar a
Cavafis al lado de tu cama
Dentro de un
vaso vacío.
Un pasillo
asesina puertas
La madurez
discurre
Sin
recopilaciones
Mezcla de
proyecciones inmediatas
E instantes
movidos por el abrasador vacío
Transcurre
el tiempo
Entre salas
vacías
Donde antes
los jóvenes
Eran
cómplices del preludio
Del miedo
Ahora la
morbidez baila
Con el
silencio.
Sade se hace
presente
Intenta
escapar de su agravio
Los cubos de
basura
Aprenden a
rodar
Entre viejos
teatros
Los bordes
de este mundo
Se hacen
angostos
Para los
miserables sin escrúpulos.
Siglos de
desesperación
Para hacer
patente
El horror de
esta lentitud.
Saliendo de
las nubes
De una
espiga de roca
Detrás, el
bosque talado,
Unos libros
apilados
Versos de
Rilke
Avanzando
hacia un busto
De platón
Un circo
desmantelado
Atraviesa la
última página
Hay un
unicornio
Debajo del
refajo
De la bruja
sin nariz
Falsificas
palabras
Para
inventar
Una realidad
Que ya es
hoguera
Tienes la
manía
De esperar
siempre
Cuando la
ecuación
Nunca estuvo
en la brújula.
La membrana
de una nana
atrapada
en la araña
la placenta
que mece
el túnel
del tiempo
exhalando
desperdicios
de un
universo
atónito
al
acontecimiento.
No hay
enigmas
Que
descifrar
Sólo inhalar
El humo
Del último
incendio.
Trasladas el
exilio
Dentro del
exilio
Polimorfo matinal
Corres las
cortinas
De primavera
atonal
Cambiar el
lugar
Recopilar
límites
Añorar los
huesos
Que apilaste
En un
cementerio de caracoles
Por fin!
Multiplicar
Los restos
poliédricos
“con el
mismo pan de exilio”
El
confinamiento
Abre un fin
Donde no
hubo comienzo
Las ratas
Habitan
nuestras cabezas
La peste
nuestras miradas.
El regreso a
la emoción
Por la
emoción
Se evalúa en
las palmas
De nuestro
fracaso
Como
humanos.
El miedo
abre balcones
Y nos ata a
nuestros cinturones
De gladiadores
desnudos.
Ayer vi
dedos inquisidores
Removiendo
el caldero
De la
estulticia.
Vuestras
conciencias
Son la
coartada
Para seguir
cometiendo
Los mismos
errores.
El miedo no
es libre
Y destruye
cualquier toma
De decisión.
Seguimos
levitando
En nuestros
balcones
Grandes
aguaceros
Dando
vueltas por el lar
Las ventanas
silban
Melodías de
guadaña
Mientras
abren y cierran puertas
Ancianos sin
mar
Nos hemos
mantenido
Distantes de
la realidad
Girando
sobre nosotros mismos
Girando sin
avanzar
Y ahora descubrimos
Que los
aparcamientos
De la
tercera edad
En verdad
son cámaras de gas.
Pese a todo
os digo:
No hay
esperanza en este lugar
Porque el
estúpido miedo
Era y es
realidad.
Las paredes
respiran
Como cada
noche,
Imprecisas
Fuera, el
frío
Desgarra las
hojas de los árboles,
Esteriliza
la hierba de primavera.
Las calles
desiertas
Separan
encuentros fortuitos
De humanos
afanados
Por contar
su tiempo perdido.
Cae la tarde
Mi mirada se
fue de vacaciones
El
ensordecedor ruido del miedo
Se
manifiesta en los salientes
De los
balcones
Como un
precipicio
Retiene los
escombros
De carnes y
huesos exiliados
Hay alambres
de espino
En cada una
de sus miradas.
Delante del
pasillo
Se recorta
el espacio
El jirón de
vacío que deja
Lo utilizo
para repasar
Mi breve
viaje:
Desando uno
a uno mis pasos
Desmonto
una a una las astillas
De las
esquinas
Que
precipitan al inmueble
A una
agitación exuberante
Como una
herida que tira
De mi cuerpo
Hasta
desgarrarlo.
La casa es
La celda
La libertad
existe
Para que la
sustraigan
Mejor es no
tener su libertad
Porque sino
prolongas
La celda
fuera
Y un cierto
hedor
Insoportable.
La casa
colgada
De los ojos
Los ojos
pegados
A la toalla
mojada
La toalla se
extiende
Sobre la
arena del vestidor
Tus cabellos
se enredan
En la mar
iletrada
Y todas
estas imágenes
Al lado de
la cama
Recopilando
el hastío
De la idea
hecha ideología
En una
salamandra
Con el
vientre desnudo
Cubriendo
los gastos
De la
historia propietaria
De lo
inverosímil.
Las manchas
del techo
Emulan el
vacío
Tiras de la
sábana
Para recoger
los frutos
Del calor
apelmazado
Del sueño
Lanzas una
mirada
Adormilada
alrededor
Y contemplas
La trampa
De tu cuerpo
tullido
Sobre una
pluma
Venida de la
inmensidad.
Respiras
Tu aliento
Es el
paracaídas
De tu cuerpo
Aromatizas
La caída
Sobre un
témpano
De hielo
Y recuerdas
Aquel libro
perdido
Entre cisnes
peludos
Y ruiseñores
disecados.
Desayuno
Entre
sarcófagos de cristal
Y noticias
necrófagas
En un bucle
De tumbas
bípedas
Y cenotafios
imperceptibles
La noche no
deja huellas
Magnifica la
trivialidad
Y la edición
de máscaras.
A esa hora
Donde el
jardín se vuelve
Selva
Y tu
habitación
En un
desierto
La servidumbre
Imagina
grabados
Sin paisaje.
Levantaría
una pirámide
Sería una
aventura
Para los
libros acumulados
Entre
cuchillas de afeitar
Y espejos
confinados
“el destino
baraja las cartas
Pero somos
nosotros quienes jugamos” Schopenahuer
La palabra
escribe
Entre
carcajadas
Por delante
de la espera
O el perdido
oficio
De vivir en
frontera.
Por la
ventana
Entra el
olor esmerado
A una cierta
identidad apacible
Nunca pensé
que la enfermedad
Sobreviviera
a un selfie.
Leo que
Bocaccio murió
Por una
insuficiencia cardiaca…
No hay virus
que rivalice
Con la
divina comedia
Y un
Dante
desnudo
Saltándose
el estado de alarma.
La
conciencia
Es la cara
oculta de la luna
Que no
entrará por mi ventana.
Comencemos
por la
Arquitectura
del cisne
Fecundemos
ese vértigo
Bálsamo de
la distancia
Apreciada
por impenetrable,
Entreguémonos
al encantamiento
De una
muerte con salud.
Todo está
listo
Para que
ningún dios
Prevalezca a
mi serpiente
Todo está
listo
A esta
fosforescencia
Bajo palio
de coágulo
Sin asombro.
A este techo
desconchado
Lleno de
cicatrices
Le van
saliendo pestañas
Composición
de flora
Y fauna inhóspita
Celestes
vacíos
Y
misteriosas tribus
Haciendo
picnic en la cocina.
A la gran
desconocida
A la luz que
expande rosas
Al fuego que
clama lluvia
Al pájaro
que vuela sin plumas
Al amor que
añora
El carnaval
sin máscaras
A la soledad
que relame
Un universo
disoluto de estrellas
A los mares
que habitan
Este vaso
vacío,
A tu melena
alborotada
De saqueos
A ti, traída
de este instante
Descuartizado
e inolvidable.
Añoro la
puerta
De esta
plenitud
De espacios
olvidados.
Aquellos que
ignoraron
Incomprensiblemente
La
fragilidad de la vida
Trazan la
línea de la esperanza
En un ahogo
de miedo sin destino
Pasará el
tiempo
Sin respetar
los derribos
Que acumula
la existencia.
Expreso la
brasa
El álbum del
disparo
El aleteo
incapaz
De expresar
la pluma
El espacio
de un museo
Derribado
Andar sobre
pasos momificados
Echar los
pantalones en la hoguera de las
Vanidades….
Es verdad
que la decepción
Dulcifica a
los boticarios
Vertebrados
Que el
turbio relojero
Es
imperturbable antes tantos
Ahogados.
Conté unas
cuantas escafandras
En el cuarto
de baño
Cuando me
ahogaba
El viejo mar
Me sacó del
pozo alicatado.
La casa
muere
Apilando
librerías
Libros
muertos
Abiertos por
la misma página
¡Qué bálsamo
es la lectura
Sobre estos
ojos de conjuros
En un cielo
delirante!
Permanezco
con el azar de la mano
Radiante
embriaguez
De este
cometa que observó
Al astrónomo
orbitando
Alrededor de
la luciérnaga.
Ese valle
que parte en dos
El
dormitorio
Y que
detiene el tiempo
En los
zapatos
Se olvida
del árbol
Que nace en
la almohada
Todavía hay
hojarasca
En mis
sábanas
Esta
primavera se detuvo
En Invierno.
Grabo al
vacío
En la punta
de la lengua
Nostálgica
Ya casi el
espejo
No devuelve
la imagen secreta.
Despertarse
con los ojos
Cerrados
Abierta la
boca
Masticando
el aire escaso
De la
habitación.
Revivir cada
segundo fugado
Antes de
poner pie en tierra
Y engañarte
que esta vez
Este día,
será diferente
A todos los
días muertos.
Sé que no
será así.
Me cepillo
los dientes
Mientras el
café hace vahos
En el espejo
de mi otra vida.
Tiro de la
toalla
Y me quito
el sudor
De otra
noche que jamás volverá
Tú eres lo
que está
Fuera de ti
No intentes
que el suelo
Te sirva de
cielo
Los pájaros
no nadan
Solamente
algunos
Bucean.
Cartografío
la habitación
Voluntariamente
hago
De
arqueólogo y doy con estratos
Que ni
suponía podrían asistir
A esta adjudicación
de nombres contrarios.
Se admiten
vacíos
Titulares de
cuerpos
Muertos
vivientes
Razón: gobiernos
que conceden
Fondos
buitres
Sobre
nuestros cubículos.
El paseo
escalonado
En mar de
furia
El chasquido
de conchas
En un cielo
de latigazos
Se encorva
la pétrea espuma
En láminas
de luz…
La noche
concederá succiones
Corporales
Y altares de
despojos
La pregunta
siempre dormirá
Entre los
párpados
En aquellos
ojos que invictos
Ofrecieron
falsas metamorfosis.
Cuando el
sol sale por la ventana
La ventana
duerme
En la cara
oculta de la luna
Así camina
el tiempo
Entre la
ciénaga de un espacio
Por crear.
Los pájaros
que amanecen
Entran por
la ventana
Sólo uno se
despojó
De sus
plumas
Dejando sus
alas
Entre las
brasas de mis sábanas.
La botella
encuadernó
Mi cuerpo
Las viejas
cortinas
Callaban al
tiempo
Todo parecía
conmoverse
Hasta el
espejo que reflejaba
Generaciones
destruidas
Por el miedo
cómplice.
¡Cuidad del retrato
Antes que
agonice
Y devuelva
enigmáticos reflejos
De lo que no
fuimos!
Mayo
“mata su luz un fuego
abandonado”… Pizarnik
“Tú que eres tal
sólo/una herida en la pared” L.M. Panero
“Si regresa el sol, si cae la tarde,
si la noche tiene un sabor de noches futuras”. Pasolini
“Si lo que importa es que en el fondo
de todo esto encontremos un hombre, sigamos…” R. Bolaño
“Soy un enorme tazón de besos” D.H.
Lawrence
Cuando el
desastre
Sobrevino
Permaneció
una ligera
Inclinación
hacia el olvido.
La
inconfundible
Inmensidad
De tu lengua
benefactora
No volverá
nunca
Más.
Como si
fuera
Una casa de
cristal
Que deviene
en hielo
Así mi leal
patíbulo
De
fructíferas noches
Quemadas en
mis precipicios
Soñolientos
¡Qué
delirios descompuestos
Entre
inexorables conjuros
Y
genuflectos gemidos!
Extraño es
Que la
memoria
Decore las
paredes
De la
habitación
Que el
silencio
Tema a la
soledad
Engastada en
esta puerta
Triturada
Por las
hormigas.
Es extraño
Que al
atravesar la niebla
Del pasillo
concebido
Para vigilar
palacios
Dibuje
paisajes
Cerrando
puertas
Y cercos de
luz.
Bebimos
Columnas
Dóricas
Mesillas
Que
ascendían
Exaltadas
sobre
Frescos
griegos.
Significa
que la historia
Como
crepúsculo
Con los
dados
De un azar
orgulloso
Aparte de mí
Esta
Pompeya.
¿A dónde
vas?
Preguntó el
armario
A mis
pieles.
Hubiera sido
una conversación más
Con la
muerte
Si la
representación
De una bolsa
de basura
No decorase
La
composición
De sirenas
exhibiendo
Sus escamas
dentro
De los
escombros.
Apacigüémonos
El tiempo no
puede
Destruir
nada
A no ser que
la conquista
Vuelva a ser
expresión
De un
anuncio
Sobre una
crápula tumba.
Ni las hojas
en blanco
Ni tu nombre
articulado
Por el
desierto
Ni tus manos
asiendo
Una montaña
de nieve
Ni tus ojos
escrutando
Un pozo
oscuro
Ni yo
Ni tú
Ni nadie.
Se extiende
la naturaleza agraviada
Por el ser
humano
Nos queda la
lectura títulos necesarios
Para releer
entre sábanas sudarios
Aquellos
deslumbramientos
Sublevados
frente a la esperanza
De no ser
sometidos por el barro
Engendrado
por los cruzados
Devoradores
de escalofríos.
Dicen que
ciertos vientos
Devoran
parcas
Que el amor
es un sustantivo
Sin cuerpo
Que a altas
horas
Las nubes
descargan
Corazones
secos.
Un rio
incandescente
Siempre
llena de orgullo
Un mes
cualquiera
Se
apoderaron de todo
Menos de la
Ca
í
da
¿Darías un
estúpido sí
A un mundo
en descomposición?
Prenderemos
una hoguera
Desinfectada
de nombres
Sobre el
vaso de Poe.
Siempre que
Alicia
Mendiga un
manicomio
El espacio
destruye
La
caricatura de la muerte.
Torpemente
se evade
Por la
grieta de mi cráneo.
Poder hablar
en un museo de cera
Fijando un
proposición de Wittgenstein.
Marinar las
babas
En los
cuernos de un caracol
O alargar el
péndulo
Hasta que
Edgar salga de la cueva maldita
De sus
versos.
Siempre ese
pensamiento
Cálido,
titubeante
Cuando el
volcán nos cubra de cenizas
Y aullemos
desnudos
En el hueco
que dejamos.
Murió
acribillado de sombras
En una
cuarentena
Surgida de
la nada
En una
habitación
Retenida por
la flor
Que lloraba
sueños
En una araña
Que atrapaba
niños
Bebidos con
leche tatuada.
La máscara
Se ha
convertido
En
mascarilla
Gran
metáfora
Del
personaje.
Ten piedad
De tu larga
Miseria.
Ten piedad
de
Tu larga
desdicha
Estúpido que
no arañas la tierra
Con tu
existencia.
Idiota que
padeces
La herida
De tu
moribunda
Insistencia.
No hay casa
Que revele
cuerpos
Cuando se
escapan
De sus
paredes, desnudos
Hacia una
grieta abierta
Por la
humedad
La soledad
se come
Al tiempo en
un chasquido eterno
En una
retórica
De
habitaciones vacías
Enumerar las
ventanas
Deshojadas
Y alejarse
del fulgor
Fermento de
macetas vacías.
La casa
vacía
Víctima de
la realidad
La información cubre de musgo
Otra
realidad desconocida
el rumor
apila escombros.
No hay
cuerpos que resuelvan
Este
desconchamiento social
En la
lejanía, sobre el Ebro, se divisa
Una
tormenta.
Dentro de
poco lloverá y humedecerá
El asfalto
agrietado
Por esta
naturaleza desbocada.
Los juegos
de la normalidad
Acontecen en
sus propias tierras
Inestables
Van
cambiando de ciénaga
A tierra
invariable
De ahí
surgen las banderas
Y los
territorios.
Se llama el
absuelto
El absuelto
de fotogramas
O de
enigmáticos despidos
De lo humano
Fue de
cortometrajes
Porque la
vida es intensa pero no “longa”
Concentrada
en la palabra y no en el discurso
Que la
enmaraña.
Ocupo el
lugar
De sus
antepasados
Porque se
vivía ya muerto
Admirada los
descensos
Y la
navegación ocasional
En la fuente
prístina del deseo.
Aconsejaba
dietarios
Y sin
embargo siempre se encontraba
En huelga de
hambres.
Fue capaz de
heteronomizar la vida.
Los nombres
para él eran
Como huevos
duros
Como una
mano sin dedos
Como una
manera distante
De ser él en
una impostura
Clandestina
pero fecunda.
La falsedad
o la verdad
No fueron
problemas
Porque ambas
son ilustradas
“y son el problema
Para
finalizar la temporada
De rebajas”
Se llama el
absuelto
Lo
ejecutaron
En un día de
cuchillas sin afilar
Dentro de
unos labios que sabían a tierra.
Si una
máscara se coloca una mascarilla
¿Dónde
comienza y termina la metáfora?
Sumergirse
Es emerger
Con el
silencio
Detener la
manivela
De la
creencia
Entregarse
A una
embriaguez
De huellas
Por visitar.
Sumergirse
Es ser
conscientemente
Vulnerable,
Enteramente
Frágil
Vivir sin
orgullo
La propia
vida y las ajenas
Alimentar intensamente
La lucidez.
La noche es
corta
Y el día
perfectamente perfeccionable
Cuando
fuimos enterrados
Quisimos
volver
A nuestras
fronteras,
Nosotros,
guerreros del abandono.
Dentro de un
estado de excepción.
Regresaron
los de la cruz
Ya no
supimos avanzar
Hacia lo que
nos quitaron.
Ya nada
importa
De derrota
en derrota
O importa la
leyenda
Que dejemos
al vivir dignamente
Fuera de su
surco
Maquina
funeral
De su
apasionado miedo.
El breve
viaje
Se sitúa
entre una sartén
Salteada por
huevos y hongos
O el coito
interruptus de los balcones
Te levantas
con Hölderlin
Como un
coágulo de crisálidas
Luego se
atraviesa Biedma
Como una
orilla inmóvil
Entre tu
mano
Y una taza
de café leo:
-nos están venciendo
y convenciendo-
Más tarde
Gogol
Presenta su
alma muerta
El barro
huele a azahar.
Valle Inclán
afirma que seguiremos
En el
hundimiento de nuestro delirio…..
Estas
fosforescencias
Decadentes
De infinitos
cercanos
A la miseria
Estos fiordos
de lenguas muertas
Estas lunas
emisoras en un panel
De espaldas
receptoras
Estos
aleteos
De palmeras
entre vuestras caras desiertas
Este
resbalar
Hacia la
pertinencia
De ciertas
secreciones
Este estar
sin más
Lejos del
ruido
Cerca de la
arena
No quiero
nada
Que ate
Solamente el
desnudo de esta cocina.
La vida
terminó con el humano
Y comenzará
sin el humano.
Juntos
Haremos un
museo
Más tarde
Dejaremos
las pieles
Tendidas
sobre los helechos.
No hay
memoria
En los
cuadros de Bacon
Tampoco
muerte
Sólo
destrucción
Y espejismos
De una gran
carcajada
¿Que cómo los mares
No extrañan
el agua?
¿Que cómo
los peces
Se
desprenden de sus escamas?
¿Que cómo la
arena
Ingresó en
tus entrañas?
Supimos del
equilibrio
Cuando
caminábamos
Entre Sirenas
Las Diosas
proveen.
Hubo un
tiempo
En que el
tiempo no existió.
Esos labios
turgentes
En ese
pasado insurgente
Hubo
turbulencias
En el viaje
Casi olvidé
el equipaje
El rio
Utcubamba
Consiguió
los abismos de la habitación
La noche que
vence al sueño
Entre
cucharas olvidadas
Viajamos
solos
Y que yo
sepa
No hay viaje
sin que una hoja
No pague por
su caída.
Viajera de
raíces
Y noches que
sobrevivieron
A un desnudo
del mundo.
No hay acto
de habla
Que no se
refiera
A un
astrónomo
En busca de
abanicos
Estelares.
No hubo
apagón
Ni ventanas
solitarias
Detenidas
ante un paseante
Ni pasos
deslumbrados
Por paredes
embarazadas
Por el paso
del tiempo
Y la dejadez
de los habitantes.
Palpita la ciudad
Enfebrecida
Permanezco
ante esta mesura
De tumbas
verticales.
La piel se abre
En un sudor
masturbatorio
En voz baja
Araño el
cristal
De tus gafas
Mientras
observo
Un caballo
filtrando
El desierto
del mar.
Sé que soy
el mito
De una
identidad perdida
En un jardín
de sábanas y succiones.
JUNIO
“Somos parecidos a esos sapos que en
la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito
de amor toda la fatalidad del universo”. R, Char
“Si regresa el sol, si cae la tarde,
si la noche tiene un sabor de noches futuras”. Pasolini
En instantes
como este
Veo alejarse
a la palabra arrebatada
A sus
dominios.
El
entretenimiento
Es lo
esperado:
Trasladas el
pensamiento
A un museo
de algoritmos.
Los pilares
de la civilización
Se habían
roto,
En verdad
dijeron
Que nunca
existieron
Que son una
metáfora
Del vacío.
Siempre
vendrán a rellenar el hueco
Las mismas
manos
Que tiemblan
de miedo
Con orgullo
Levantando jubilosamente
Sus iglesias
de destrucción.
Las páginas
en blanco
Que
solemnemente saltas
Son las más
repetidas
En esta
exaltación
De
exterminios poéticos.
El mero
ejercicio de respirar
Aniquila el
ascenso
A los
infiernos matinales
Las jaulas
se comen
A los leones
Las charcas
despellejan
Ranas
Y el viento
Despluma
halcones.
El tablero
de lo humano
Se inventa
su propio adversario.
El rugido
del motor
Entra por la
ventana
Cuando las
raíces
Se hermanan
con la telaraña
El polvo en
suspensión
Se adentra
en el sueño
Baila con el
contagio
De un
microscópico cuerpo.
La taza
sobre la mesilla
Escupe
textos sólidos
Como el
cemento que abraza al ladrillo.
Rodea la
habitación
Unas manos
al compás
Del
ventilador
Mueve el surco
del tiempo
Pierdo el
hielo del sueño
En una flor
que arranca
Desesperadamente
la luz
De la última
estrella
Perdida
dentro de la taza
De la
mesilla.
Mordisquea
El cristal
Que saltó
Por los
aires
Por este sol
Torturador
De ventanas
Camina de
rama en rama
Dibujando
muertos
Dentro de
hojas
Alejadas del
fuego.
Se
multiplica
Por los
disparos
Del viento
Alojado
dentro
De las
ranuras
Barnizadas
por sus ancestros.
Vuelve la mirada
A un
reflorecido
Arcoíris
Sarcófago
sin techo
De un cielo
Sanguinario
Inmensa
biblioteca
Del
silencio.
Necesito una
ruina
Sólo una
ruina
Para
convertir la superficie
En su
hábitat.
Yo me
distancio
Tú me
acercas
A esa cerca
que es un yo sin partida
La lluvia se
desata de las nubes
Golpea la claraboya
-Ojo que
saborea
Las
tonalidades del interior-
En
desbandada hienden
Herméticamente
las máscaras
De los
inquilinos
Más allá del
brillo
De este
universo de escaleras
Carnívoras.
Después de
levantar
El polvo de
las hojas
La época que
nos ha tocado vivir
Deviene en
una lenta
Y amarga
madrugada.
Tras un
traspiés
En una
escalera de hierro
Cartago se
levanta insolente
En mi
cocina.
Dicen que
fue el primer genocidio
De la
historia.
La cazuela
con los macarrones
Incandescentes
Preparan su
catapulta.
No dejo de
quemar
La historia
ni tocar
El sueño de
aquella
Mirada
asesina
Cuando voy
contando
Uno a uno
Los
excrementos que dejaron
Su
estruendo.
Las gotas de
pintura
Que sobran
de las paredes
Apuñalan
horizontes
Y tienden
espirales.
Las olas
surgen
De mi cabeza
Van haciendo
huecos
En el cuerpo
frío de la arena.
Las montañas
que crecen
En mi tejado
Me dejan
valles
Debajo de mi
cama.
La calle
llama a la puerta
Trae debajo
del brazo
Adoquines
perdidos
Y puntidos
abiertos
Que arrastró
la lluvia.
El jabón
discurre
Malhumorado
irreconciliablemente
Con mi piel
aprendida
En este
curso intensivo
De primavera
acompasada.
El agua
tropieza
Con mi brazo
que asciende verticalmente
Sobre estos peldaños
contradictorios.
Continúa la
interrupción en reposo
Del remolino
y del contorno
Ceñido a la
roca
Diez mil
habitantes
Confinan el
silencio
Entre calles
vacías
Repletas de
cuerpos
La geometría
de la carne
Se vuelve
olvido
Cruzan sus horizontes
De miedo
En un
encuentro perpetuo
Hacia el
aniquilamiento.
Las calles
duermen el sueño de los muertos
La pérdida
ahonda
El desastre
de la quietud.
Respirar sus
pieles
Es un
ejercicio de amargura
En este
transcurso frágil
De memorias
en construcción.
Porque la
luna siembra el camino
De cadáveres
Porque lo
inerte
Vence a las
orquídeas
En una danza
de evasiones
Porque la
costumbre
Talla de
servidumbre
El esbozo
De la
desaparición
Porque el
viaje llega a su fin.
Siempre que
doy un paso
Hacia
adelante
La espalda
retrocede
Y reemplaza
al anciano
Que fui
Nada que es
valioso
Se queda
atrás
Día tras día
El tiempo
nos da la espalda.
Desde lo
alto
Del tejado
Los cuerpos
Se extienden
En una danza
Cansina.
No conviene
Que el miedo
Cree otra
identidad.
Recuerda la
tormenta
Arrastrando
las lecciones
De nuestros
sueños…
Tal vez lo
que nunca
Pudimos
observar
Se encuentre
presente
Dentro de
nuestra bolsa de basura.
Cae la tarde
Los pájaros
adosan las casas
En sus
nidos.
Algún día
abandonarán la mía
Sin
aspavientos
Como viene
el verano
Y luego el
otoño y el invierno.
Como
pasan los años
Y se pierden
los días
En esas hora
no intervenidas.
Dicen que es
un principio
Y un final
Simplemente
otro ciclo.
Nada mejor
que un diálogo consigo mismo
Para ser
dueño de tu esclavitud.
Revolotean
con sus alas
El espacio
dormido
Me pican por
todo el cuerpo
Creen que
soy un gusano agradecido.
Enamorarse
de algo
Es una huida
de nosotros
Un
vaciamiento de nosotros
En
definitiva
Un miedo a
nosotros
A
soportarnos
Y
reconocernos.
Esa
excedencia
Ese exceso
comienza con una carencia
Y acaba en
una carencia.
Baja y sube
Sube y baja
Todo está en
subasta
Hasta la
vida se traspasa!
Pregonaba el
sumergido
Inútilmente
deshilachada
El lienzo de
la realidad
Y a sorbos
recogía
La escarcha
de la ebriedad.
Sube y baja
Baja y sube
El que no
tiene mirada
Traslada el
silencio
A las
palabras
Y enmudece
en la charca.
Sube
Baja
Baja y sube
Como una
araña atrapada
En su propia
telaraña
Tras
estrellarse
En el
cristal de mi ventana
Icaro perdió
las alas
Y
devino araña.
Desde
entonces
Atrapa
sueños
Con el hilo
de Ariadna.
Pisar el
asfalto
Arrancar el
paraíso
En una barra
de pan
Perfeccionar
el paisaje
Y levantar
la piedra
Una y otra
vez
La misma que
oculta
El vacío y
el ruido
De nuestras
vidas
La misma que
enloquece
En los
límites
De nuestra
miseria.
Sísifo no
puede
Aplaudir
Bastante
tiene
Con tirar la
piedra
Y esconder
la mano
Gente
corriendo
Persiguiendo
sombras
Sobre un
círculo de horizontes
Remando en
un mar inhóspito
El azul
desborda el espacio
El turquesa
amamanta
El silencio
de la espuma.
Lucha de
clases
El blanco no
es blanco
El mar no es
mar
El cielo se
estrella
En la mano
Y la
estrella apaga
El
firmamento.
En la arena
Cantan las
caracolas
En la calle
las amapolas
Se cansan se
consumir
Miradas
apesadumbradas
El barro
aplasta cuerpos
En los muros
invisibles
El trato
está dispuesto.
Mañana no
volverá
Se habrá ido
como se van las palabras
De tiza
En una
pizarra de agua.
Las calles
vacías
Aplauden a
los humanos
Las calles
tejen
Grietas en
el asfalto
Las calles
susurran
Voces de
silencio
Las calles
caminan
Con los pies
cansados
Las calles
callan
Bajo un
cielo atormentado
Las calles
agonizan
En cuerpos
olvidados
Las calles
vacías
Aplauden a
los humanos
Las calles
callan
Dentro de
los quirófanos.
La tierra
late
Se esfuerza
en entender
El
soliloquio de la servidumbre
La tierra
late
Cual caserón
Al acecho de
una reverencia
Embalsamada
por la ardiente
Bruma de
huesos sostenidos
Por un
tiempo sin moraleja
Sopla el
viento
Sobre el
tendido eléctrico
Balancea la
demanda
De gritos
En el
mercado de astillas
Y penas
La oferta es
una bolsa
De heridas
Donde Sísifo
aprende
A hablar con
la piedra.
Una palabra
Una sola
palabra
Perenne
Esperando un
verano de ratas
E historias
Paralelas a
la prohibición
Lo terrible
permanece desterrado en el aplauso
Las calles
duermen
Entre el
perfume de cadáveres
La ruleta
precinta
Cuerpos
A sabiendas
que la tierra
Ya está
abonada.
Como es
sabido
Ya nada será
igual
Porque nada
fue igual
Ningún
despertar es igual
Ningún
desayuno es igual
Ningún acto
cotidiano es igual.
Si aprecias
el instante
El círculo
se abre
Hacia las
disfunciones perversas
Olfatean los
pequeños rituales
Reinventando
cada minuto
El espacio
no habitable.
Siempre
ocultamos
Con palabras,
con conceptos
Con ruido
Siempre os
ha dado miedo
Ver que todo
es lento movimiento
Siempre
habéis dado la espalda
A la
existencia
Sostenida
por un témpano invisible
Que zozobra
entre lejanas huellas
Adivino una
casa
En derrumbe
Dentro de
contenedores de basura
Con las
bocas abiertas
Preparadas
para el saqueo matutino.
Adivino
cuerpos desollados
Entre la
maleza aterrada
Preparados
para la apelación
De sus
cubículos sordos.
Adivino la
adivinanza
De una vida
cansada
Preparada
para arder
Entre tanta
materia orgánica
Adivino el
silencio del rio
Trasladando
los abrazos que perdimos.
Rasga la
piedra
Con sus uñas
de cristal
Extrae
cuerpos.
El retraso
del día
Parece una
victoria sobre la noche.
Recoge el
descuento
Que el
viento ofreció
Entre esta
bruma
Entregada a
los placeres
Ligeramente
cotidianos.
Estos días
fragmentados
Descansan
arrastrados
Por el
murmullo del mundo
Y se funden
una y otra vez
Entre la
rueda enredada de la vida.
Mientras
acicalo
El frio de
las sábanas
Va pasando
un funeral
De hormigas
Solidificado
en mis entrañas.
En pleno
siglo veintiuno
Cada uno no
es uno
La memoria
nos lanza
A un
laberinto sin memoria.
Nuestros
cuerpos lagorítmicos
Ocultan los
caminos
Que no
supimos transitar.
Si cada vez
que cuelgo
La ropa en
la cuerda
Se
tambalease el tiempo
Haría una
colada diaria
Con mi piel.
Centrifugaría
a este huésped
Que
extrañamente se apodera
De estos
pequeños rituales
De
supervivencia.
Quisiera ser
calle
Una calle
que recopila
Miradas
inflamadas
Y el temblor
de los adoquines
Que ignoran
la dirección del torrente
De barro y
su grito.
Ruedan los
cristales rotos
Impelidos
entre cenizas
Y voces
interfectas.
Resuenan
incesantes
Las
direcciones que no supimos elegir.
Y aún así,
descalzos,
Contamos los
pasos
Que nunca
nos acompañaron.
Abre su boca
Como abre su
cuerpo
Como una
maleta
Llena de
hojarasca
Cuando los
árboles arañan
La tierra.
Cuando
persiste un cielo
Fracturado
Adonde va
siempre
La primavera
procaz y efímera
De nuestra
infancia.
Si fuese
nieve insistiría en el espejismo
Del desierto
Comprobaría
que la geometría
Es una ilusión
Que en
ocasiones hay un refugio
En la huida.
Tal vez nada
hay
Que merezca
la pena
Que perezca
de pena
Tal vez en
el ejercicio
De la vida
Prevalezca
ser polvoriento
Animadamente
residual.
Como
aletargarse
Dentro del
sol
Patética
lección de luz
Principio
que desprende
La prueba de
la inexistencia
De un
interruptor
Las motas de
polvo
Calcificadas
por el tiempo
El despertar
a una viva
Ya vivida.
La estatura
de tu cuerpo
En un perfil
geométrico
Herméticamente
entrópico
Todo tiende
a un desorden
Coleccionado
por la devastación.
A un
desorden que al lanza al tiempo
A un pálpito
Por las
laderas celestes
De tu
habitación.
No hay
piedra
Que trate el
veneno
Del humano.
No hay
palabras
Para
descifrar
Esta
aberración
Del gran
depredador
No hay
espacio
Que delimite
Estos
contagios en conserva.
Nació sombra
Para convertirse
En una
extensión
De la
materia desordenada.
Primero vino
el miedo
A su propia
cesura
Luego un
golpe seco
Que lo
condujo a la esperanza
De seguir
mintiendo.
Es exquisito
quebrarse
De par de
mañana
Acostumbrarse
a lo efímero
A contar los hilos
De tus
cortinas
Es
sorprendente….
Como tapiar
un territorio
Antes de que
haya espacio
Y así sigue
deambulando
En
zapatillas de andar por casa
Sin tan
siquiera saber sus límites
Coleccionando
dimes y diretes
En un
discurso que se antoja
Desmemoriado.
Trazas un
continente
Con la punta
de tus dedos
En el balcón
de tu casa
Hueles el
rastro
Del último
confidente
Abres los
ojos
En el último
hueco.
Sólo te
queda respirar
Te dije que
si miras no crees
Que en ese
mirar se muestras
Lo cercano
De esta sima
que es tu cuerpo
Y tu
existencia.
Que la
creencia es un desquitar
Cuerpo de
cuerpo
Que es miedo
de mundo
Invisibilidad
que sostiene nada.
Huida por lo
que significan las palabras.
Te dije
adéntrate en los placeres:
Toda entrada
tiene su salida.
Incandescente
la taza
Recoge otros
labios abrasados.
Las nuevas
amistades
Decoran la
escena trivial
Frente a un
mostrador
Que separa
el tiempo de la vida
O el espacio
de la muerte.
De fondo se
escucha una suave
Melodía
Que compite
con la arritmia
Del corazón
Y un
decorado embotellado
De cuerpos
que nunca serán
Descifrados.
Jamás la
noche convocó
Tanta
plenitud decisiva.
El sol
prolonga la sombra
Del tejado.
Parece ser
que las tejas
Añoran para
lo que fueron hechas.
Sin sol no
hay sombra
La sombra de
la luna
Es más
difusa y por ello más perfecta.
Es aleatoria
como las tejas
Cuando
buscan su función
En la lluvia
O en una
tormenta
De ramas.
No hay
entrada
Sin salida
Cuando abres
la puerta de tu casa
Y la cierras
Tu entrada
es tu salida
Palabras
diluidas
En tazas de
café de cristal
Dedos
guillotinando manicomios
De
diferentes tonalidades
Orgasmos
periféricos y muñecas
Decapitadas
masturbándose
Tras las
cortinas
Inhalo
cerebros que murmuran
Imágenes
dispuestas a borrarse
Presumiblemente
sin ninguna dirección
Ahora
tenemos
Las
sentencias de aquellos
Que
extendieron al debilidad
De la
materia
Aquellos
fundados de la marcha
Convertida
en sangre encendida.
Exfolian cuerpos
Y tiritan
ante un cuerpo desnudo
Así es el
apasionamiento
De los que
confundieron el sol
Con el fuego
dedicado al artificio de la guerra.
“La
aparición de estos rostros en la multitud;
Pétalos en
una rama oscura y húmeda” . Ezra Pound
Latentes los
ojos
Comienzan a
andar
En un bosque
de lenguas
En cielo de
azar
Humano que
callaste
Humano que
alzaste
Humano que
caíste
Latentes los
ojos
Comienzan a
nadas
En un mar de
bocas
En un suelo
por crear
Humano que
caíste
Humano que
alzaste
Humano que
callaste
Latentes los
ojos
Comienzan a
descifrar
Un bosque de
lenguas
Un suelo por
crear.
JULIO
“No tengo amor por los hombres sino
por aquello que los devora”. A. Gide.
“Atiendo a todo siempre soñando.
Somos dos abismos
Un pozo mirando al cielo”. F. Pessoa
“Es el tiempo de la peste cuando los
hombres dementes lideran a los ciegos”. Rey Lear
MISCELÁNEA DE LEJANÍAS
Estás tan
lejos
Que sólo
recibo
La luz de tu
existencia.
La parte
visible del hueso
Que extrae
el sol
De las
montañas.
El mar
desaparece en el horizonte
Y reaparece
en el atardecer.
Como los
cisnes patrullando
En pateras
recogiendo lo que queda
De las
últimas olas
En una marea
que les conduce a la impostura.
Los cuerpos
arrastrados
Por un sol extinguido
Desapareciendo
tras los perfiles de cristal
De una
milenaria sierra
Inhóspita a
nuestros ojos.
Ya se
organiza
La piel en
otros cuerpos
Ya la arena
Recopila sal
Para dar
otro mar
Ya las
palabras trocean el silencio
Para seguir siendo
Animal de
compañía
Ante el
hecho de la soledad
Ya el tiempo
Es un simple
comentario
En el
reverso de este atardecer….
En la arena
de junio
Una joven
sonríe
Recoge
conchas
De la
infancia
Suspira por
el barco que naufragó
Entre los dedos
De su madre
Recuerda que
el hueco
Que dejó la
lluvia
Precedió a
un día soleado
A ese sol
que invadió
El azul de
aquellos días grises.
Desde el
cristal
Que dejó la
ola
Contempla la
ciudad hundida
Hay cuerpos
atrapados y un desierto sumergido
Nada en la
desconfianza
De que tal
vez sus brazos
Ahoguen la
mirada
Que sostiene
al mundo.
Nada
distraído
Señalando el
olvido de aquel lugar.
Cernuda
cierne las alas de Lorca
Lorca es
sangre de tierra
Cernuda
hiriente de cielos
Entrañables
abrazos de poemarios
Que
circundan a los muertos,
Entrañable
el desfile
De cuerpos
atados
A aquella
luz
De una
estrella que desapareció.
Esa luz que
no esconde la oscuridad
Repite la
oscilación
De un ocaso
que vendrá.
No está
Quizá el
tiempo.
Tal vez la
oscilación
Te lleve al
ocaso de la metáfora.
Tal vez en
el perfil de la colina
Se hallen
nítidas
Tus
desapariciones.
Cierra la
arena
La puerta
del mar
Abre la ola
El aluvión
del río
Que arrastra
uno a uno
Las huellas
a tus dedos.
Respira la
alianza
Entre el
barro y la huella
Compañera de
horizontes
Compañera de
soles imprevistos.
Es la
palabra
La que
cierra la boca
Es el
silencio
El que emana
de una botella vacía.
El cristal
hace transparente
A la luna
decreciente.
La barra del
bar
Golpea las
sienes.
Bebo tus
pies
A fuego
lento.
Inventariar
tu cuerpo
Requiere de
tiempo
Y yo no lo
tengo.
Al abrigo de
la noche
La mirada se
vuelve rosal
Entro
desnudo al descubrimiento
Del cuerpo.
Todo es
solemne
En este
enjambre de muertos
Hay eclipses
que proporcionan
La ceniza al
resplandor.
El cuerpo
decae
El viento
realiza esculturas.
Atravesar el
aire
Con tus
labios
Persistir en
la desaparición indomable
Entre
paisajes categóricos
Y un servil
error
Que es cera
en el ocaso.
Afrodita
cerró la música
No llegó al
ocaso
No hay
peligro
De una
sobrecarga de luz.
El lenguaje
congela
Todo lo que
no nombra
Será que el
deseo
Es quietud
en ese laúd
Que le falta
a esta escritura.
El agua
cuando te mira
Se ahoga
La tierra
requiere
De espacios
El cielo es
tu cuerpo desnudo
Araño las
nubes
Desde
entonces…..
Hay peces
que saltan vestidos
Sobre la
arena
Hay olas que
olvidan
La memoria
de la espuma
Hay labios
pendientes
De la roca
que desnudan mi boca
Y organizan
tu espalda dentro del mar.
Hay una vida
en una cama de conchas
En un
atardecer de pleamar.
Colgada la
maceta
Retiene las
nubes
En la planta
que dispone
De pies
Arranca la
cintura
De barro
cuando
La lluvia se
adentra
En la
geometría
Invariable
de sus ojos
Llora dentro
de la tierra
Y recoge las
desconchadas paredes
De mi piel.
Recordé que
la luz
Entiende de
música
Que tal vez
el dorado de la ciudad
Sea la
astucia de los cristales.
Este
desierto de alquitrán
Dignifica
los nombres robados
A aquella
isla sin aventuras
El valor es
una abrupta carretera
Sin
semáforos
Una falsa
palabra
Que habita
este gran charco
Sin
gaviotas.
Las calles
Sin muros
Los
surtidores
De neblina
Sin caballos
La edad
pendiente
De una
mirada
Sin atisbo
de tiempo
Cerrar la
calle
Dentro de tu
casa
Y desconocer
que el tesoro
Se esconde
en tu isla.
Hablan los
lobos
En un oval
espacio
Dentro del
armario
La sal
sórdida
De una
vulgar arquitectura
La sucia
derrota
En el
estucado de la historia……
Consolé al
amor
En una silla
eléctrica
Donde la
hospitalidad
Vuelve entre
caricias.
Perderé en
la derrota
Vaciaré mi
cuerpo
De
firmamentos ceñidos
Al ciprés.
Plataneros
Y los
relámpagos
En las
raíces
Una
horizontal realidad
En una
belleza que desvanece
La claridad
de mi cuerpo materia
Detrás de
los libros perdidos
En una
negación de cunas.
Llueve
Alguien
cuenta las gotas
Mientras
otros escriben
E inventan
relojes que no dan las horas
Mi casa es
un hostal
Para las
polillas
No hay
humanos que tracen caminos
Hacia mi
cocina
Transcurre
el espacio
Y se detiene
la extensión
No fue para
tanto la ilusión.
Construir
casas
Para
destruir espacios
Los aplausos
se comen las manos
Los dedos
señalan.
Veo las
grietas
De las
baldosas.
Saltaré
sobre mi vida.
Nacer, morir
Volveremos a
la incertidumbre
De respirar.
La pared oyó
los pasos
La balanza equilibró
las palabras
No hay
sonido que amortigüe
El grito del
remolino.
Cerró la
puerta
Y nada dejó
atrás.
Se oían sus
pies
De juventud
precipitándose
En una
hermosura de huesos
Pegados a la
carne.
Una araña
debajo de la ventana
No tiene
dirección en esta orilla
De cuerpos
desnudos.
Realmente el
día
No tiene
prisa.
Hay aroma de
tomillo.
Nuevamente
la llama
Colorea el
marfil
En una
disposición de manos cortadas
Por el
viento.
Nada digo
que el olvido
Recogía
noches y raíces
Cuando
florecían tus manos
En la luz.
Y aquí
estamos
En este
desarrollo de líquidos
Arrojados al
desierto del tiempo.
Hicimos
picante con el espacio
Sin avisar
que la hoguera
Caía sobre
la noche
Heredera de
ráfagas vegetales.
Enciendo el
fuego
El vaso está
lleno
Mi boca seca
Se acerca a
la ventana
El camino
del cristal
Es
inexistente
Atrapo una
mosca
Y dejo mis
alas a secar.
Siempre he
respirado
Hacia dentro
El calor
lucha con el tenedor
Recoger
pieles
Y atornillar
cuchillos
En mis
venas.
AGOSTO
“El descenso nos llama
Como nos llamó el ascenso”. W.C.
Williams
“Todo es una trampa en este mundo
cubierto de palabras” Marthe Robert
Los huevos
en la sartén
Hacen añicos
a este minuto.
La rueda del
tiempo
En una clara
incombustible
Las horas
bailan con los cuchillos
Nado en un
mar ignoto
Siempre se
acercan los peces
A esta
descomposición.
No esperaba
Mi regreso
sin cuerpo
Cuando el
suelo se subía por las paredes
Y el techo
extraviado
Ejercía de
cielo
Llegué
sorteando
Las arañas
del corazón
No hubo
labios que cerraran la puerta
Ni puentes que surcaran
Las avenidas
de tus ojos.
Imagínate
una ventana
Que cierra
el aire
Imagínate la
luz
Que atrapa
sombras
El cansancio
añade
Una grieta
en tus sueños
La vida es un
suicidio lento
De la
biografía
Llegué tarde
a mi nacimiento
En una
primavera sembrada
De
inviernos.
Un patio sin
nadie
Dentro de un
retrato invalidado
Otras
sábanas cubrieron mi cuerpo
Yo padecía
la cuenta atrás
En un fingir
de postigos
Descansando
entre unos dedos.
Quedaban
palabras
Cuando subía
el sol
Por las
paredes
Desvanecido
Arrancando
los abismos
De mis ojos
¿Qué cuadro
soporta el frío de un poema?
Cuando un
cuerpo envejece
Realiza la
quiebra
Del tiempo
Se adentra
en una montaña vacía.
Luego ver el
mar
Acariciar
Tus ojos y
cobrar
Las olas
Que vienen y
Van
Y
No más
Ni
Menos
Que la
espuma
Acaricie
nuestras pieles.
Son mis
labios
Vacíos de
palabra
Enhebro el
tejido
De mi piel
En mi espalda.
La mano
Soslaya
El vacío de
la membrana
Pero la
mirada sostiene.
No soy
No estoy
¿Será que la
gravedad del cristal
Es ser
transparente?
En la cara
se aprecia una fotografía
Sus ojos
describen los focos de la niñez
Cuando los
pájaros volaban sin alas
Y sus manos
acariciaban el frío de la vida.
Al final el
amor vino por ráfagas
Como el
viento que golpea su pelo gris.
Un dorado
sol perdido en el desierto.
La palabra
fina
En una calle
repleta
De cuerpos
henchidos
Por el calor
Golpea la
lujuria
Entre
espejos estúpidos
Colonizando
los adoquines
Tan
desalojados como siempre.
Tal vez la
conversación nocturna
Repleta de
arlequines, llene el agujero
Que dejan
las farolas
Al paso de
la luz.
Detrás de
esa playa hospitalaria
Se encuentra
mi cuerpo
Devorado por
conchas carnívoras.
Tal vez
desconfíes de mis restos
Cuando se
conviertan en arena
De otra isla
desierta.
El mar se
escapa de las olas
Las olas
comen peces
Mi cuerpo
húmedo se adentra
Entre la
espuma.
Busco la
mirada
Que un día
cerró labios
Y abrió
colinas
Sobre la
superficie
De un
cristal de Murano.
Hay
cristales
Que buscan
en mi respiración
Hay
calaveras que sonríen
Detrás de un
vaso
Hubo huesos
Que
recompusieron
Ese cuerpo
Que escapa
de la sed
De otro
cuerpo
Decir te amo
Con una mano
Decir te
quiero
Con un
quiebro
Decir tu
nombre
Con mi
cuerpo repleto
De
tentaciones.
La casa se
comió
A la roca
Oigo el
chasquido de los dientes
Por la noche.
La vida me
piensa
Y yo la
siento irse
Sobre un
descampado
De amapolas
Disimula la
noche
Entre
estatuas de hierba
Cierro el
grifo
Y me
encuentro perdido
Sin cuerpo
en otro cuerpo.
Al fondo
Una lágrima
Se vuelva
mar…..
La ruina
mañana
Será
arquitectura
Los dedos
No tienen
fronteras en la mano
La mano
No tiene
fronteras en el brazo
Los brazos
No tienen
fronteras en el cuello
Mi cuerpo
No tiene
fronteras.
Cuando
escribo tu nombre
Borra el mundo.
El rio huye
De sus
orillas
Cada gota de
agua
Se emancipa
en forma de nube.
Cuando
llueve el cauce del rio
Se convierte
en piel
Debajo de
ella
Un cuerpo
intenta sobrevivir.
Desde la
ventana observo
La palabra
que va coja
Entre tantos
cuerpos laminados
Todo se
precipita
Hacia la
gran indecisión
De los
personajes
Las máscaras
ya no sirven
No hay nada
que ocultar
Pero siguen
a la deriva
De que algún
algo cambie
Para que sus
vidas
No sean
golpeadas
Y devoradas
por el mito de la esperanza
Es inútil
La vida se
apaga
Y se
enciende otra
Entre
movimiento circular
No entiende
de morales ni de ídolos
Olfatear en
silencio
Este
silencioso devenir
Hace que el
sentido
De cada acto
no espere a nadie
Lo inefable
de un epílogo
Es que sea
prólogo
De un
encuentro sin capítulos.
Sin más
Los peces
lloran
Salitre
Las olas
retiran
El mar
Y mi cuerpo
Contempla un
horizonte
De un sol
que padece
De
horizontes.
Veo cambios
En mi cuerpo
Es un
despellejo
La vida es
clara
Y evidente
El tiempo no
mira a los ojos.
No hay vacio
Sin espacio
Ni presencia
Sin ausencia
No hay miedo
Si no
esperas nada
Siempre el
cristal
Abraza la
ventana
Siempre la
ventana
Abre y cierra
Lo que hay
dentro
Con el
afuera
Los pilares
que sostienen la casa
No se ve.
Respiro y el
silencio
Forma mis
latidos.
Señalo y el
dedo
Amputa al
tiempo.
Recorro mis
pies
Con el suelo
Y es mi
cuerpo
El que se
extiende
En este
adentro
En ese
afuera.
El camino
del agua
Es una
grieta sin palabras
Viajar entre
las olas
Donde los
fondos son de nácar
Y la arena
de plata.
Es un
esfuerzo inútil
Nadar en la
tierra yerma
Y descansar
dentro de un volcán apagado
Pero a pesar
que el final siempre está ahí
Inauguro
principios sin motivos
Y me embarco
Sin
nostalgia en una playa vacía.
Las
caracolas
Juegan con
las nubes
Y las nubes
con las estrellas
Hay torsos
desnudos
En este
atardecer en vela
Detrás de
las rocas
Los
acantilados lloran
Cíclopes y sirenas
Duerme la
sal
En mi boca
Entre
corales crujientes
Y gusanos de
seda
Las niñas
buscan ojos
En la oculta
cara
De la tierra
Parte la
barca
En un mar
sonámbulo
Donde la
luna emerge
Tranquila y
serena
El azul
celeste
Juega con el
violeta
La fiebre del
oro
Se quedó en
la arena
En esta
playa desierta
Las olas
acompañan
A la espuma
muerta
La ciudad
duerme
En un
eclipse de luces negras
Quienes aman
la vida
Nada
esperan.
El cántaro
viene
Y el agua se
lo lleva
¿Dónde vas
niña
Perseguida por
las estrellas?
La sombra de
tu cuerpo
Araña la
tierra
Corre corre!
No dejes
huellas!
Tus pies de
cristal
Lloran
piedras
El cántaro
viene
Y el agua se
lo lleva
La sombra de
la niña
Teje
estrellas.
Buscador de
búhos
En una
ventana
De Marruecos
Fui ligero
de ropa
Con una
maleta
Llena de
estrellas
Me perdí en
tus ojos
De luna
llena
Casi lo
efímero
Se convirtió
en eterno
Unos dedos
en mis ojos
Un pálpito
en esas paredes
De tierra
Luna sin
embargo sol
La raíz del
árbol en mi pie
No tengo
dedos
Para contar
los muertos
Que me
acompañan.
Búho y
alondra
En un mismo
ser
No hay
balcón de los sueños
Al amanecer
Búho y
alondra
En un mismo
ser
Mi niña
tiene un vestido
Color verde
pastel
Búho y
alondra
En un mismo
ser
Mi niña
tiene un vestido
Robado por
un mercader
Búho y
alondra
En un mismo
ser
Dime mi niña
¿Dónde está
el mercader?
Búho y
alondra
En un mismo
ser
Ni alondra
ni búho
Quiero ser.
Cantan los
caballos
En el frío
cristal
Los gusanos
traumatizados
Escancian
codeína
Zozobran en
el verde de sus ojos
Fuera, entre
las cortinas negras
Reptan
animales
Sus
extremidades ardieron
Dentro de mi
cazuela
De caracoles
El agua
pálida se bebe
El espejo
Insondable
reflejo
De un
mediodía que proyecta
Soles
vagabundos.
No hay
inframundo
Debajo de
sus pies de bailarina.
No hay
plazas sin tiempo
Ni mesas que
mastiquen
Cuerpos
roídos por los ratones
Relinchan
las palomas sin alas
Y el viento
aplaza
Las velas de
un viaje
Carcomido
por la esperanza.
SEPTIEMBRE
“en un granero donde me encerraron a
los doce años conocí el mundo”
A.Rimbaud
“Estamos en el
Centro del mundo
Ahora estamos cerca
Del río….” R.Queneau
Del jardín
sólo quedó el rastro
De los lobos
Y una cierta
turgencia
En el cielo
Las flores
desertaron
Como deserté
De mis pensamientos
y del paisaje
Que
circundan mi cuerpo.
El
ventilador cantaba ópera
Hasta que la
nostalgia
De mis gafas
Me obligó a
un deslizamiento
Hacia la
ceguera.
Áspera
lluvia
Que
convierte
Mi sudor
En espanto
Ruinas
perdidas
Que
conservan en hielo
El camino.
Nosotros,
los de la azotea
Consumimos
estrellas
Asfaltamos
cielos
Un nido
expuesto
En el calor
de la teja
Paseas
extendiendo
Tu cuerpo
sobre la hierba
Respiras
otros cuerpos
Y las
miradas se pierden
Entre los
árboles
Tal vez,
cuando te abraces
A las raíces
La compañía
no sea necesaria
Tal vez, un
atajo
En ese
infinito inocente
Calme la sed
de la noche
Y no habrá
cuerpos
Que señalen
tu desaparición.
La palabra
se cansa
De subir escaleras
Las arañas
tejen
Ropa en la
maleta
Dentro de tu
boca
Una
serpiente repta
Por
conseguir una chaqueta
El frío se
pega en la silueta
La ola
realiza una pirueta
En un mar
cansado
De llevar
corbata
Y la
bragueta abierta
La palabra
retrocede
En techos de
maleza
Una música
de fondo
Dibuja pozos
Y recoge
dedos
De muñecas
muertas.
Hay una
mancha
En el cielo
Las raíces
imploran tallos
No hay soles
Que beban de
mi néctar
El silente
frío
Recoge
huellas
Cuando nieva
en verano
Las hormigas
deletrean el abecedario
Las piedras
vuelan gravemente
Siempre
caigo en la tentación de ser pájaro
En mi mano
de arcilla.
Luego el
tablero
Consume las
fichas
Tiempo para
la vida
Tiempo para
la muerte
El tablero
se inventa otro juego.
En este
instante
Soy inmortal
Cuento
gaviotas
Sumergidas
en el mar
También
cuento
Granos de
arena
Dentro de
conchas vacías.
De vez en
cuando
Divido un
barco fenicio
Junto a un
elefante cartaginés
Andando
sobre las aguas
Es cuando tu
mano
Tiembla en
el abismo
Señalando el
horizonte
De un sol
iluminado
Por su
pérdida.
Desaparecer
Me crece la
barba
Miro a un
espejo
Que no es
mío
Fumo un
cigarro
Y veo una
pinza
Colgada en
una cuerda
Deberé de
colgar mi piel
Quizá la
mirada
Resuelva al
ojo que no ve.
El rio es el
desnudo
De la
infancia
Cuando abro
el grifo
Las raíces
de los quejigos
Se confunden
con el agua
Y cubren mi
rostro
De hojas y
bellotas.
Mi casa es
un barco
De roca
Todas las
mañanas
Naufrago
entre el oleaje
De paredes
que sostienen
El vacío que
el suelo derrocha
Hablo entre
ruinas
Y estancias
que escuchan
La risa de
una mujer
La pérdida
de un abrazo
La escoba
que busca
Un recogedor
dentro del fregadero.
Mi vida es
una fotografía huérfana
El bombín de
la puerta
Perdió las
llaves.
Las cenizas
del jardín
Recopilan
las hojas
Entre chopos
de ensueño
Y quejigos
depuestos de estopa
El muchacho
juega con el fuego del rio
Las hojas
desordenadas
Ahogan su
sueño
Llega el
otoño
Un otoño
coleccionista
De rincones
muertos
El muchacho
bosteza
Cisnes y
lagartos
Corre por la
orilla de un rio seco
No hay
lección de vida
No hay polvo
que suene a melodía
El rincón de
la hiedra
En una
infancia de piedra
Las cenizas
del jardín
No hay agua
ni cuerpo
Ni tan
siquiera recuerdos.
Amanece
Y la luz se
mece
En mi mano
Arranco
telarañas
De mis ojos
Y me seco el
sudor
De la luna.
Dicen que el tiempo
Cuando te
despiertas
Se paraliza
Ya que el
tiempo no existe
El espacio
lo reemplaza
Durante tu
largo sueño
Ver y tocar
Para luego
ocuparse
De
sobrevivir
Parece
grosero
Pero es la
nada
Que no
asiste.
¿Qué quieres decir cuando dices….?
La respuesta
se encuentra
En la
antesala del término
O que
Minotauro
No se
confunda de laberinto.
Amanecí rodeado de tus pelos
Las sábanas ejercieron de anfitrionas
Nada subraya en el suelo
Cuando una ligera bruja
Se detiene en un pelo
Olvidado en la alfombra
Es de noche todavía
Los gusanos del jardín
Recogen cuerpos trenzados entre las raíces.
El sol amaña bostezos
Todavía quedan cosas por hacer
Como envejecer
Y mirar los posos del café
Habitar el corte de un cuchillo
Cuando intenta separar
Mi piel de su cuerpo
Velar amaneceres en descomposición
Y trasladarlos a la pared
De un alba que se asoma
Silenciosamente en el don de la ebriedad.
Todavía quedan cosas por hacer
Extender los brazos hasta el confín
De la ventana e inquietar al cristal
Que se recoge en un espacio
Suspendido en otro espacio.
No habrá rejas
Que pestañeen
En los nudos de la luz
La boca abierta
Los dedos enterrados
Los ojos mortecinos
El río que sueña
La hierba pegada
A tu lengua
Está ahí
La feria de las raíces
La ráfaga de una mirada balsámica
El circo de hojas
Cuyo otoño deslumbra
Al frío de una senda
Oculta en tus pies.
OCTUBRE
¿Qué me diría si un
atemporal insecto
Afirma que el mundo se
desgasta?
Dylan Thomas
LAS HORAS DESNUDAS DEL
DÍA
El cielo vomita tejados
El glacial despellejado
El día regresa a la noche
La luz cansa cuando hay lejanía
Lo apacible del conocimiento
Es la lentitud como brújula
Borra el laberinto entrelazado
En tus dedos
Tu desnudo envuelve
El yacimiento de lenguas muertas
Cada instante es una vela encendida
¡Apagad la luz
Que quiero ver!
Las paredes
Son extensiones de tu piel
Fuera, los pájaros con sus alas,
Ocultan el sol.
Retiro el vestido
De la realidad
Y encuentro otro medio de comunicación
El mar celebra
La espuma de la arena
Cuando huyó el tiempo
Se olvidó de tu reloj
El árbol inquieto
Se despoja de sus raíces
Y deja caer una hoja
La tierra sangra
Entre anillos de ceniza
El desnudo es la muerte
De los dogmas
La ráfaga del viento
Se llevó hasta el eco
Cuando el espejo habla
Tu figura se desvanece
Las manos son la salida
Del laberinto de tus dedos
El amor es un aullido
-En boca cerrada no entran moscas-
Más allá de la ventana
Un medio mundo
Lucha para ser otro
Medio mundo.
El aire que respiras
Se convierte en mariposa
En tu mesilla lo invisible
Se acerca a la nada
De tu almohada
La fuerza de la indecisión
Construye umbrales sin sendas
Una voz que ríe
Envejece cuando calla
El aspecto de la verdad
Tiene aspecto de excremento
Espesura secreta, corrosiva
Que segregan los -bien
pensantes-.
Habitar es la quemazón
Del espacio
Las creencias reclaman
Su parte proporcional a la muerte
La moral es la consecuencia
De una vida debilitada
La ética es la reflexión de esa debilitación
Tu intimidad es un tránsito
Hacia el asombro
Un zumbido, un rumor
Parece ser que el ser humano
Entra en escena
Finalmente el ahora
Dejó de enumerarse
Me perdí en el mar
Y tuve las escamas suficientes
Para encontrar un recipiente
Y bebérmelo
Entonces pise tierra firme
Y comprendí que el viaje
Nunca tuvo lugar.
Hay ciertas cosas
Que reclaman su espacio
Cuando te deslizas
En un fluir de miradas
Hay sueños que coinciden
Con el tiempo
Otras veces el tiempo
Determina el sueño
Un poema es un espacio
Donde el silencio y el pensamiento
Sienten cansancio
El resultado carece de drama
Abrir un cajón y ver como las palabras
Intentan afilar cuchillos y sierras
Que el día anterior se encontraban cortando
Un muslo irresuelto
Habitualmente las recojo y las echo
A la sartén
Después de un sofrito
Las mastico poco a poco
Sé que es un acto de criptocanibalismo
Alguna se me escapa
Y comienza a nombrar
Lugares inverosímiles.
Náufrago en la bañera
Grito. ¡Tierra!
Cuando observo una burbuja de jabón
Adentrarse en otra línea de agua
Donde mi cuerpo carece de horizonte.
NOVIEMBRE
“
“Oh paredes
vacías, cadáveres de libros
Sillas en
blanco
Todo se
astilló en mi cabeza”
Stephen
Spender
La sombra de la espada
Rasga el
mármol.
Pies
cansados
Bajo cielos espumosos.
Mis manos
alcanzan las nubes.
El cuchillo
construye alas
Mientras va
cortando los tiempos
Afilo la
noche con las baldosas
La proa
negra del barco
Se encara
con la roca
Que es
ordenada y esbelta.
No más niebla
Arrancada de
los cristales
Las ventanas
huyen del límite
La noche
espera
Las sacudida
del viento
El cuerpo
devora
Otro cuerpo
Lentamente
arrastra los pies
Dentro de
una estancia
Amarrada a
las mandíbulas del tiempo
Dejo de
levantar el mundo
Ese ladrón
de pensamientos cobardes
Las ideas
figuran burdeles
El sol llena
de cementerios
Las pieles.
Cruzo la
puerta
La danza de
los cuchillos
Rechina en
la pared
Hay barcos
piratas
Sostenidos
por las bombillas del salón
Un espejo
golpea la puerta
-no tiene
llaves-
Para entrar
en este palacio
De musgo y
madreselva.
Los libros
leen el espacio
Las palabras
cansadas
Se deslizan
entre mis pies
Y la madera.
Habrá un
acuerdo
Entre la
burla y la indiferencia.
Conseguiré
que mis dedos
Se reclinen
ene tu espalda
El llano de
las escaleras
Es
equidistante a dos abismos
De agua y
tierra
Los cisnes
arañan
El techo con
sus alas
No hay
distancia
Entre la
claraboya y el cielo
Que
pronuncie las voces.
La vida se come
a la vida
En el
perímetro de un cubo invisible
Un terraplén
de cuerpos
Ensortijados
rompen
Las
acrobacias de este tiempo equilibrista
A
hurtadillas regreso
Al centro de
la habitación
La luz de
manos cruzadas
Es abrazada
por el vacío
Que desaloja
Mi cuerpo
Lento tiene
que ser vivir
A las
afueras del cuerpo
Como lento
es el respirar
En este
angosto Adentro
Luego te
dejas llevar
Por el
extravío del abandono
Recoges
historias enzarzadas
Deprisa para
solventar
La carestía
del tiempo
Y vuelves al
punto de partida
Como si algo
quedase acumulado.
Sabes que el
silencio
Se afianza
sin esfuerzo
Que tal vez,
por encima del aire,
Queda algo
por exhalar.
El túnel de
cristal
Desea soñar
Con ser
espejo
Mis ojos se
mueven armónicamente
Con esta
realidad
Cuando deja
de moverse.
Las manos
corren en auxilio de los pies
Escondidos
en un lugar
Donde el
tiovivo
Resuelve lo
cercano
En la
lejanía
Evanescentes
diálogos
A baño maría
Los
oligarcas bajan
Al fuego de
la hoguera
Ensimismada
Entre
meditaciones estériles
Y
conversaciones profundas
Milenarias.
Nadie
avanza.
Promoveré
tribulaciones pandémicas
Ampliando la
clientela
Las frutas
prodigan moho
Ciertos
indígenas
Se ocultan
en la selva del frigorífico nonagenario
Es el
obsequio de recopilar
Bibliotecas
de nombres muertos
Entre
escalofríos pícaros
Y
comediantes del silencio.
Durante una
avenida de lágrimas
El lodo
ocultó el rostro
La llaga
dibujada en el cristal
Se alió
fonéticamente
Con el
ronroneo del gato.
Salí por la
ventana
Y la casa
murió entre mis manos
El musgo
ocupaba
Tradiciones
de paseos
Donde los
patios
Rivalizan
con los árboles
Donde las
cantantes
Ahogan sus
voces
Tras noches improvisadas
Quedaba el agua
Sostenida
por la sumergida
Y una
cascada de sueños
Sobre un
tabla carcomida
Ayer asistí
al deshielo
Del glacial
que ocupaba
Las
escaleras de caracol mutante
Se me
cayeron de las manos
El cantar de
los cantares
El
apocalipsis se enredó
Entre el
papel higiénico
Y ciertos
logaritmos arrancados a la humedad
Fueron los
circunloquios
De mi
cerebro
Los que con
cierta resonancia
Ocultaron
premeditadamente
Los devaneos
del espacio
También vi
al tiempo
Balanceándose
dentro de un reloj cleptómano.
El azar,
tarde o temprano,
Te cobra los
dados
No se
prodiga en facturas.
Los surcos
de mi cara
Son los
surcos de estas paredes
Desbrizno
las hojas marchitas
Y expongo la
mudanza de pieles
Sobre un
techo en descomposición
En el olvido
no hay niebla
Ni vacío
Sólo una
ligera indagación
En un tiempo
sin duración.
Más allá del
mar
El mar
Más allá de
la arena
La arena
Más allá de
la habitación
Otra
habitación
Más allá de
esta pared
Hay otra
pared
Administro
los pasos
En un suelo
cubierto
De crepúsculos
Y anuncio
tormentas
Que se
dirigen al ala ese del salón.
El pasillo
lleno de escombros
El agua se
filtra en mi boca
El laberinto
imposible
Descansa en
el pasadizo
De mis ojos
Hay un
equilibrio desnudo
De umbrales
excavados
Por mis uñas
También
escalones
Que se han
liberado
De las
alturas.
Desnudo
accedo
A la última
madera
Que me
sostiene.
Me alío a la
carcoma
Dentro de
una librería
Huérfana,
hastiada
Por el
silencio de los libros.
La rueda del
tiovivo
Llamó a la
puerta
Ya no daba
vueltas
Sobre sí
misma
Excéntrica
se confundió
Con el ciclo
de la vida
Por eso
siempre
Llama hacia
atrás en el postigo
Por eso
cuando abro
Retrocede
sobre mis pasos
Elegidos al
azar.
Unas flores
dolosas
Se acomodan
en mi ventana
La reama
riza
El cristal
de la roca
El color
crea vida propia
Más allá del
tallo áspero.
Me escondo
tras las exóticas raíces
De un
algarrobo
La lluvia en
el mar
Desperdiga
mis huellas
Corro entre
trampolines
De ramajes,
Entre espinas
tahúres
Y delirios
tentaculares.
Siempre hay
una trampilla
Dispuesta a
desentenderse
De este Gran
Viaje.
DICIEMBRE
“Más que decir palabras, quisiera dar
la mano a un niño…” L.M.Panero
Hoy el sol
se ríe
Desmigaja la
luz
Sobre mi
cara
Juguetea
Con la
fiebre trastabillada
Me encuentro
en la bahía de los sueños
La fe es un
estado perpetuo del miedo
Bordeo el
arrecife
De mi cama
Desenmallo
mi piel
Entre peces
de colores
Registro en
el libro de incidencias:
La arena es
tan extensa
Que el mar
es el dibujo
De la última
ola.
El polvillo
de la mariposa
Dibuja sus
alas en el agua
Se
arremolina en el bosque
De pelusas
que hay debajo de mi cama.
El invierno
entra por la derecha
Y el otoño
se acerca a la almohada
El sol en
silencio
Pastorea
entre las sábanas
Las palabras
bordean el silencio
Ordeñadas
La quietud
del camino
Se enreda en
la pared blanca
Me desprendo
de la vida
Como se
desprende
El fruto del
árbol
Siempre
desciendo
al suelo
la gravedad
nos ata
a la tierra
la
imaginación escala las ramas
hasta
enjalbegar el rumor
del espacio.
Las tijeras
se han cambiado de bando
Ahora cortan
palabras
Mientras,
con la aguja, hilo
Ideas
Y rememoro
conceptos perdidos
Entre los
telares del pensamiento.
Bajo la
lluvia
Las gotas
arañan mi cuerpo
Mis pies
reculan en el fango
Las nubes
penetran en mis ojos
El tiempo
avanza
En una danza
de grises
A un ritmo parsimonioso
Como una
gotera
En mis
recuerdos
Como un
dardo
Bajo la
esclavitud
De la diana.
Si estoy en
desacuerdo
Conmigo
mismo
¿Cómo voy a
llegar a acuerdos con los demás?
Cuerpo
evasivo
Espacio
decisivo
Tiempo abrasivo
Ojo
transitivo
Mano
lenitiva
Boca
adhesiva
Dedo
curativo
Lengua
difusiva
Oído
adustivo
Pie bajativo
Posesivo y
exclusivo
El aire
implosivo
Difunde lo
intuitivo
La tierra
ostensiva
Lo privativo
La vida es
asociativa
La muerte
revulsiva.
“la vida cae
como hojarasca” Salvador Spriu
El tiempo
avanza, nunca se detiene
Sólo la
belleza lo convierte en instante
Como un
espejo en medio
Del temporal
El exceso de
vida
No teme a la
muerte
De hecho las
religiones
Se crearon
como dique de contención
Hacia la
propia vida.
La mesa
sirve
De puente
hacia la caverna
La risa de
los pájaros
Se confunde
con sus sombras
Objetos de
fatiga
Y alevosas
zarzas
Danzan
alrededor
Del último
ser humano
Incandescente
se agarra
A sus
propias manos
El abismo de
la cuchara
Abre mundos
en un plato sin fondo.
Te levantas
como huésped
Como ese
extraño
Que fuiste
durante el sueño
Revisas las
sábanas
De ese otro
que perdiste
Cuando los
márgenes del sueño
Eran sólo
márgenes
Retiras la
telilla de la realidad
Que
despierta intenta
Adentrarse
en tu falso nombre
Te sientas
al borde de la cama
Y miras al
suelo
Donde tus
pies
De nadie
quedaron anclados
En el último
papel que leíste.
Todavía la
noche y el día
Se están
conociendo
Todavía ese
cuerpo
Da lugar a
otro cuerpo suprimido
Es costumbre
envejecer despierto
Cuando
rejuveneces dormido
Ululan cuerpos
En el interior de mis sábanas
Saltan los goznes de las puertas
La madera se bate en el vacío
Con el puñal del cansancio
En sus labios
Vagan los cristales
Entre el asombro y la decepción
Siento que el mundo
Se perdió en estas calles vacías.
Refléjate en otro mismo
Frente al conócete a ti mismo
La vida del humano
Es un viaje interior en el exterior
Cuanto más profundizas
Más se expande la superficie en el espacio vacío.
Todos tenemos una selva dentro
Yo soy una selva
Para mi casa
Mi casa es selva
Para este barrio
Atado a las alturas
Este barrio es selva
Para este pueblo
Donde sus aguas secas
Resuelven este frío furtivo
Nunca me bañaré
Dos veces en la misma bañera
Como nunca esta mutilación
Resolverá mi cuerpo
La compañía, el abatimiento,
la desolación
el reloj que marca el espacio
y el tiempo diluido
en tu sudor
la certeza de abrir siempre
la misma puerta con distintas llaves
el ahogo de la tormenta
en el techo de caracolas
el aliento del cristal
la respuesta a este equívoco
de no estar siempre
con uno mismo
en soledad.
ENTRE EL 0 Y EL 1
ENERO
“Es la impotencia la que nos socorre
La que, haciendo imposible ya el futuro,
Salva el breve presente, dignifica el ayer”
Joan Margarit
Se arrastran mis pies
Vivo en un extravío de pieles
Entre el pellejo de la vida
Y el insoportable frío del instante
Tengo galerías después del espacio
Armonizo al tiempo
Entre coros de hogueras
E inocentes destellos de cicatrices.
Cuento las vértebras
De las rocas
La casa exhala
Armónicos cocinados
Con la brasas de Quimera
Aparece el sol
Eyaculando rayos
De escarcha
Mientras el grifo
Gotea cuerpos
Cubiertos de arcilla
Sigo contando baldosas
Inflamadas por la verticalidad
Desentierro condenados
Por el artificio sórdido
De seguir condenados
Inmóvil contemplo
La insistencia de la necedad
Nunca devuelve la mirada
La misma manera
Que tienen los sueños
De saltar sobre el tiempo
La misma manera
Que mi mano desoye
El temblor de mi cuerpo
La misma manera
Que el cuchillo hunde
Sus dientes dentro
De la carne extendida
Sobre la alfombra
De huesos y tendones
La misma manera
Que mi respiración
Abre el espacio
En un vacío de mesas
Agolpadas en un tiempo
Que ha dejado de fruncir
La arena del reloj.
Quedan las manos frías
Sobre el cristal
El jardín salvaje
Enramado sobre el cuerpo
Cuando las calles escupen
Adoquines y los miedos se agolpan
En las aceras
Queda el abrigo de las azoteas
El olor a invierno
Que silba detrás de nuestras cabezas
Y hace temblar nuestras rodillas
Queda una madre alejándose
En silencio
Con la primavera
Atraída por la luz del pedestal
Dejando a un lado las grandes avenidas
Para perderse entre callejuelas
Queda la soledad en el rellano
De este rellano de dirección única
Baranda de una vida fatigada
De estas vías sin tranvía
Queda mi vida entre tus manos
Cuando yo era tú
Dentro de tu vida.
Nubes de ceniza
sobre pilas bautismales
ventrílocuas pieles
asesinando cuerpos
fuegos artificiales
en humanos demasiado humanos
estallan las piedras
en los arenales
sus palabras no son partidarias
ni los elementos biográficos
arrasados por cualquier intervención del azar.
El refugio concierne
a los que habitan
los deshabitados
abandonamos henchidos
de lugares
las riadas de espacios
en suspensión
Los cisnes acercándose al coche
las puertas consumen bosques
hay un cierto parecido
entre un helecho y un cielo roto
andamos por el sendero de hojarasca
los corzos vuelan entre las copas
de los pinos
el viento jalea
las ramas
en un compás sostenido
por la arena que levanta.
Recuerdo una melodía
por un canal de Venecia
también un cielo ceniza
arrojado a la senda
de la cual no se puede regresar.
Te levantas y encuentras
a tu otra mitad
pegada a la pared.
La noche árida de los sueños
dobla tu piel en el vacío geométrico
el equipaje cuelga de las cortinas
Sé que perdí la guia de mi viaje
en algún lugar recóndito del juego
Mi otra mitad se descuelga
de la pared,
arrastra irritada su otra nada
reconstruyendo cada lugar
que ocupa.
Sé que me queda un último pasaje
para adentrarme
en otra ilusión.
Sé que este mendigo que me acompaña
será generoso como el primero que
conocí.
Entre el 0 y el 1
Tiro la flecha
y es un iceberg telaraña
el que ata los cuerpos disecados
Horado la magia
de unas cuantas uñas apiladas
en la primera baldosa
de este osario.
los cráneos cansados
del trabajo prostibulario
de la muerte con la vida
o cultivar desiertos
en macetas que sancionan
el verdor de tu asfixia
Las angostas líneas del cristal
sobre las telas de roca
en un suelo polar.
Cancelar la respiración
entre espina.
Sentado espero
que la velocidad del horizonte
atraviese el gélido adiós
de la máscara
incluso ver como tiembla
el firmamento
cuando pensábamos
que todo giraba entorno
a un silencio de fondo.
La casa tiembla
resbala en el aleteo de la piedra
el tiempo Zahorí
da con el espacio enojado.
Retiro el olvido sin resolver.
Las palabras cambian de sitio
serpentean en este vaivén
embrujado.
El silencio despliega
el vacío del retorno eterno.
Ya la vanidad
se adentra en la frontera
de su armadura.
Ya la sombra de un mar azul
hierve en la fórmula
del fragmento.
Agazapado en el sueño
mis pieles estallan en un bullicio
de plumajes
largas colas de rostros
observan la historia naufragar.
Los propietarios de cuerpos
juegan a la aritmética.
Cuentan los cuerpos supervivientes
entre tiburones geométricos
y redes carnívoras.
Es tarde, muy tarde
para abrir los ojos
de las paredes
para que la desaparición
se encuentre entre otra secuencia
de números que mueren
Cuando la luz de la lámpara
atrapa a un mosquito
y la parca arranca
tus sueños de una salvaje
consumación de carne y espejos….
Cuando tu piel besa
el cadáver prohibido
y un barco de agua
rema sobre las piedras.
Cuando el hierro fundido
del núcleo de mi cama
se expande entre las raíces
del sol.
Cuando la vida se convierte
en el basurero
de disfraces.
Ya la fiesta fúnebre
se aferra al sordo golpe.
Hay momentos
que remolcan tiempos
y dedos que sollozan
entre espacios hipnóticos
te sacudes de las palabras
parasitarias
e inmóvil observas
cómo la luz construye
lámparas nocturnas.
Latidos ventilados
sedimentos,
techos sacudidos
por un mundo aniquilado.
Hágase la broma
en esta brecha
llamada existencia.
Descanse en paz.
La araña espasmódica
permanece inmóvil
entre la multitud
Tumulto de ojos,
espejos que abren
espejismos
a la atención
de un disfraz fúnebre
Los muros se pavonean
entre el tañer de miembros
La incógnita es la quietud
Los rostros imprescindibles,
los vacíos apoyados
en la bóveda que dejó
el arco iris.
Ser el guardaespaldas
de esta realidad estrangulada.
Un humo negro que enciende la distracción.
Todavía queda
primavera
para
invernar.
Garabateo océanos.
Arrastro arena
con los labios.
Me oculto entre carámbanos
de bronce
y alargo la isla
hasta convertirla en continente.
Fabrico arrecifes
y enciclopedias
entre estas cuatro paredes.
Dubitativo
desembarco
en otra habitación
donde las olas de piedra
se diluyen entre las manos del escultor.
Mientras, otros, construyen
fronteras de arenisca.
El último día
bajo las melenas blancas
de la tierra,
entre arco iris daltónicos.
Sólo los claros de la roca
emergen entre acordes
e irrumpen irreconciliables
con los sedientos recovecos.
Extraviado sello la dirección
y serpenteo bajo bóvedas
de polvo de estrellas.
Dentro de mi mirada
hay otra mirada.
El tiempo no existe.
Sólo el murmullo de las horas
nos hace pensar
que seguimos vivos.
Es el cautivo
el que abandona
los lugares de la realidad
el que construye
los errores
a base de tijeretazos.
Hay un hilo desvertebrado
que negocia el derribo
del cuerpo
que mudando dormido
elimina el alquiler
de la vida.
Es el cautivo
el que repta
sobre el tablero,
el que continúa el juego
atravesando paredes
abierto a un demente temblor.
6 PASOS INVERNALES
En espacios carnívoros
la armadura del tiempo
alimenta los vacíos
vibra solemne el horizonte
tras el cristal
ellos abren los exteriores
en un interior invernal
el mes de enero
abandona el salvavidas
el invierno deja el convoy nocturno
desconozco la ruta.
entre una ventana
y una puerta
un camaleón
abandona
anunciando la burbuja humana.
Se multiplica la transfusión
Arrastro la luna
hacia un mar garabateado
en esta vida sin parada
Entre sueños resecos
ejecuta enjambres
y fugitivas piedras
que alzan el vuelo
entre asombros
y desperdicios.
Las palabras
raen las alas
del tiempo
y con disimulo
enrojecen el olvido.
Revestidas con extraños ropajes
dan vuelo al casquivano
delirio
-cascabel que arde
en el laurel
recoge la hiel
de mi sepulcral burdel-
No me dejéis ser huésped
de mis propias cenizas
¡Arañad las palabras sin tiempo!
¡Arañad al delirio hasta el olvido!
Decir ayer
es juzgar al tiempo
es poner género
a las piedras
es afirmar que la flor
tiene autor.
El mundo se cierra
en una servilleta
en unas iniciales
cuya biografía
se extiende
en el fracaso de tus dedos
por atrapar
el poco aire que queda.
Los pies que ensombrecen
el suelo
ciñen el espejo
a este lienzo de madrugada.
El aliento opaco
de la última imagen de la noche
o el desaliento
de la recompensa
de emitir un sonido
sin compasión.
en la maravilla del porvenir
hay una cierta aridez,
un dolor nefando
dispuesto a comerciar
con el espanto.
Cuando sientes la escarcha
del verano
cuando el invierno abrasa
tu corazón
cuando en la primavera
la hojarasca abraza a los árboles
cuando el otoño
es un brote nocturno
de verdor
exhala lo que inhala el vacío
cuélgate de una manecilla
y revierte el tiempo.
FEBRERO
“Por eso cada palabra
dice y además más
y otra cosa” Alejandra
Pizarnik
“venid con vuestras
cucharas
venid con vuestro ríos
de sangre
en los brazos…..” Ángel Álvarez Caballero
Existen relojes
que regalan horas
y campanarios
que merodean con badajos
Iglesias que cotizan
en el ibex conciencia
rebaños caníbales
que misteriosamente
patinan en la superficie
Doy un salto
y el mundo se escapa
de mis manos
Doy un salto
y se llenan de cadáveres
los prados
Doy un salto
y los montes se convierten
en asfalto.
Doy un salto
y una minúscula llama
se refleja en el lago
Doy un salto
dentro del salto
y en una pirueta de mago
rompo muros de pago.
Como vuelan los pájaros
sin alas
como cubren las nubes
el cielo
como la tierra abraza
al sol
como los árboles
se acuestan con el viento
como las piedras
huyen de mis ojos
como mis manos
se arrancan del cuerpo
como la noche
cerca la luna
como la muerte
transita la vida
como mis dedos
palpan el vacío
como mi boca abandona
las palabras
como el tiempo
señala su desaparición
como mi piel
deshace el cuerpo
como el silencio es protagonista
de la historia
como el aire
respira el vuelo del viento
como cuando yo dejo de ser yo
para ser yo
como mis labios
pegados a la vida…
A la espera
del minuto que decapite
el reloj de mi ventana
transito descalzo
entre brasas estelares.
Todo puede suceder.
Sólo me separa el espejo
y este pie oculto que no hace camino.
No sé si cerré la puerta
cuando abrí mi mano
a la vida.
Volví para comenzar a
vivir.
Mi piel, la llave que casi cerró
mi cuerpo a ese latido inhóspito.
Llegó la hora
la última hora.
Nada acontece.
Nada se fue
por el ocaso.
Nada dijo su nombre.
Nada.
Y existió.
El descanso de la juventud
es el palacio de la senectud.
No hay obreros de la vida
como no hay burgueses del silencio.
La palabra nunca hace huelga.
¡Reventemos la gramática
y saltarán por los aires las palabras!
¡Levantemos los escudos
del miedo y la ignorancia!
Cuando el tiempo
no es tiempo
cuando la mirada
mira la mirada
cuando la arena
de los pies
es barro en unos labios
cuando la vida respira vida.
Siempre que nace el sol
todos los días
siempre que muere el sol
todos los días
la noche se vuelve
espejo
y arranca la piel de los rincones
y cose de miradas los muros.
Ladran los aviones
y los perros vuelan
por el cielo sin mensaje
las alas de algodón de la noche
perforan la sombra de una nube agónica.
No precisa de estrellas
para adentrarse en el inhóspito
telar.
Para los que afirman
que todo está constreñido
a una decisión
Para los que arrancan su libertad
y llenan el hueco
con miedos y visiones.
Para los que se envuelven
y no dejan que su desnudez
amplíe sus fronteras.
Para los que nidifican
y olvidan sus alas de cristal
tras el espejo.
Para los que silencian
y expulsan la palabra
a la proscripción.
Para los que se aproximan
borrando los espacios
y dejan sus instantes
al albur de oraciones.
Para todos aquellos y aquellas,
echo mis cenizas
a una cazuela en ebullición
y las aliño con especias
de diversos mundos
para construir encrucijadas
con sus pánicos y esperanzas.
Los pequeños caminos
de algún modo
rechazan el camino
son el adentro
de nuestras intersecciones
la pérdida de orientación
en este laberinto de carcajadas.
El mareo de la marea
se marea en el madero
a la deriva en el mar
Amar se declina
con los dedos de los pies
arrostrando a la arena
al caminar
El sol desaparece
en la boca del horizonte
y se convierte en un bisonte
que no deja de tentar
a nuestras estatuas
dirigidas como instrumentos
del primer material
formado en los suburbios
de la vida.
Así la madera evoca
bosques
y la mar esa lágrima
suspendida
en el madero.
A la deriva cuento
los granos de arena.
Se escabulle el horizonte
entre los montes sin bosques.
Las patas del bisonte
arrastran nuestras estatuas
de sal marina
hacia la inclemente orilla
como un vertido del primer material
légamo del último latido
desaparecido tras el sol.
No es el mismo sol
el que entra todos los días
por mi ventana
tampoco es la misma mirada
la que limpia el cristal
de la última luz
como tampoco será
la primera vez que me reciba
dentro de este espacio
que colapsó
con este límite
llamado cuerpo.
Soñando
me desperté dentro del sueño.
La caída de un cuerpo inerte.
La cuchilla que rasgó
la hoja
se adentra en las raíces
del tiempo.
Nada se sostenía
ni la sed del agua
ni el aire construyendo espacios
mientras se arrancaba las alas.
La luz se ve
en la sombra.
Tú eres la que está
fuera de ti.
Hay una mano fuera
y otra dentro.
La nave del miedo naufraga
en nuestro cuerpo.
La luz sin sombra
es el dogma de la insuficiencia.
Somos seres quebrados
insuficientes, incompletos
un conjunto de miembros
inconexos
una red de impulsos
donde no hay causa.
Unos constructores de sentido
sin acceso a la realidad.
Una disolución de circunstancias
dentro de la sombra
en busca de un haz de luz podrido.
Los hombres mean con los hombres.
Las mujeres mean con las mujeres.
El 0 y el 1 se perpetua.
Lo binario se normaliza.
Es una sexualidad castrada.
Me equivoqué de baño.
La luz no se propaga en línea recta.
Gracias a ella
no vemos lo que hay detrás.
Nos limita
y hace posible nuestra visión.
Cuando no miras a través
de los ojos
te das cuenta
de lo que nos estamos perdiendo.
El río se abraza
en el Delta.
Lo que arrastra cuando fluye
se almacena en su desaparición
con el mar.
Tus pezones
tus tobillos
tu lengua
tus ojos
tu boca
tus orejas
tus piernas
tus nalgas
tus uñas
tus pestañas
tu culo
tu vagina
tu pene
tus codos
tu mano
tu cuello
tu ropa
tus sábanas
tu techo
tu ventana
tu piel…
Con todos ellos
me transfiguro.
Si estrecharas la tierra
a tu rostro.
Si rasgaras el cielo
con tus dedos.
Si giraras
tu cuerpo
en el tallo.
Si tu piel
cubriera
el suelo de las calles.
Yo curvaría el tiempo
y el espacio
en un instante veloz.
Engañaría a la luz
y dejaría de respirar
El sol lactante
observa las huellas
No trae luz
levita sobre los cuerpos
derribados.
Señala la basura cósmica
que las palabras abandonaron
en su artificio entre llamaradas.
Frágil la gravedad
invita a la materia
a desorganizar
a desinfectar el vacío
que dejó la humanidad.
Llueven cuerpos
Hay un cierto aroma
de miembros deslavazados
La trayectoria de la existencia
se fragmenta y se aplana
entre las piedras dispersas.
Todo se pierde en la demora
de la reconstrucción.
Todavía quedan ropas tendidas
esperando ser usadas.
Protones, neutrones
en una cabeza de alfiler
bailan entre átomos neutros.
No hay hidrógeno
que soporte mi respiración.
En mi habitación
van apareciendo las primeras
estrellas carnívoras.
Mis sábanas irregulares
son la entrada a la vía Láctea.
Los quarks en formación
realizan piruetas caóticas
en mi reloj de arena.
Mientras regresa el espacio
me dispondré al próximo estallido.
Todavía el tiempo
sigue agazapado
tras las cortinas de piedra.
Amarrado al mástil
de mi cuerpo
voy sacudiendo tormentas.
Forcejeo con el viento
que arrastra sirenas.
Los cantos que nunca escuché
destejen el velamen.
Deshago la distancia
de un cúmulo de carne organizada.
En el asombro no hay correspondencia
tan sólo una pérdida de nombres
que no se cansa de sondear
la arcada del vacío.
Duermo, leo, respiro
Respiro, leo y duermo
No hay solución en la paradoja.
Sólo quiasmos que repiten
un modo de estar en el mundo
sin marco.
No dejé nada
cuando me fui
sólo unos cristales sucios
donde escribí la primera palabra.
Un cuerpo colgado de una pinza
balanceándose al son del viento.
Unos zapatos llenos de barro
reclamando la presencia
de unos pies venosos.
Unas sábanas epilépticas
en busca del colchón
ladrón de cuerpos.
Un libro tartamudo
reclinado sobre un ojo tuerto.
En fin, no dejé nada
cuando me fuí.
Sólo el ronroneo del gato
que me acompañó
en aquellas noches
de alfombras carnívoras
y mesillas mutantes.
Abandonaré Marzo
esa fábrica de hacer primaveras
alienadas en las gotas de lluvia productivas.
Los meses quedaron abandonados
en la cadena de producción
del eterno retorno.
Los instantes fueron cosificaciones
del tiempo
aperturas en el reverso
de la gran ilusión
Cuando la luz del sol
se atenúa por una simple nube.
Cuando el vacío que deja un cadáver
tiene una mirada ausente
la sombra subraya su límite.
Toma volumen, acentúa su espacio.
La luz se presenta
retirándose en la sombra.
Luego la lluvia barre los contornos.
Cuando muerdo la luz
Los espacios que construyen mi mano
Y a los que renuncia mis dedos
Son huesos dispuestos
A organizar el hueco
Que es mi cuerpo.
Una escalera de branquias
Evidencia el abismo.
Mide 10 centímetros.
El mismo que hay entre escalón y escalón.
El corte lo realiza mi pie
Donde termina el volcán
Que acelera las ganas de salir
De uno mismo
Y jugar con las cenizas.
MARZO
“Creamos falsos
infinitos” Epicuro
“El misticismo es el
ateísmo de las religiones”. Goio Ojer
“Existe un plan general
para el universo. Sólo salimos en los momentos sublimes”
M. Yourcenar
Cierro los ojos
Y transitan medusas dentadas
Por el líquido acuoso
De los ojos.
Sé que el tiempo, algún día,
Marchará hacia atrás.
Deshará mi cuerpo.
Todo volverá a ese punto
Donde el cuerpo
No ocupa espacio
El modo de habitar
Construye superficies
Se alimenta de espacios
Que no habitamos
Y se esparce
Invirtiendo la necesidad.
Somos seres expansivos:
De una cocina
Elaboramos multiversos.
De una baldosa
Enigmáticos mares.
De una luz inmóvil
Estrellas incandescentes.
La puerta recela
De la calle
Cuando en penumbra
Los cuerpos desguazados
Solventan su inmovilidad.
Fue intrincada la melodía
Que exhibieron sus miembros
Cuando una fugaz ave
Arrasó con sus alas
La diligencia simulada
De sus miradas.
En un microondas
Cultivo cenizas
Rosas combativas
Y lágrimas cegadas
Por su propia desaparición
La pinza que sostuvo
Mi casa
Sostiene la piel
De mi cuerpo:
Estación esparcida
Adversario extenuante.
Es este tiovivo
De encarnados asedios
Es mi cuerpo desocupado
El que pende de un hilo
Y sé que nunca regresaré
Al primer trámite.
Esta noche
La luna se siente ociosa
En su reflejo
Vibrante es su cara oculta
Como es sonora la certeza
De mi frigorífico vacío.
No hay dos cucharas iguales
Como no hay dos cristales iguales
Mis manos tampoco son iguales
Y el cuerpo tampoco es igual
A mi cuerpo.
Dos gotas de lluvia
Se balancean delante de mis ojos
No son iguales
Me miran
Y observan a dos personas
Resolviendo el acertijo.
Alguien almacena
Arena en los bolsillos
Como alguien colecciona
Cenizas en mis zapatos
Mantener el equilibrio
Requiere de años
Morder cristales
Como si fueran hojas
Cubrir de raíces
El hueco que deja el grito
Cuando ya es demasiado tarde…
Densa noche
Cuando los sueños
Se convierten en arados
De tu vida
Pierdes el equilibrio
Y pronuncias realidades
Fosilizadas
El susurro de la lámpara
Reviste de bombillas
La áspera invención
De la pesadilla
Hay mares que mueren
Debajo de mi cama
Bosques remachados
Con mi sangre
En la pared geómetra.
Las esquinas se bambolean
Y quedan abiertas
A la intimidad del tiempo.
Se enreda hueco el polvo
Deja que las huellas
Muerdan las rodajas
Que mi cuerpo desenterró
En el museo de los venenos.
Comienzo a fabricar
Caminos en la alfombra
Profundas madrigueras
Que conectan océanos insondables
Las olas levantan muros
Y envuelven con resistencia
Cuerpos desnudos
Condenados a desaparecer
Como desaparece la espuma
En esta ecuación déspota.
La calle sin voz
Y las fauces de la luz
Fracturan al interrogante.
Rompen la reverberación del silencio.
Todo se atropella lentamente
El monótono lamento
El dolor rasgándose
En otra fisura
El llegar tarde al deshecho
No identificado.
Me atrevo a despertar
En esa incisión
Perfumada
Muy lejos de la última tormenta
La casa está sola
Yo me veo desde la casa
Se abre el silencio
Cuando se presenta
Y me gusta este
comienzo
Que se despliega en sus esquinas.
Me incrusto en sus paredes
Realizo mi mirada
En su forma quebrada
Y atravieso ese pequeño espacio
Que une cada uno de sus rincones
No hay palabra
Que abarque su adentro
En su afuera
Como no hay afuera que respire
Su adentro
Como no hay reflejo
En sus interiores
Que iguale a su propio espejo
Vacío.
Un zumbido de sillas
Y platos
Y una lobreguez
Que lo envuelve todo
La oscuridad emite sonidos
Como el silencio completa
La palabra
Así mi vida se publica
En este día
Donde pasado y presente
Envilecen a un futuro interpretable
A ese confidente que juega
Con el tiempo como
crimen.
Cuando te respiras
Y es indiferente
Si hay oxígeno, amoniaco
O alcohol de quemar.
La vida no tiene voluntad
Ni ocupación
Pasar de argumento en argumento
Y detectar que todo
Pende de un hilo.
La jaula, los ríos secos
Tu cuerpo maniatado
En la orilla
El frío de la promesa
Incumplida
Claros de luna comprados
En las rebajas del misterio
Nada es habitual
Cuando la vida se posterga.
Intentar respirar
Se convierte en la hazaña
Del día
Declamar una farsa
En guión terapéutico
De Utopía.
Saltar dentro de ti
E ir a parar al centro
Del charco
Dibujar líneas en el suelo
Y acabar con todas las frontera
Trazar un plan de fuga
Y encontrarte
Dentro del sarcófago
Tejer alas de cristal
Y sentir el vértigo en tus pies.
Y un día tras otro
Repetirte en el mismo cuerpo
Y agarrarte a la última estrella
Que ya dejó de existir.
Las lechugas no lloran
Cuando son habitadas por gusanos
Ni se compadecen
Cuando son pasto
De un animal o un suicida.
Yo sólo quiero un helado
Para calmar el frío
Que tengo dentro
Sólo quiero que el tiempo
No merodee en las entrañas
De mis pequeños rituales de supervivencia.
Más allá del lenguaje
Los hechos vacían
El vacío
La ventana abre
El adentro del cristal
Para querer ser espejo.
El espacio tramita
Lugares.
La distancia se desnuda
Tocan las campanas
En un osario vacío
Las manos de los hombres
Hacen que sangren las piedras
El gran portón enjaula al miedo
No deja que atraviese
La calle empedrada
De cadáveres.
La luna se refleja en las ventanas
Los cuellos de los ahorcados
Abandonan la soga
Que no hace mucho se utilizó
Como mecha para quemar libros.
Ir más lejos
supone un impulso
para levantarse de la cama
situar tus pies en un espacio reducido
retozar sobre ti mismo
y pensar que más allá
de la puerta no hay nada.
Vas construyendo espacio
en la medida que paralizas
al tiempo.
En ese instante
sólo dependes del equilibrio.
En algún otro sitio
otro repite ese acto de envejecimiento
ya que respirar supone
que te vas oxidando
lentamente.
La cicatriz del techo
Supura yeso macilento
Ráfagas de viento
Penetran retóricamente
Entre las vehementes ventanas
Fuera un barullo de pétalos
Hambrientos de cuerpos espumosos
Se arremolinan
Bajo el desprendimiento
Los corpúsculos primaverales
Tienden al mármol
A ese silencio que llega
Sin avisar
Después de la persuasiva figura
De la herida.
Era joven
Cuando olvidé mi juventud
Andaba entre terribles días
Y rastros sin devoción
Dicen que estuve
En guerras de mostradores
Que la sangre que derramé
Contuvo el frío relámpago
Del cristal,
Que olvidé las páginas
De mi niñez, en blanco,
Por la certidumbre de que nada existió.
Cuando aquella lluvia
Realizaba el desierto en mi mano
Despertarse ojeroso
Con los ojos cerrados
Abierta la boca
Masticando el aire escaso
De la habitación
Revivir cada segundo fugado
Antes de poner pie en tierra
Y engañarte que esta vez
Este día, será diferente
A todos los días muertos.
Sé que no será así.
Me cepillo los dientes
Mientras el café hace vahos
En el espejo de mi otra vida.
Tiro de la toalla
Y me quito el sudor
De otra noche que jamás volverá.
Yo no soy mi cuerpo
Mi cuerpo no tiene
Nombre
Los pensamientos, las ideas
No son de mi cuerpo
Pero se irán con él
Todos los sentimientos
Todas las experiencias, los silencios
Se extinguirán
Cuando mi cuerpo
Genere otro cuerpo
Cerca de otro nombre.
Voy envejeciendo
Entre baldosa y baldosa
La vida exige no retratarla
Los viejos libros….
Y ese perfume olvidado…….
Yo miro al
mundo
Y el mundo
no mira………
“Mi corazón es un avión
perdido/definitivamente para quienes/piensan que estar arriba es volar alto”.
Anibal Nuñez