Hay muertos que llevan la tierra en sus bolsillos
y no saben contar baldosas en la noche.
Hay cristales finos
que no dejan espejos
y deambulan buscando la última mirada.
Hay cuerpos sin huesos
en busca de rostros perdidos.
Llegaremos al silencio de las aves.
Contaremos la aritmética
del humo en nuestras bocas.
Entonces, tal vez, insistiremos en esa arena que desprendieron nuestros cuerpos.