viernes, 31 de diciembre de 2010








CRÁNEO AGUA
GREGORIO OJER BUENO (2008)









“ Estamos siendo exterminados”
J.M.. Alvarez













Podría romper esta botella

Y rasgar la sangre
De este mundo aniquilado

Tal vez lo consiguiera

Pero no el acompañamiento

Del ruido de fondo aleteando entre el acero

Retenido dentro de tu frigorífico


Años de abundancia de alas pegadas

Al cristal de otro vaso


Dentro de la luz que volvió sombra

El acuerdo y la embriaguez

Dejando de lado lo que arrastró

Exclusivamente de la imagen lineal

Y la globalización?

Y la internación de la ignorancia en los supuestos delirios
Que envejecen al ras del brillo del deseo y este placer
Infinito que borracho enternece a cualquier esquina
Desvalida y atenta a la configuración de la destrucción?



Mátame con la carta apagada en el fuego de las palabras
Mátame silenciosa que dentro de los libros
Quedan fragmentos todavía de mis recuerdos




No me arrodillaré!



Y así seguirá enterneciendo
A las tierras artificiales de una muerte
Hipotecada de pensamientos arrancados
A lo agradable de una pequeña contemplación
Dentro de la botella de arena o de los burgueses
De Scot como fantasmas subrayando cada una
De sus caídas. Decadas de lujuria y repetidas heridas
Que ya no hacen caso a lo absurdo de las Horas
Ni tan siquiera a Rilke que las atrapo en un paño caliente
Sin respiración sobre el aire gélido de Shakespeare
Como aquella belleza troceada por encima de los aviones
De cristal en la sombra del Roble centenario que perdió
Su última hoja en tus labios invocados por Auden.
Y volvió sin dejar rastro como viene el miedo sin miedo
O la vida sin vida como si pisaras encima de tus pies
Y no dejaras huellas y repitieras una y mil veces un nombre
Soñado que ha cristalizado en aroma de sábanas sucias por el sol
Del mediodía.





Y encontré el resplandor de la astilla
La luz troceada junto al poder
Y a la renuncia
Kilómetros de alquitrán y la bruma del deseo
Entre las ruedas de Luigi Nono
Y el Qué haremos de la inmensidad de salas vacías
Pudriéndose dócilmente en los pensamientos
Pagados a coste de saldo sin saber las consecuencias
De la anunciada y desahuciada perplejidad de un regreso
Al vacío ideológico sin representación
Sin nacimientos originarios ni presuntuosos líderes
De la peste. Por eso me afilie a Artaud, al ano solar de Bataille
Y al libro que vendrá de Blanchot
No tuve oportunidad más allá de lo horrible vender mi pasado
Al diablo de Holderlin pero mereció la pena seguir asombrándome
Entre decorados ya soñados en una juventud de deseo, poesía y teatro


Cuando el día huele a azufre y el frío expande
Su significado más allá del frío
Cuando el vuelo rasante de un pájaro sin alas
Recubre la tierra estéril de un pueblo desaparecido
Cuando el agua del mar irrumpe en el acantilado
Donde la única esperanza es la espuma negra
Del último barco encallado
Cuando el cuerpo extendido prevalece
Sobre los que todavía están por llegar
Cuando la luz tiende hacia el rojo estelar
De un encuentro sin tiempo
Cuando nada hizo nadie para compensar la pérdida
Emergió la ruina de pompeya, sus calles empedradas
En el asombro del volcán
Sus casas destilando la destrucción que se acercaba
Y un sol de los de antes afilando con sus rayos
El sudor y el decorado abierto a nuevas catástrofes
Pero esta vez sin cuerpos petrificados
Ni uñas arrancadas
A los siglos venideros
De culpa y miedo a lo que gobierna
Dentro de los hombres y fuera de la espada


Y todos nosotros desaparecimos entre la
Bruma de la derrota
Y las arenas errantes
Entre el hielo y el mármol
Levantaron el azul del réquiem de mozart
Y la muerte se detuvo en el abismo de su paisaje
Lejos de un mismo destino

Días de ira

Sin futuro

El perro bastardo del sufrimiento


El aullido en el promontorio de la ruina


Y la antigüedad lamiendo el borde del olvido











Si esta herida fuera cerrándose
La vida se escaparía entre la claridad
Del bosque asombrado


Sube la columna de fuego entre la hojarasca
La raíz que comunicaba Venecia con el veneno
Se alejó y discurrió por la tumba de Pound
Su escritura tartamuda traspasaba la selva
De pollock y jamás Itaca verá la cicuta de Sócrates que
Improvisando sentó las bases del servicio a la servidumbre

Si esta herida cerrase la llave
De la única puerta que abre
Poco a poco desprendería implacable
El espacio que queda en el interior de su gozne
Y nada podría manifestar las desventuras
Del lado oscuro de su propio lado oscuro

Sólo el resplandor de la contienda
Entre la ciudad de los hombres
Y la ciudad de los dioses
Una lucha cansina, repetitiva
Que por fortuna fue sustituida por matrix
Dirán que lo real abre las mismas puertas
Que lo irreal
O el desvanecimiento del fragmento
Que truco el espejo y luego sereno apago
La realidad donde nada es extranjero
Donde los viajeros son sedentarios
Como Pessoa entre la floresta de la enajenación...


El deseo combate a la castidad
Como Epicuro de madrugada
En la noche de los Bancos


Se posa el desperdicio en el brillo del desagüe
Y la belleza sucede en la única variedad
De una imagen funeraria

Es la civilización hundida la que emerge
Entre los intersticios de la ciénaga
El lupanar de pompeya
Y el ano del Vesubio lanzando dados trucados



Sobre la puerta de Herculano
Príapo pesa su descomunal miembro
Entre el vertido de un pederasta casto.


Oh qué tres esbeltos sátiros itifálicos
Sostienen a la pila bautismal de mis deseos
Junto con la concha de Venus
En la madrugada de esta juventud
Que se va sin dejar miradas comprometidas

Sin embargo la máscara que arranca
Al orgullo de mis invocaciones
Gira sobre las flores del mal
Y el Stendhal de una noche de Parma
Entre enanos y marineros de calor y brazos incorruptos
Mesas de billar, y cuerpos abastecidos de vino
Y perplejidad ante el misterio de la emoción
No había mujeres tan solo la camarera que dentro de un pozo
Señalaba mi hastío y la ambigüedad
De una aceleración hacia lo inhumano de ese poema de Kavafis.

Apreté los dientes entre dedos amputados y humedad recóndita de viejos versos y tras las puertas de la conversación hubo fluctuaciones
Devaneos carnales de pieles extendidas
Y nada fue igual

La geometría fue fecundada de libros y concesiones
Al arbitrio de la defensa de un delirio que prolongó
Los accesos a otra página del tiempo transgresor


Vinieron otros abrazos a contemplar la figura de la precisión
Y la tragedia fue configurando los deshechos
De una vida sin rigor
De un edificante traspasar límites
Y volver a encontrar todo otra vez en el mismo sitio
Y otra vez el desamparo y un Destino provocador
Que siempre incitaba virtuoso
A otros golpes, otros planes que alteraban
Lo conseguido y así volvíamos a empezar
Solicitando taxativamente el devenir incorrupto
Del hedonismo y la parodia




Deja que nada te suceda sino vendrá la disyuntiva:
Ni belleza ni espanto, es necesario que el ser humano
Se deshumanice y vuelva a ser humano dentro de
La gravedad de los que no tenemos nombres
Ni correspondencia con aportaciones a balcones acristalados
Ni espejos que rozan el vaivén de paraísos de arrastre
Al fondo de las barcas de las altas esferas
El moho penetra en la piedra de la piel
El vacío recula ante el nacimiento de una gota
En medio de la marea las palomas negras rivalizan
Con el plomo desprendido del gran equilibrista cuántico
Suspendido en el sueño de su inmensidad
Consagra la pirueta entre la gran mascarada del bucle
Y la sombra del lirio que acercándose a la orilla
Añora su infancia cosida a la espuma.


El barro y la arena subrayan la lejanía de su rostro
Y la poca luz concertada refleja el metal transido de otra muerte
El hangar de los huesos resienten el presagio de la ceniza
Y la pobreza de la eternidad
Sobre la mesa definitivamente la zarza oculta el verdadero rostro
Grazna la sangre en tanto los párpados, vírgenes, señalan la espera
El aliento de otra noche coleccionable
Otro mundo de espinas renovadas
Y paladar de metal en la zona del viaje adquirido

Me comía los libros con paciencia y los iba escribiendo
Flexibles...

Muy flexibles

Sobre abrazos y surcos de gozo y candor

Vuelvo de una presencia inútil
La flor posee mi nombre
Detrás de ella no hay nada

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