viernes, 31 de diciembre de 2010









CRÁNEO PHARMAKON
GREGORIO OJER (2007)






“cuando me despliego tengo que volar por el aire”. Francis Ponge


“necesito un trago...” M. Lowry

“verso sigues igual a mi”. Joseph Palau i Fabre


















Spleen


También las sombras producen luz
Y el acuerdo de la adivinación
Dentro del espasmo
Y la promesa de no pensar más
Aquellos nombres
Que no supieron deletrear la llegada
La rapidez del semblante
De dejar aparecer
Tu confusión limitada por el lado
Fútil del recuerdo.
La lentitud de aquellos bruñidos destellos
En el camino próximo al equilibrio.
Decliné definiciones
De otros tantos azares
Como la sutil destilación
De otras pieles a ras
De la desaparición





























Azul seco


El hueso que dibuja
La sangre dentro
De la botella
Y el sentido del juego
Que demarca la laxitud
De este margen precipitado
Al otro lado del nombre
Gime el lodo
En la boca del cauce
Seco de mi corazón
Vuelve la trama a horadar
El transporte sin embargos
De líquidos y espejos perezosos







Narices



Considera la visión
Rayada de otro viaje
Frustrado
O el espectáculo de un amanecer
Dentro de la acería del sonido
Es la costra de la danza
El humo disuelto
En la fijación de la realidad












Engranaje



La nieve en la piel
Cuando el viento
Dibuja un mundo
Dentro de la corteza
El silencio de las raíces
Proviene de su aliento
Hojarasca de ramas invisibles
El ojo que circunda el bosque
De un solo ejemplar
Camina penetrando con su surco
La feroz y amorfa tierra.
Viene de la resistencia
A la sangre fabril
A los molinos gimnásticos
Que subrayan la estupidez
Del engranaje y la raspadura











Trayectorias


Y consumió paraísos
Cuando la rabia
Siguió los pasos de su infierno personal
Añoraba el juego de juzgar
De mantenerse en pie
Dentro de las escaleras de cristal
Cuando la música rayaba el velo
De su inocencia
Comenzaba a dar pasos en un vacío
Sin agenda
Y giraba en torno a un hilo
De palabras y sudor
Fue en el año sin días
En el tiempo sin instantes
Cuando los nombres no añoraban
La materia













Aprendiz

La lejanía apacible
Y una mesa bien puesta
Círculo de tejedores
En atención a los placeres crepusculares
El brazo señala a la naturaleza
El tenedor asiendo tu carne
En mi boca porticada
Preparo el ahogo de una buena copa
Acariciando tu paladar de perdición
Ninguna variación en el guiso
Supondrá pronunciamientos oblicuos
Ni mensajes cifrados
Quise el estofado
Pero preferí la página de tu piel

















Pharmakon


Y fue la rabia de contener
Cierta perdida en el pharmakon
Bilingüe
Cuando el abandono
Era evidente
Y hacía diez grados bajo cero

Trazos de huellas aleatorias
Compartiendo ademanes
De acantilados y orillas
En tu tacón afamado

Después de la contención
Apareció la sorpresa
Las raíces en los labios multiplicados
Las huellas en la cara expulsada

El convertir tus ojos
En dos amaneceres estacionados
En vía muerta.

La flor respiraba. Yo la oí.
Y fue entonces cuando el reloj
Dejó de marcar silencios.












Espigas


La inflación de la muerte
En la belleza
La carcajada y el horror
De un amarillo dentro de un cuadro
De Chirico.
Funcionó mal cuando la vanidad depuso
Sus armas dentro de ese episodio
Donde la vida charlaba con su composición
De luz y penumbra.
Movió la ficha y la luz rotó
Detrás del lienzo
Y destacó el cráneo de la calavera
Fue dentro de la botella
Cuando tu voz germinaba
Dentro de mi nacimiento











Cambio de casa



La copa en el cristal
La sed en los labios
El cristal en la sangre
La herida en la copa
La sombra en los ojos
Vi la inmovilidad
Y la montaña expoliada
Del paisaje
Y tú corriendo los velos
De la dedicatoria
Una autoría de miedos
Y anónimos
El pliegue deslizándose
Entre la distancia
Y mi quietud












Mantenimiento


Sabía que el líquido
Era invasor y que tu cuerpo
Iba a confundirse con la pared
También la noche, aquella noche
Dejó de ser noche
Para ser un deterioro
Un aleteo de carnes y pieles
Además siempre que me acercaba
A tu boca las mayúsculas
Me salían sin cesar de mis dedos
Y mis dientes seguros de tu fotografía
Chirriaban desenfrenados
En busca de otro aliento
Que nunca descubrí
Sabía que el liquido
Conseguiría al fin defender tu dulce
Falta de humor
Y prometí una llamada
La última después del vómito
De la mañana










Memoria



La fiesta y la corrupción
De gestos inútiles
Sobre el templo añadido
A las horas desgastadas
Dentro del encargo
De tus dedos
Fue a última hora
Como si Conrad
Hubiera paseado su destino
En las postrimerías
De un cuento con olor
A marisco y desde otro mundo
Todavía no configurado
















Menciones


Quedó el abrazo y la complicidad
De una tarde de lectura
Mi niñez se paseo delante
Del último muro que sobresalía
Entre la floresta y el árbol llorón
La orilla del río iba cercando
Tu mano en un otoño amargo
E insólito porque mi piel y los libros
Que más han agujereado mi espalda
Siempre existieron en un mes de equinoccios
Aquélla fotografía se desprendió del momento
Fue cuando el asno de oro perfeccionó
Tus noches enterradas entre menciones
Y bellos arrebatos hedonistas
















Salomé



Salomé de mil ojos
Entre la bandeja
De tus labios
Y la cuchilla bien afilada
Manos de hielo y mirada
De soles en extinción
Fue al otro lado del cuadro
Cuando la química era evidente
Y formabas estructuras de agua
Y muerte











Inquietud

Sabias que volvió a pesar
De no saber andar
Sobre la miseria
Sabías que la noche silbó
Dentro de la sonrisa pétrea
Y que la peripecia del vapor
Mudó apesadumbrada
El ejemplo de tu nombre
Sabías que el vientre
Del sueño trajo el abrazo
Impenetrable de tus jugos
Y el asombro de la ofrenda
Sobre tu bálsamo dejó
Un rastro de perdedores?










Retrato


No hay frío
En el desierto áspero
De tu puerta
Cien tribus surgieron
Del felpudo
Y más allá de la estrella de Orión
El intento de demonizar
El discurso de una borrachera
De sombras y muerte derogada
Borges no tenía razón
Cuando supuso que Shakespeare
No era Cervantes.
Yo besé el dorado círculo
De la puerta de tu pequeño mundo












Caminos

La luz parte en dos
La oscura presencia
De nubes dentro
De la botella de arena
Sentí la desaparición
Antes del espanto
Y el ruido del vacío
En el inmortal instante
De tu retrato
Alabé la sombra que no dejó
Rastro de su alabanza
Fue el pincel que limpió
El espacio de tiempos
Y escombros embargados












Deslumbramiento



Venta de huéspedes
Compraventa de continentes
Y otros menesteres
Con el riesgo de sordera
Y encefalograma plano












Imágenes



La serenidad de pensar
Cuando pasea por la calle
Dentro de los escaparates
De una biblioteca sin fin
Torna el placer
Y los suyos pretendientes
Con el velo de una noche sin fin
Y la luz de las pinturas
De una mar calcinada
En la balsa de tu carne









Mediocridad



Gritar el silencio
En la línea que dibuja
El mundo
Abandono la muerte
A la suerte del arbitrio
Y el sopor de lo hecho
Cuando sabes que nada
Merece la pena
Y la cera besando a la vela
Que nadie sostuvo
Desaparece entre velatorios caníbales
La sepultura que arrastró
La última tormenta
Dirigida a la soledad
De la humanidad
En esta noche aciaga de la huida
Dibujaste el acantilado
Dentro de otra pregunta
Y no era la solución.











Acantilado

Entonces sobrevino
La música y el cristal
Perforado por tu lado
Más salvaje. El incendio
Se extinguió dentro
Del vaso a galope entre
Una barra y otra
Subrayando cada paso
En tránsito hacia el crepúsculo
De las voces de neón
El rincón besaba los caminos
De ceniza y ese naufragio
Que nunca supe a qué mar pertenecía
Volvió del miedo de la llama
Por no ser mármol











Socavón



Jamás en la cima
Ni al golpe del deslizamiento
En la pendiente prolongada
De tu alcance carnívoro
Jamás al inventario del
Que se hace dueño
De un sueño que no acompaña
Al musgo
Ni al benigno dolor
De esos labio acatados
Jamás retroceder
Cuando es difícil
Prever los callejones sin salida
Y los acantilados de tus brazos
Jamás rendir cuentas
Cuando la pérdida
Es irreversible








Excrementación


Después de la media noche
Existió un momento eterno
No había lugar a la esperanza
Tampoco al miedo
Era un tiempo huérfano
De pensamientos exhaustos
Sin sudarios que celebrar
Un territorio expansivo
Que volvía al punto del encuentro pasado
Un silbido que recorría astillado
La música de un crimen perfecto














Apotegma



El río que nada de espaldas
Y el pez putrefacto de aguas
Verticales
La mirada que resalta
En el brillo del reflejo
Y la miseria de aceptar
Que nunca podré bañarme
Dos veces en tu rostro










Adentrándome en la luz



Las voces galopantes
En la noche fría
El tendedor de pieles
Recogidas entre tu ropa interior
De interiores y en el exterior
De la humedad un recuerdo
Que pasea sus escombros
Entre la espesura de tus sedas.
Vestir tus muslos
Subrayar tus recónditos sueños
Y el henchido deseo
De besar uno a uno tus estiletes
Bañados de cuellos y abatidos dioses
Ausentes















Milan


El espejo de lo que vi
Y el sendero de mi nombre
Borrado dentro de una Europa
Que se descompone entre
El capital y este abrazo intenso
De inviernos y ojos enamorados








Spermata



El alcance de la mano
Es la nocturnidad
De tu espalda hedonista
Y el aullido impronunciable
De tu orgasmo













Despedida



Ámbar
Bar
Barítono
Barómetro
Escabroso
Vientre
En la
Lejanía
De los dos
Sin resta
Sobre de
Piel
Barítono
Barómetro
Ofensa calibrada
En un calibre
De la pena libre
Centro
Del cetro
En la brida
De la luna
Con el sol
Ano
Y el lazo de nubes
Silvestres
Sin estancias
Ni lechos
En el humo
De tu despedida
Y volver
De la belleza
Incólume
Llama de brasa
Corazón ideológico
Y ala utópica









Escena


España guadaña
Daña patriarca
Aguijón de sacas
Y río de sangre
De tus hijos que
No tendrás
Entre escamas
Republicanas
Y avanzadas
Que hieren
Tus espaldas
De espadas












Josep Palau i Fabre

Fui desde el sentido
Al mendigo
Y fui feliz
Hasta que olvide tu nombre









Mezcla


El reloj de arena
En tu corazón de anfetamina
Es la mina de la soledad
La que camina por encima
De la risotada dentro del oleaje
Bienes de espuma
Y espacios sin nombrar
En el temor de la fruta fraudulenta
De tu sexo
Es tu puta casa la que pierde
Héroes en el salón de libros
Pasados sin autor
Y ese juicio que demostraba
Lo insostenible de tu mezcla








Trabajador



Notifico el oficio
De un poema que
No se deja apresar
Como la variante
Del nigromante
Que dejo de ser operario
Insurgente del buen hacer
O del hacedor con hedor a
Plastilina por lo plasta
De la ina que era un tripi
Que nos comimos ni amigo jorge y yo
Después de un proceso de creación
Y era y es un trabajador

















Velatorio


Vender la alquimia
Por unos poemas
Que no cuadran
En el tiempo de
Tu melancolía
Y una tenue explosión
Después de tu muerte














La alquimia de tu arritmia



Negro sobre blanco
La tradición dentro
De la acción miserable
De la subjetividad
De un azul intenso
Frente a la fábula
De los nombres.
Es la percepción sin uso
La causa del caudal
De tu boca sobre mis brasas
El estremecimiento de una hoja
Dentro de la sombra del sol











Velamen


El valor asedia
Y el empuje de las calles
En el atasco de la última puerta
Cara a cara no dejo de deletrear
El espacio entretejido del murmullo
En las ramas de los adoquines
Y las aceras enervadas
Los dados limitan el juego
De las realidades paralelas
Es esta noche miserable
Y el cauce de este instante inmortal
Incierto, consumido entre mis labios cansados








Propedéutica


Sobre la mesa la conversación
De la ocurrencia
El triste suceso de alguien
Que en condiciones de lucha
Deja la última copa de vino
Entre la destrucción y la variación
De tono
Vuelve el entrecejo
Y la mutación de caracteres
También la ventaja del que se sabe
Desconocido en la evolución
De esta triste oportunidad








Lenguaje animal

El gorjeo del signo
En tu boca iconoclasta
Fue el adiós entre poemas
Del alquimista
Y el libro del desasosiego
Subrayado en cada uno
De nuestros desdenes







Memoria


Dormí repelido
Entre abrazos de cristal
E ideologías que lucharon
Con nocturnidad
Dando la vida de cada uno
Irrepetible
Inmoladas en la historia
Del rechazo














Matriarcado


Cuántas veces dije cómo
Y por qué
Y fue la mujer la que dentro
Del poder
Salió de la herida











Tuya es

Desconcierto e incierto
Rumbo en el fin de tu
Centro
Dónde el encuentro
Dónde el fármaco preciso
Que no sea consejo
A pesar del alcance de esta maraña
De adivinos y ahogados?










Imprecisiones


Para retomar el cuento
Y las calles pesadas
En los sueños
De tu mundo
Falta Utopía
Esa gran señora
Que no precisa de presentaciones
Ni de adicciones
Es peso
Realidad
Un mar azulado
Como la luz mohín
De tu enojo dentro de la sombra
Huidiza de la zozobra






No hay nombres


Mucho más que una presentación
Cuando la miseria se encarga
Mentecata y el asco surge
Del descaro y una razón cobarde
Que subraya los momentos
De alivio y el cielo abierto
En tus pies
Crece la semilla
Y el espíritu de la noche
Rozando los labios de la vela
Apagada
Pero todavía humeante
Dentro del espacio declinado










El mendigo del enojo


El chapoteo del incienso
En el enojo del espacio resignado
Abrió la puerta del equívoco
Y surgió el sufrimiento de años
Mendigando fuera, a la intemperie
Del claustro imperturbable
Piedra sobre piedra fueron cayendo los muros
Y las monturas de los milagros que persignaban
A los maletines de bocas pudientes
Acaso el rostro recluido de los que no fingieron
Acaso el hedor del hastío en la vehemencia
De no someterse a una ficción de puercos
Y escondites
Acaso la escalera infinita a la que siempre
Le faltaba un peldaño para regresar
A la brecha de la ruina
Y un nombre invertebrado
Acaso la risa en el llanto
Y un invierno que desfigurado asía
La extinción del frío
En el cristal de aquellos labios








Higuera

La púa puntúa
Las cuerdas de mi piel
Perezosas se resignan
A una nota púrpura
Más allá del tresillo
De una abstracción probada
Por el tiempo y el higo consumido
Viene el vino a probar mi garganta
Vinieron los peces a contar el mar
Y las horas se adelantaron
Al caminar cansino del reloj
Recuerdo en una esquina de la mesa
Un trozo de queso devorando crueldades
Y fiebres que antaño se mostraron ociosas
Dentro del triunfo de la imposibilidad
Y lo irremediable del deseo

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