lunes, 3 de enero de 2011


CRÁNEO TEMPUS. (1998)
GREGORIO OJER

“ La humanidad no ha adorado más que a los que la hicieron perecer”

E. Cioran.



“Pues la angustia ante el huracán es conmovedora”. Los inventores. R. Char.


















Venía por el lado izquierdo y no supe cambiar al derecho





Hay que levantarse
Recoger lo que ya tuvimos
Y dirigir el paso
Hacia lo improbable

Hay que levantarse
Detrás del que yace para levantarlo
Mientras conteste al crecimiento
Y no mengue el espacio de su aturdimiento


Hay que levantarse
Y dejar de lado
La destrucción...: aunque bien mirado
Un derrumbe de vez en cuando
Es necesario reiterarlo

Hay que levantarse contra nadie
Sólo sobre un cuerpo de carne y hueso
De ojos que dicen
Y bocas sin tiempo






















Alien



Di:
Tiempo
Cuerpo
Plenitud sin trascendencia
Húmeda inmanencia
O amanecer sumergido
En un desnudo de inocencia
Abierto a la noche animal
Di:

Sin borrón
Nunca dejes que el día
Pronostique la sombra
De tu almohada o consuma
Tu impaciencia a la amistad
De la luz
Di:
Oscuridad
Luz artificial
Olvido tenue
Huída saludable
En el blanco de tu cráneo























Pronósticos lacerados





Ocurre:
Dedos de cristal
En la boca del vacío
Cuando la manta comienza
En el frío del temblor
O solamente es descuido
De un cadáver aterido
Por la abertura del amor

Dijiste que nunca ibas a existir
En la insistencia del muro
Que la voracidad terminaba en el reconocimiento
De la entrega

También recuerdo la calculada
Memoria de tu eco
En mi vaso vacío



El tambor resonó en el desagüe
De tu pudor

























El pozo sin pájaros





Y sin embargo fue el empozamiento
Del agua el que auguró
Un malestar generalizado
Cuerpo oscuro irreconciliable
Barrido por el grito de la piedra
O el pronóstico de la imagen
Dentro de la pantalla

Respondí a la penetración de la luz
En la pregunta sin albur
Se entrecruzaron los recordatorios
Y el anclaje de tiempos y tiempos sin tiempo
Y una vaguedad que galopa sobre los lomos
De la luz invertida al otro lado de nuestra
Duración




























Y fue despacio





Fue repentino el desconocimiento
De la música detrás de las piedras
Talladas
Los arcos que ralentizan el vacío
El apenas conmovido del encuentro
Y el galope del preciso pronunciamiento
Que quedó en una sobremesa
De botellas vacías y platos como ojos

Y sin embargo fuimos capaces
De descifrar el girar de cuerpos
El aletear de gotas ocasionales

Qué palidez de ciudad
Dentro de este aire inmóvil sin corazón

Dentro de esta metálica placa
De tu párpado enamorado



























El refugio
Isaba



Volvimos del signo
Precipitado
De la nieve abatida
En un encuentro sin cuerpo
Entonces
La tormenta se pronunció lenta
Por encima de la techumbre
De un cielo tenaz
Y tú gemiste dentro
De mi espacio que tu estableciste
Fuera de tu lugar
Me apoyé en los algodones
De tu boca cuando la incertidumbre
Comenzó a tener presencia
En las ruedas de mi Renault 5




























Espejos del tiempo





Fue precipitarse en la fiesta
De lleno
El gato maullando
Descalzo
Retrasando el tiempo
De ordenes
Y muertes expropiadas
A un mostrador de carne y hueso

Fue el tiempo de la belleza
Maravillosamente extraviada
Que emprendía el vuelo
Siempre que el lienzo
Temblaba

Y así nos esforzamos en la agitación
De una realidad alimentada
Por el brillo de los escaparates

























Invención




La herencia del tiempo es haber dejado de tener hambre








































Noctívago intempestivo




La máscara desbrozada
Gritaba al rostro
Del viento
Vino el sueño entonces
Y nada perteneció al hombre
Porque la sombra
Y todos los rumores de su existencia
Se diluyeron en una posibilidad remota
De tanteos y hostigaciones



































Desarraigo



Quién puede dividir el adentro
En el afuera
Quién restituye la memoria
En el olvido
Quién sufre sin ser contemplado
Por el tiempo de la quimera
Y la prisión de un cerebro sin alcance
Quién en las contradicciones
Acostumbra a cercar a lo incierto
En lo verosímil


¿La agradable compañía del azar?






























El trazo


En los tiempos en que nada era igual
Vino el que guardaba raíces
Succionaba el tiempo que no luchaba
Por nada
Ante el anónimo público sin manos

El aire ya era desarraigo

La sangre un dolor elaborado con elixir

De pieles



Y la huella entre Mallarme


Y el imperio de bálsamos




























Lo desconocido





Parecía trazar el surco de la ola
Dentro de la luna cuando la espuma
Dispuso su vientre sobre el nombre
Del dolor
Agitó un viento fúnebre
En el despliegue de inventos
Y arenas destiladas de nieve
La sangre liberaba el aprendizaje
De años en voz baja
Y la libertad
La extranjera libertad fue perdiendo deterioro
Como balbuceos e impostores
































El refugio



El espacio sorprende
Cuando es relativo
Y es celoso del tiempo

Integra sorprendido

Al hombre
Que es ese algo más
Que nadie ha sabido
Temporizar





































Una retirada a tiempo



Una mirada descubierta
Una febril hora
Sin blanquear
El espacio de la herida
Luciendo ostentoso
El hielo inexorable del interfecto

Cuando zozobra la repetición
La rutina soporta la belleza del encuentro





































Dádiva



Sobre el precipicio
Te di un abrazo abismal
Por eso tu mirada infinita
Señala pacientemente
El frío de la llama









































La espina no es espina



Los recuerdos de revelarte


Y construirte en el vacío de una espina

Rosal de viento

Lacayo de la libación

Y de un torneo de claridades




































Sobras de porcelana




Creo que era cansancio
Después de un despertar escindido

O tal vez una sobreactuación
Del típico macho que no conoce la noche
Ni los helados calientes






































Ansiedad



Es una escritura de encuentros
También de casualidades
No son incompatibles
Dominar los preparativos es determinante
Para saber cojear en el trance
O despistarte en la lucha
De una confusión feliz








































Aprendiz



Relax
Derrumbamiento
El desgarro de siempre
Y el agrado de volver a escuchar
Tu voz con adelanto
De tu nacimiento
Ligero
Insurrecto
Después de la espera en aquel
Urinario o paraíso artificial
No perdido de un rincón
Elevado en los ojos de la lujuria

































La edad del hombre








I




Centellea el vagabundo
Dentro del verdugo
El cuello afilado que corta
La cuchilla de otra guillotina
La sangre que arroja al cuerpo
Fuera del fluido
Un río dentro de tus ojos
Y una inmensidad en la superficie
De la crueldad

Y el hombre


























II



La delgadez de la línea
Del horizonte
Fuera del surco de los huesos

La rama rema al viento
Y el perfil de su vientre
Señala el vacío del tiempo







































III



Y desembocó en el reverso
De la realidad

Y el vuelo del huracán

Hizo a la mariposa

En su aleteo de arcos sumergidos




































IV



Casi descendió a la raíz de la llama

Entre pétalos y raíces venideras

La garganta seca dibujó con sangre


El tránsito






































V





Y cedió el hombre
Al propio hombre

Y brevemente la muerte representó
El tiempo de la vida

En las cámaras urdidas


De lo terrible y el sentido

































VI



Huiría
Nada más

Lejos de los nombres

Lejos también de las metáforas
Que no atienden

A la última palabra





































VII





El sueño de un descanso
El vaciar del viento

En el encuentro con la noche


La naturaleza consuela al
Último vestigio de derrumbes y soplos
Y el centro mudo abandona

La marcha de la materia




































VIII





De las piedras brotaron

Manantiales de fuego

Luego el caos incorporó al amanecer
Una mirada ausente








































IX







Rosa rosal
Libación
Tal vez una revolución
En la espina
De la historia
Te amé en Luxemburgo
Aquel otoño metálico
De huesos y cruces
Dentro del tallo de la gran Europa
































X






Deshacía el agua el río
Dentro de la orilla sumergida

El frío calcinaba la memoria
Del reflejo

Un espejo de rituales y encuentros

Provocaba a la luminosidad de la noche

Más allá de aquel descenso

Se encontraba el hombre

Y sus edades sombrías





























A tu mujer






Las líneas del hedonismo
En la copa de tu boca
El plato que se come
La lengua, los ojos sin mirada
Trasparencia de ocurrencias culinarias
El sopor del buen vino
Y la plática de la dialéctica
Por encima de la botella vacía
Tus senos desbordados
Tu pezón emergiendo entre el primer
Y el segundo plato
Mi lengua salivando tu cuchara
Tus ojos dos redondos de mi cuadro desvarío
Fui por encima de la mesa
Un nómada
Dije sí
Tú sonreíste
Pero supe que mirabas al misterio
Del nombre sin hombre
Del hombre venido de la mujer sin belleza
De aquella borrachera de un bar de Monzón
Donde te propuse mis miedos y mi amor






















Guardar lo que no se sabe





Érase una vez el metal
Del tallo sin pétalo
La raíz desnuda sin tierra
Que surca los vacíos sin luz
Erase el cristal en los labios
Húmedos de himnos carnales
De triunfos infectos persistentes
De un habitual amor público
Sin condecoraciones ni corrimientos
De tules militares
Erase una vez el acoso del personaje
En mostrar al rostro reparado
Esa mirada uterina sin mundo
Sin sombra en la voz
Sin distancia en los ojos
Sin espacios urgentes
En la compraventa de obviedades
Y falaces iluminaciones
Erase una vez el pequeño negocio
De amores prohibidos
De amores no nacidos
De fuego matérico en las entrañas
De la paciencia


















El necio se abstiene






El tiempo no destruye
Muerde y no deja marca
Agrieta y no deja herida

El tiempo crece dentro
Del abatimiento de no saber
Perforar el espejo
Y sumergir el rostro
Dentro del mismo rostro


Pegar el dedo en el brillo
Y volver una y otra vez

Al descanso de lo invisible
En lo visible del tiempo




























Otrora la materia






La existencia
La experiencia
El cuerpo una copa de vino añejo
El placer de observar un cuerpo desnudo
Detenido en un hielo

Latitud en un pezón de derrumbes

En unos muslos socavados



El corrimiento del sentido persistente

El aleteo de tu piel



Gira gira gira
materia




Aterida fulgurante única
En tus incorporaciones


Y pasa este amanecer


Extremo de luz y de vértigo











La ocultación de la transparencia





El cuenco del muro
Ceniza
Y tu rostro


La voz del río

El agua muda



Desciendo en la llama



Anegada de mares


Desnuda




























El pliegue del tiempo


Los orígenes perforan el costado
De la orilla
La forma que concaviza el deshacer
De las palabras
Las formas decididas de otro hueco
Falso pero secreto




Fluía la quietud...





































Nada es como después







Garganta del tránsito
Branquias de hormigón

Sobre el tejado de tus vértebras


Tiempo de vuelos



Olvidos de navegantes de tierra firme


Sucede sigiloso delante del mar bilingüe

Un orden húmedo y desconocido





























Nadie era su nombre





El rostro que oculta
Las palabras
Detrás el agua y las manos
De la desidia

Los armarios vacíos
De soles apolillados

Dentro las estrellas
La disposición del tiempo y la sección del movimiento

Corrí al lado de amapolas
Y recordatorios de niños solemnes

La mujer y el canto tumultuoso
Estallaron en pequeñas sombras
Sobre el ataúd


Blanco de nieve

Y tristeza




















Inminente naufragio





Áspero deambular sin dedos
En los pies dentro del anunciado
Silencio

La bóveda extrañas manos
Y laberintos de lenguas de agua

El canto del mar en las huellas
De las caracolas
La hechura de la espuma
En la boca de lo posible

Y el robledal que lejos de su inquietud

Posó sus ramas en nuestros hombros.



























Mandíbulas


El impulso de aterrizar sobre un papel
Y deletrear el espacio
Que no extendió sus alas
Sobre otra conducción de silencio
Y alientos

El horizonte de lluvia y tiempos yuxtapuestos


Vestir de fanfarria el hedor de la tradición

Y retener las migajas del artesano
De la marca y el juego



































Malos tiempos......






Otros sueños de la misma historia
Los mejores de otras generaciones
Dentro de las bombas
De las palabras sin pensamiento

El idioma de lo prodigioso
En el botín del uniforme

Y una geografía de defensa detrás
De la norma disidente de lo apacible

Siguió la trayectoria –dijeron-
En la traducción de los sueños
Entregado al triangulo capilar
De los paisajes dirigidos

























capitalismo



No hay palabras
Sólo hipotecas criptográficas
Inquietantes seguros de muerte
Que de mano en mano pronuncian guerras
Y consuman el vacío de la transparencia








































Bordes




Vaciar el mar en una caracola
Como trazo la línea
En un tiempo transido
En un mundo todavía por engendrar


Oímos el rumor
Del continente en las bocas
Que definen el hambre
En las manos que contienen la sed
De venganza
En la dura memoria próxima
Al olvido


Oímos el estertor
De la frontera en sus ojos muertos
Al borde de la aparición de un nunca jamás
Dentro del viento frío del norte































Fuego




Es la apariencia de no ser visto
De no querer brotar dentro
Del sueño en la brisa
De un cuerpo vendido.
Es el mirar sin levantar
La piel de la realidad
Y aguardar la resina
De la figura ingrávida
Que llega proferida
De una palabra inexistente.
Es decir con precisión
Lo que no eres capaz de ver
Y sentir el horizonte dentro
De la velocidad de unas alas
Que voltean lo dispuesto
Sobre un montón de huesos


























Por Fin





Enteramente del frío atraviesa
El fantasma del hombre
Destruido por el tiempo
Su cráneo abraza el musgo
Del cielo devoto
Rompe el tic tac sobre las olas
Metálicas del pensamiento
Y en el desgarro del que cruza
Embarca hacia el inmenso mar


























Apócrifo




Mantener el gesto era una proeza
Después de atravesar aquella playa
Solitaria de tatuajes y chicos imberbes

Venía del frío
De escuchar la helada de lo memorable
La disposición de la arena
En una postura fría
Y el alquitrán del inquisidor moralista
Restaurando el vello del que frotaba estrellas


Después se registró en la espuma
Del desahucio de un mar que disparaba
Los viejos cañones de lo terrible

Y la verdad era el rezo
De un poeta eunuco

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