lunes, 3 de enero de 2011

TAEDIUM VITAE (2009)


GREGORIO OJER



“comprendo las desgracias a las que voy a atreverme. Pero mi thymós(valentía, libido) es más fuerte que las cosas que quiero” (Eurípides, Medea, 1079)


“Somos piedras que caen al abismo que chocan una vez al bajar y nada se dicen, ni se ven, ni se compadecen”

Clarín. El dúo de la tos





“ Debemos abandonar todo paraíso. Este siglo está destinado a la confusión. Marchamos hacia el caos” Stendhal


“La ley es una luz que en diferentes países atrae hacia sí especies diferentes de insectos ciegos”. Nietzsche. Mi hermana y yo




El colegio


El más atávico gesto
Concluyó en el susurro
También
Propició el encuentro de tus ojos
Con la tierra húmeda
Fue inteligente el hereje cuando
Le preguntaron por su locura
Diciendo que la tierra era plural
Como cuando tu boca subrayó
Mi desencuentro con el misterio
Territorio de falsedades y fantasmas
inconclusos































“la locura no puede conocerse, como la ceguera no puede verse” (Apuleyo)


El recreo



Hay alguien ahí?
Después de cerrar la puerta
Delante de sus narices
Regresé del exilio
Europa era una introducción para África
Billy el niño disparaba
Contra la paloma de un picasso esterilizado
Oh La Cultura del crecimiento!
Volví del urinario.
El crematorio se encontraba
En huelga de hambre
No pude quemarte
Así que cogí la decoración de tus labios
Y rasgué el velo





























“No es frecuente emprender algo bueno partiendo de la sabiduría y la prevención. Todo tiene que suceder en la ignorancia” Lutero





El camino


Las huellas son anteriores
Al camino
La gente resiste entre charcos
De sangre
La guerra es el instrumento
De sus dioses
Nosotros mientras tanto
Colgamos las ropas
En el tendedor del olvido
Y el miedo
Y no hacemos camino
Andamos como cangrejos
Tras la estrella
De la muerte




























“El hastío de la vida es la única pasión áspera, dolorosa y terrible en estado puro”(Petrarca. Secretum)




La huella

Henchidos los huesos
Triturando la carne
Ceñida a tus dientes
Lentamente detrás
Del árbol milenario
Sin raíces que prefieran
Las alas de los pájaros
Que sucumbieron a tus
Ramas encantadas
Corono el pálpito
Postrero y la pretérita
Plenitud del vacío diminuto
Levanto los pies de los zapatos
Y con ellos el mundo
De la exhalación resplandeciente
Mañana dirigiré la mirada
Hacia los huecos de tus pupilas
Estrelladas en el bosque líquido
De los sueños






















“todas las aves que vuelan acá y allá, todos los peces que nadan, todos los animales salvajes que saltan hallan su tumba en nuestro vientre. Piensa entonces en por qué morimos tan repentinamente. Vivimos de los muertos”
(Liberto Musa?)





Volveré


Aunque la carne tiemble
Sobre las yemas de mis dedos
aunque el viento combata
el desperdicio compartido
entre mi lengua y tu pecho
seguiré vivo fuera del aire
fuera del espacio abierto
codiciado de mi tiempo detenido:
fui yo perpetuo
carnívoro dentro de tu carne
muerto dentro de tu muerte
vivo suspendido en tu hombro de orquídea



























“la mía es una historia que lleva una larga y triste cola, dijo el ratón, volviéndose hacia Alicia, y suspirando”. Lewis Carroll. Aventuras subterráneas de Alicia





Tentaciones





Me divierto arrancando el sí
Y el no
A las ciudades de tus sueños
También me divierto cambiando
De nombre a mi cuello de cuerda
De patíbulo
Lo siento soy un afrancesado
Dentro de este arrodillado palpito
Combatiente cínico acompasado
De evasiones mordazas
Y canciones de cuna


























“no podemos poseer el tiempo que desposee ni siquiera cuando soñamos”: Filodemo de Herculano



Pequeñas infancias



Volvía de la lluvia
De la nube reventada
Dentro de tus párpados
La mano mecía
Tu boca
El árbol
Alcanzó al nombre
Que iba a taladrar
Y fue el desplazamiento
De cera el que puso
La fecha entre
Aquella escalera de caracol
Que llegaba hasta el infinito
De mi desolación
Os vi huir
Peldaño a peldaño
Cada paso era el descubrimiento
De mi soledad
Cada paso me alejaba más
De lo humano
Hoy reconozco esa deriva
En pequeñas infancias
Que fui llenando de piedras
De agua y escarcha


















“nuestro vientre es la tumba de los ríos y los bosques”. Liberto Musa



Vivencias



Entre las juntas de las baldosas
Valles insondables perfuman
Mi pesadilla de amigo muerto
El reloj viejo marca
El tiempo fugitivo
Las manecillas en un vaivén
Reiterativo
Cortan la respiración
De una fotografía jamás realizada
Me acerco al sonido
De la sal
Al sonido sordo
De una boca que elabora
Mares insondables
Las olas
Desleales
Se deslizan
Sobre tu cráneo
Abierto a una tarde sin horizonte...
Abrí la carta
Que abrí hace cincuenta años
Que abrí ayer y que abro hoy
Y tu dedo comienza a dibujar
Mi boca en tu espalda
Y tu dedo comenzó a borrar
Mi nombre en tu boca firmada
















“Roberte se lava, reajusta su gaine y se baja la larga falda negra, tratando de encontrar la calma en esos gestos evidentes” Pierre Klossowski. Roberte esta noche




potencialidades


Es el camino de la mancha
La oscura perpetua rendija
De la desmesura
O el vino derramado
Sobre el vaso vacío
Lo que causa la cefalea
Del miedo
Presiento que el agua
Se evaporará de mi vela
Que el fuego rendirá cuentas
A la cera derramada
De mis invenciones.
Como tantas veces atraso
El reloj de la rutina
Recojo el tiempo que se detuvo
En alguna grieta encontrada
En el camino
Y me dispongo
A ser yo o tú




















“La pintura debe arrancar la Figura de lo figurativo”. Deleuze. Bacon. Lógica de la sensación







Perfecta historia


Sucede siempre que me
Cuento el sueño
Del día anterior
Tropiezo discretamente
Con lo que quería escribir
Y no ha sucedido
Pero en otro tiempo
Cuando levanto la almohada
A ras del suelo
Comienza a temblar
La sábana y el sudario
De un día de versos
Descubiertos en el aroma
De la noche
Y descubro un mundo
De infinitos mundos que pasan
Por mis manos
Y que voluptuosos
Reconocen el alimento de los
Que no regresan
Y día a día comienzo la luz
Que destila la oscuridad
De tu cuerpo
Sobre la flor que dibujé
En el cristal de ese nombre

















































“el cuerpo es el resultado de lo fortuito: no es nada más que el lugar de encuentro de un conjunto de impulsos individuales relativos a ese intervalo que constituye una vida humana, los cuales sólo aspiran a desindividualizarse” Pierre Klossowski. Niezsche y el círculo vicioso






“ tomad uno a uno los días pasados en la ciudad, creeréis hallar la suma de vuestros instantes. Tomad varios de esos días: la suma desaparece” Plinio











La cascada


El murmullo del viento
De los que habitualmente
Se mueren
Hiere la nostalgia
Del archivo personal
El azar y los pies cansados
Cualquiera podría evocar
Una experiencia pionera
En la destrucción del tiempo
El frío fisiológico de un estado
Que aspira a convertirse
En la curvatura de una paralela
A sí misma
El cigarrillo que crea a la boca
Y el humo automático serpenteando
En unos labios amoratados
De temblar y reflejar la postura
Vertical iniciada en un acto
De excitación de dos mensajes
Superpuestos pero que nunca
Se actualizarán
Son los síntomas de un cuerpo
Que aparenta continuidad
Pero que en el fondo es invención
Risa, ligazón del desamparo
Instalación que desconfía
De lo paradigmático
Y disolución en un nombre
Que ahoga todas las pretensiones
Que oscilan entre el delirio
Y lo rutinario de las funciones












“No el lugar del pensamiento, ni del corazón, ni del trabajo, sino el lugar pasivo, el que aguanta el peso y la fatiga de tocar tierra” Tápies







Cristal de agua

Dejaré dormir la espalda
Que lentamente
Abraza mi primera
Despedida:
Cuerpo distraído buscando
Volutas infernales
En cualquier boca de ceniza
El espacio que perfumaba
Los rincones de una mirada dilapidada...
Te hacía desplazándome
En la balaustrada de la insignificancia
En esas escaleras interminables
Que conducían a una larga noche de invierno
Después de la búsqueda
En pasillos enjutos llenos de mirillas
Siempre corriendo bajo la lluvia.
Dentro de mí dejé de ser yo
Para no imitar lo que era capaz
De borrar todas las mañanas y
Todas las noches en la tregua
De tu boca.
El sol amarilleaba la estancia.
No siempre la ausencia fue conciliable
Con el desamparo















“El amor de una mujer/ queda reavivado o renovado/ si descubre señales de uñas/en las partes secretas de su cuerpo,/aunque éstas sean antiguas y estén casi borradas.” Vatsyayana




El borde de la ruta


Tiovivo de cristal lúcido
Entre el delirio de las venas
La sangre estrecha la serenidad
El impulso diletante relacionado
Con la agresión de la palabra
En tu estomago de madera
Vendrá la reacción deleitándose
En el borde de tus huellas
Una insinuación de los placeres
Estimados y extinguidos
Entre la hojarasca de tu excitación
Volvimos a la ruta frecuentada
También dispusimos de trampas
Que asolaron el camino
De signos insomnes
Invadimos los dispositivos de la ocultación
Designando el encuentro siempre diferente
Entre tus trazos y mi olvido cotidiano
De no saber el código practicado
En las distintas noches que cabalgaron
Residualmente en nuestra melancolía
Fueron pretensiones que condujeron
Al movimiento de los contornos
Y las pulsiones solícitas
Hablábamos atrapados
Entre artimañas que fijaban de antemano
Los abismos de la voluntad y el retorno
De la materia desafiante
Colgados de los cabellos
De la miel recopilábamos
Las cáscaras de desnudos
Y la geografía de los afectos.
Por fin regresé sobre el pulso ígneo
De la simulación, condición
De toda comunicación imperfecta
Referencia del error a un intercambio
De alzadas y caídas
Y en cada espina aplazaba
El momento de la extinción




“Mentiri non didicere ferae”: Marcial

“Cuando Marco amaba, igual que una furia/se desenfrenaba su roja lujuria/de su cuerpo cruel, como una herida/la sangre, manaba la lava encendida” Paul Verlaine




Carta a Meneceo




Cuando bajé del suelo
Hacía media hora
Que la infancia se había
Invalidado:
El vaho de las duchas comunitarias
El agua resbalando
Entre el pubis de tu aplazamiento
El recorte en el patio
Después del partido de pelota
Te recogí en la esquina del barracón
Tú sin embargo huías de la evidencia
De mi cuerpo en tus piernas gélidas
Aprendí griego para leer a Epicuro
Luego Cavafis pero ya era tarde
Alejandría se hundió en mi vientre
Cuando tú dijiste que sí






















“el hombre huye de la asfixia”. Rene Char. Furor y misterio




La quiebra del azul

Sea lo que sea
Subir el abrazo
Hasta la altura
Del agua
Luego ondular
El invierno de espera
Calles aplazadas
Esquinas trémulas
Aromas de crepúsculos
Arena reticente
Al desnudo salitre
Arriba en el jardín
De la espesura
Respira el espacio
Del tiempo ronco
Silente
El aire invoca
A la sed
Piedra húmeda
Amor riguroso
Rumor de orillas
Gemidos de llamas
Llaman las voces
De la quimera
Y el desierto
Brevemente husmeo
Los nombres
De la invención
Y la sombra ilumina
La luz
Y el fuego
Late sobre
El junco que corona
La lágrima
Del estanque
Sé que estás aquí
Siempre aguardando
El vertido púrpura
De mi imponderable floración



“Abrid las puertas, dejad que vuelvan todos”
Luis Cernuda. Como quien espera el alba




Una de piratas

La tarde orográfica
En el horizonte accidentado
Tu vientre plomizo dramático
Alberga la espesura
De una razia pirata
El último combate
Nombre a nombre
Fulgor y deseo
Un ejemplo extraño
De la sed del mar
En un sugestivo desvanecerse
Sentir lo confortable
De una infancia basáltica,
Porosa enternecida por el canto
De las sirenas
Y descalza por no sospechar
De las huellas
Ni de acantilados lóbregos
Que escondan humedades
Y rostros mortecinos
Con aterciopeladas sonrisas.
Hice la digestión del mundo
A la orilla de un pozo indignado
Por haberse convertido en estercolero
De los habitantes del lugar


















“El mar, y nada más”. L. Cernuda. Invocaciones



La casa del loco


Felizmente empezaba
A ejercer de penumbra
O de encrucijada ininterrumpidamente
Instalada en la azotea
Al lado de su ventana
La senda atravesaba su alcoba
Hasta dar con un pasillo intacto
Inmóvil que conducía a su premonitoria
Garganta. Fue probable
Que se desprendiera la piel
Que sujetaba su alterada cara
También que lentamente escribiera
Su nombre detrás del frigorífico
O que la puerta que daba
A esa habitación cerrada
Se abriera de repente
Sin ningún motivo
Porque volcado como estaba en el exceso
De las expresiones esperaba otra clase
De quema o tal vez el agradecimiento
De tener que retener siempre
El mismo idioma desabrochado





















“y tú me preguntaste,
¿qué hay en el centro de la tierra?
Alfonso Costafreda. Suicidios y otras muertes




versátil



Antes de que levantara el día
Nos ejercitábamos en la sospecha
Consternados por la repetición
De levantamientos matutinos
Y oraciones fálicas...
También nos apoyábamos
En el frío espejo
De la instrucción y el haraganeo
En la libre savia
De semen integrado
A una melodía extraña
Que no paraba de repetir el nombre
Del aturdimiento





























“La primera copa es para la sed; la segunda para la alegría; la tercera para la voluptuosidad; la cuarta para la locura” (Apuleyo. Panegírico de Cartago (Floridas XX))



Y comencé a ser adolescente




La querella de los cuerpos
La querencia del odio
Y el amor a velocidad
De soslayo
La luz mortecina
Sobre la espalda del miedo
La confusión del tiempo
Que retiene la cal
De la pared
La sombra del sueño
Que prolonga
La vida voraz adolescente
Oscuras ruinas
De una madurez extirpada
A golpe de estramonio
Y mandrágora
El mar verbalizando
La desaparición de tu pubis imberbe
La calma de la espuma interrogando
Al espectáculo de tu cuerpo desnudo
Encima de unas sábanas cuarteadas
Por onomatopéyicos gestos escépticos
Golpes convexos
En tu sed cóncava
El incendio de tus labios
En mi sexo recién descubierto.
Comencé a ser adolescente
Cuando supe que la memoria
Estaba hecha de pequeños olvidos







“El que mira es ahora lo mirado..”. Julio Cortazar. Jardín para Octavio Paz

Cuento adolescente


Contaba
Uno
Dos
Tres
Gatos
Dentro de mis sábanas
Una
Dos
Tres
Serpientes
Delante de mi silla
Eléctrica
Podía decir
Muerte y no causaba extrañeza
Como amor y tampoco
Cruzaba Eros desnudo
Delante de la ventana
Me iba consumiendo
Dentro de la caja
De cerillas
El fuego calentaba
Las orbitas de mis ojos
Vacíos
El fósforo marcaba la piel
De mi cuello y tejía alrededor
De la espera un coral de azules
Pezones abatidos
Por la credulidad de la podredumbre
De ser mujer hombre
Mujer-hombre
Hombre-mujer
Tañían siempre las campanas
A muerte lisonjera y sucia
Ella creía
Que todos los viernes invernaba
Dentro de la muñeca
De porcelana
Que todos los días mascullaba
Su nombre a la altura
De sus hombros mientras
Ella decoraba la habitación de
Tiburones epilépticos
Y frases célebres inhabitables.
Fue cuando comencé a leer
Compulsivamente y en cada
Página morían mis ojos
Y daba saltos de acróbata
Recorría desiertos, selvas
Vivía la noche en las manos
De una versión de mujer
Y el día en la boca de un bebedor
Domador de historias quirúrgicas
Fui payaso, juez, delincuente
Todo en un mismo día
Y siempre contaba
Uno
Dos
Tres
Cuatro
Gatos
Dentro
De mis sábanas
Como
Una
Dos
Tres
Cuatro
Serpientes
Dentro de mi
Silla
Eléctrica
Arrancaba los pétalos
De hielo
A las flores de plástico
Que abrasaban
Macetas tóxicas
Plantas milagrosas
Hombres grieta
Pequeñas fotos
Olvidadas dentro
De la tierra negra
Ardiendo de lluvia
Y terror
Y contaba
De espaldas
A los pies sin dedos
Sujeto a una cabeza
Parlante
Pronto vibrará el tiempo
Y creará otro espacio
Fuera del espejo
Pronto habrá mudado
El otoño y borrará
Tu nombre con un soplo de luz






“del dolor de los ríos contenidos/del río contenido de mí mismo/sin el cual yo no sería nada” Whitman


Amueblamientos


Mis dedos caminan
En otros pies
Mis zapatos
Son huellas
De otras huellas
Las cosas
Me nombran.
Me comen
Las cucharas
Me observan
Los erizos.
Los cuentos
Me cuentan
Y sujeto
El mundo
Frágil
Con las uñas
De la niebla.
Soy minoría
En la voz
De otra boca
Espacio dentro
Del vacío
Vacío
Fuera
De tu movimiento
De caderas.
Alrededor
De la fragua
Del desatino
Y el amueblamiento
Se quiebra el jirón
De luz manteca
Hiedra de la entraña
Formulario de brasas
Y cuerda de ahorcado
Mis dedos
Son
Tus zapatos
Tus señales





Mis labios desfondados
Te olvidé
Donde se anunciaba
La conversión
Del agua en vino












































































“el verdadero poema no es ese que lee el público. Siempre hay un poema que no queda impreso sobre el papel,..” Thoreau






















“Mirar el río hecho de tiempo y agua
y recordar que el tiempo es otro río”
J.L. Borges. Arte poética



Al calor de la herida



Cede la tierra
cuando los escorpiones
reblandecen el conocimiento
adquirido dentro de lo invisible
ojo crítico que fracasa
las brasas ya instaladas
al calor de la herida
el paraguas no se abría
y llovía dentro de la lluvia
la piel suave suavizando
el paisaje que recorríamos
lentamente en el vagón de cola
las gotas bebiendo el cristal
y tu reflejo apenas fijado
en mis ojos.. .
se abrió el cielo detrás de la nieve
la infancia recorrió en un escalofrío
la alfombra del bar
un espejo donde el tiempo
se había quedado pegado
fijaba su horror en mi nuca
nunca supe dibujar corriendo
gimiendo, alejando tus huesos
de mi boca audible

















“¡Qué bien sé lo que quiero!: sólo un trozo -con rocas,
junto al río Voltoya- dela provincia de Ávila”. Luis Felipe Vivanco



La dispersión


Quebradas las ruedas del autobús
Concité al destino cuando poco
A poco la carretera iba perdiendo
Las raya diáfanas y continuas
Unas rejas separaban
El exabrupto de una educación
Tardofranquista
Pasada por eucaristía
Y unas cuantas masturbaciones entre sabanas
Impolutas que olían a lejia
Y detergente monjil
Confesiones confitadas por una mente
Lujuriosa, infame
El entusiasmo se consumía
En el cuerpo de otros adolescentes
Y las personas del verbo
Como una polifonía de cantos rodados
Crearon el suelo por donde mas tarde
Discurriría nuestro semen impoluto
Fui yo mismo sin dejar
De ser yo: ebullición silente
De un atardecer ya vivido
En el pasado, en el presente
Y en el futuro que arranqué
De esta dispersión de cantos
Y crímenes perfectos
















“El sabor de la manzana está en el contacto de la manzana con el paladar, no en la fruta misma”. Berkeley



Castillos de arena





Parece que el hombre
Ya se ha inventado
Que cuando piensa
Deshace su humanidad
En el foso de su locura
Y es el perímetro de su mirada
Lo que valida su ceguera
Cuando la muerte blasfema
Comunica la maldición de la carne
Abandona el tiempo familiar
Y ansía el pronunciamiento
De la sangre
Recuerdo cuando la catástrofe
Todavía era fruto de su voz
Cuando encerrado
En un castillo de arena
Violentó su falsa ausencia
Su desenterramiento del escombro
Y la reliquias de su vacío






















“vivamos, lesbio mío, amémonos /y no nos importen un as...” Catulo


Lodosa.1976




El beso que alargó la sangre
Del clavo
El gesto complaciente postrado
En la punta de mi dedo
La ansiedad de una llama apagada
La turbación de una vela consumida
El espejo lívido de la soledad
Estas noches azules
Y esta luna de la infancia
El olor a pan reciente
Los pasillos longos
Los rieles de camas desvencijadas
Sabanas desvelando la realidad
Y ocultando la ebriedad de la juventud
Y al final una escalera interminable
Que gira sobre mi pecho
Y descubre el mármol de tu desnudo
Y tu beso oscuro transparente
Como una radiografía del deseo























“dame mil besos, luego ciento,/ luego otros mil, luego cien más,/ luego otros mil todavía, luego ciento./ Catulo




Muslos de mármol



En el rincón del patio
Entre el último árbol y el frontón
El triángulo de las bermudas
Donde desaparecíamos prudentemente
Entre abrazos y señales desconocidas
Sabíamos que ese día sería irrepetible
Que esa hora sería irrepetible
Que ese instante también sería irrepetible
Y que los gestos del deterioro se diluirían
En la memoria del tiempo
Sabíamos que la vela se consumiría
Y con ella la llama que alumbra
La intemperie de la juventud
Fuimos póstumos antes de sumergirnos
En nuestras geografías inestables

























“embrollemos la cuenta para no saberla/ o para que ningún envidioso pueda aojarnos/ cuando sepa que fueron tantos nuestros besos” Catulo




Cuatrocientas noches





No volverá la época
De las circunstancias
Ni la de las miradas extraviadas
Entre el placer y la calma
Dirijo mi dedo entre el rigor celeste
Y un interior de pequeños rincones
Que fueron habitados por farolas de agua
Y luz de estrellas marinas
Concité a los ojos negros de la arena
A los lunares de la espuma
Que brotaba de tus pies de sirena
Y fue entonces cuando la noche
Con sus cuatrocientos días
Brotó sigilosa de tus escamas ceñidas
A un mar en llamas





















“el ardor se quema
como un ascua...” Carlos Bousoño






El camino imperfecto


Vuelvo de la infancia
Como quien vuelve de un viaje
A ninguna parte
Acaso me enseñé
A no ser yo o quizá
A dejar de ser lo que consideraba
Que tenía que ser en cada momento
En que los demás ya iban
Definiendo cada uno de mis gestos
Cada uno de mis pelos que iban
Asomando por entre los juncos
Del pórtico del deseo
Adquirí panorámica, convicción
De la carne
Casi una ilustre intuición
De lo que importa detrás
De un nombre
O un verbo suavizado


Tener la sensación
De repetir siempre
El mismo silencio
Entre los cristales
De la infancia desconocida
















“ la luz queda del otro lado
aquí no hay más que oscuridad”
Carlos Sahagún





En la orilla lejana





Recuerda el arroyo sorbiendo
Tu reflejo
La imagen pegada a las piedras
Ir madurando anónimamente
Delante de la corriente
Una mirada estremecida
Por la distancia del tiempo
Sobre este instante irrepetible
El sauce desplegando las alas
De la mariposa sobre la boca
Del pez y las escamas
Como espejos devolviendo
Lo que se fue y nunca existió
Fui tú una vez más
El que vive a mis espaldas
Y te nombra en la otra orilla



















“Mi juventud ha sido fusilada
no se fusila nunca a un hombre solo,
caen poco a poco nuestras propias vidas”
Leopoldo de Luis








Tiempos comunicados






Vela la infancia al tiempo
También al cansancio
La noche se fue entre el lienzo
Un pigmento de insomnio
Entre los dedos infinitos
El carboncillo en tu boca
Sostiene al dibujo sin silueta
El amor busca el aire
Cada vez la ruina de Alba
Se adentra en los espacios
Adormecidos de la noche
El adolescente regresa
De una marea sin horizonte
Y la encina traza el círculo
De lo celeste hundido



















“no sé qué luz, de dentro, de quién, iba
naciendo, iba envolviendo tu desnudo....”
Blas De Otero





Fue ayer

La puerta del baño entreabierta
Cae el agua reconociendo
Al cuerpo que vendrá a escribir
Con espuma de mar
Los hallazgos de la impaciencia
La esponja enfurece
Al sollozo de la piel
Mejor nadar en aguas tranquilas
Que recorrer conmovido
La abstinencia y la vejez
Fue ayer cuando dispuse
Los altos vuelos de lo abstracto
Y una madrugada a flor de piel
Podría estremecerme
Pero soy inquilino de mis propios sueños


























“¡Oh!, no enseñes al joven;
no le digas, mostrando tu pequeña impotencia:...”
Dionisio Ridruejo





Homoerótica 1978






Había una disposición intensa
A vivir de la sensación del roce
De percibir el agua resbalar
Entre los cuerpos de gélidas baldosas
Buscábamos la habitación perfecta
Para deletrear la piel sudorosa
El anclaje del aire en nuestros pechos imberbes
Al calor del fuego eterno
Extenuados entre el silencio de las sábanas
Carne de nuestra carne carnívora
Y baños voluptuosos prolongados
En una infinita noche de verano
Abríamos un libro de poemas
Anterior al sueño
Anterior al verbo hecho carne
Anterior a los indicios de ojos cerrados
De manos abiertas alrededor
De tus muslos arruinados
En todo habitaba la belleza
Y un placer incipiente que se hacía entrever
En los espacios abiertos
De los domingos sin cine
Si digo la verdad no era mi respiración
La que empañaba los cristales
De la puerta de atrás












































































“los miraba perpleja, y de cuando en cuando le caía una lágrima hasta la boca.
-¿y cómo supo?- dijo después
-no se preocupe por eso –dijo fraga-. Todo se sabe alguna vez”
Los pasos en las huellas. Julio Cortazar


Escapada

Comencé a respirar cuando cerré
Definitivamente la puerta
Que habían construido en aras
De retener al diablo de mi cuerpo
Bajé los brazos
Desclavé uno a uno los pelos
De tu desnudo
La llave seguía colgada de tu cuello
Y amanecía detrás de las cortinas
Donde ángeles homosexuales
Hacían el amor a hurtadillas

El amor enseña a no amar
Nada más
Como dijo el poeta no leer
No sufrir, no escribir.......
Y sigue el niño deletreando
El amanecer, las noches en silencio
La soledad del sauce
Donde grabé la sospecha
De que esto no iba en serio
La sensación inteligente
De que alguien se había quedado
Con mi consigna y ocupaba un lugar
Que no me correspondía
Por eso tuve cuidado en decir el nombre
Del que nos invitaba















“tócame despacio”
un amigo







Y cumplí los trece


Seguí los charcos
El barro que escondía
Las primeras huellas
El libro de Gil de Biedma
Las flores del mal
Y una gran temporada en el infierno
Los versos se pasaban de cama en cama
Y los vestigios de la mañana insomne
Que asomaba entre los dedos entumecidos
Y las páginas amarillas...
No hay arrepentimiento
Ni tampoco cadenas perpetuas.
Qué se hicieron de las ciudades del hombre!
Y de la mortaja en medio del pasillo!
Y del silencio cuando nos leían el testamento
Del caudillo por la gracia de dios!

























“Esa noche, mientras trabajaba en la puerta del bar, se entretuvo en pensar en un tiempo de dos velocidades, uno era muy lento y las personas y los objetos se movían en este tiempo de forma casi imperceptible, el otro era muy rápido y todo, hasta las cosas inertes, centelleaban de velocidad”. Roberto Bolaño. 2666





Tiempo infinito



Regresar del frío
Del resentimiento de una edad precoz
Volver a sentir la muerte
Gélida de la abstinencia
Y por naturaleza buscar el contacto
Y una masturbación convulsa
Decorada por objetos que no existen
Por rostros que saltaban a la comba
Allá abajo en el patio del hedor
Y de la podredumbre
Cerca del muro donde más allá
Empezaba el pueblo, la perdición, el vicio
La realidad que de vez en cuando entraba
A raudales por la puerta metálica o por
El recibidor en forma de fin de semana
Y la liberación de esas tardes eternas
Y fugaces, intensas de miradas y abrazos
Que sabían a despedida
Y entrar otra vez a esa galería gris
Y derramar sangre de soledad
Y alojarme en el rincón donde dejaba
De existir por un tiempo infinito.



















“¿ Qué es lo que ha enseñado el cristianismo al mundo? “ametrallaos los unos a los otros. Proteged las sacas de dinero de los ricos. Oprimid a los pobres; quitadles la vida en mi nombre si se vuelven excesivamente poderosos (...) ¡ La iglesia debe amontonar tesoros a costa del sufrimiento de sus hijos! ¡Debe bendecir los cañones y las granadas, levantar una fortaleza tras otra, ir a la caza de puestos, meterse en política, regodearse en la corrupción y agitar mi pasión como un látigo!” Emil Belzner



El gran engaño





Los platos vacíos
Los ojos retirados entre las migas
De pan
La violencia del hombre vestido
De mujer o de mujer vestida de hombre
Vivir siempre en el arrepentimiento
Sin saber uno de que arrepentirse
Los muslos de los niños sobre
La sotana aterciopelada
El alzacuello que cae al suelo
La vara de mimbre entregada a la carne
¡Hazme otra vez el amor imaginario!
¡Encomiéndate a otra lengua centinela!
¡A otro ventanal de presentimientos febriles!



“porque sólo aquel que se mantiene libre contra todo y contra todos, acrecienta y preserva la libertad sobre la tierra”. Stefan Zweig. Montaigne





Y cumplí catorce




Recuerdo que adquirí la memoria
De repente y ya aprendí a olvidar
Me llevaron de peritonitis
Y todo se convirtió en un momento
Perfecto. Alcancé mi primera
Clarividencia. Sabía que no estaba solo
En el mundo. Que del dolor se pueden extraer
Enseñanzas pésimas y que lo único que
Nos retiene para seguir viviendo es algo que
No controlamos que incluso no es nuestro
Una especie de golpe hacia delante
Que nunca retrocede
Que nunca mira hacia atrás
Por vez primera deletreé mi nombre
Lo que supuestamente me sostiene
Luego vendría Rimbaud y ratificaría todos mis pensamientos
Como otros tantos que he tenido y entre los cuales
He levantado este laberinto de certidumbres
Y de credulidades
Luego la educación sentimental
Las lecturas apasionadas y pasionales
La bisexualidad de forma natural
Y otra peritonitis y ésta de verdad
Que cerró el círculo de mi elíptica amnesia


























“las maletas no se enfrían nunca para mí. Parece que en mi destino tengo siempre un equipaje a punto de escapar...” Delhy Tejero









Entre la pecera y la balaustrada


Después de veinte años vividos
Y otros tantos perdidos
Volví a la memoria de los peces
Al grito del silencio
Al abrazo perfecto con el paisaje
En llamas


Amanecían los días disecados
Dentro de la jaula de infinitos barrotes
Corríamos insumisos al vaivén
Del mundo sobre las aristas del fuego
Hasta dar de bruces con el estremecimiento


Y aparecía el horror, lo pulcro
El cuidado de las formas
El hambre ignorante de una realidad
Llena de ceniza y duermevelas


Y de repente Pompeya fue sepultada
Por un rio de lava que emergía
De tu boca deseada entre la pecera
Y la balaustrada












“De condición mediadora la carne es lo más
amenazado por el terror, y por ello mismo su última resistencia”
Maria Zambrano. La carne. Las entrañas




Sentado en la línea del frontón



Yo también miré dentro
Del poema
Y vi al insecto comerse
Los libros de kafka
Y la Alejandría
De Kavafis
Amé hasta la fascinación
Cuando devastado el sentido
Observaba la formación
De otro mundo paralelo
A tus labios gélidos


































“el deseo es una llamada a la acción”. José Antonio Marina. La inteligencia fracasada






Es inolvidable



Volar desnudos por esos
Pasillos interminables
Atrancar desagües con las partituras
Inaudibles de las clases de piano
Sentarnos en el patio delante
De la pista de tenis y sentir
El frío en las manos de tanto bracear
En la oscuridad de la noche
Yo soñaba saltando esa tapia
Que nos separaba del mundo
Y señalaba con tiza blanca
El lugar exacto de la ejecución
De mi sueño
Luego en un rincón del patio
Abríamos la puerta del deseo
Y febriles tiritando de calor
Ascendíamos sigilosos al parnaso
De la lujuria: serpientes, monstruos grasientos
Coágulos de sangre, cuerpos que emergían de
La ciénaga pagana de nuestros gemidos
Y todo por un beso, por dos manos entrelazadas
Buscando el aullido arañado del placer revestido

















“ Desacostumbrarnos de lo mezquino, y en lo bello, bueno y noble, vivir resueltamente”. Goethe








El beso



Detrás de la iglesia y dentro
De ella tu boca sabía distinta
Sobre todo debajo del tercer
Paso del vía crucis al lado
Del confesionario
Nos mirábamos extraños
Aniquilando cada segundo
Expectantes de nuestra vulnerabilidad
La infancia se nos iba
Para no volver entre trago y trago
De tu sangre entre mordisco
Y mordisco de tu carne
Mi estómago se me encogía
En el eco de los muros y los pilares
La tarima crujía de embriaguez
Mi boca se secaba
Para más tarde bañarse
En el agua de tu cuerpo
Brillaba el altar y el santo
De la hornacina se agrietaba
A cada golpe de tu vientre
En mi miembro seglar
Y entonces el último beso
Y la despedida sigilosa
De mi cuerpo abatido









“Y ahora, sonría, cierre el libro y váyase a vivir”. Rilke






Papeles robados


Dos folios que guardé
Debajo de mi almohada
Palabras de espera
Dispuestas a perderse
En el tiempo de la memoria
Son las tres y media de la madrugada
Cuando ponemos en marcha
El tiempo de los papeles robados


































“ Los días buenos ya, -el polvo,
un cielo azul y mucha luz,....”
Gérard de Nerval. Pequeñas odas







Entre las brasas





Entre el quicio
Y las manecillas del reloj
Seguro de salvar la blandez
Libidinosa de los días
Que no nombré
Perdí lo que fueron almacenando
Sin permiso de recurrir lo que
Más tarde adquirí entre borracheras
E imposibles de manos ajustadas
A pinceles heridos de muerte.
Los pies fríos
Y los desayunos servidos
Sin traición ni polvareda


























































A los noctívagos














“Por la ira fui un niño sin sonrisa
un hombre derrotado”. J. A. Goytisolo. Final de un adiós



Viaje solitario






Porque la vida es larga
Y la muerte una sentencia de la espera
Me sorprendió el viaje de vuelta
Decidí no mirar atrás
Dejar la mirada envuelta en celofán
Estirar las vivencias hasta despojarlas
De ese sostenimiento que nos hace
Más ficticios.
Sólo me respondía el cuerpo
Un cuerpo magullado por la adolescencia
Por las fauces leoninas de los primeros
Transformistas que intervinieron en mi educación
Cuando atravesé el arco del vencimiento
Fue cuando mis pulmones airearon piedra a piedra
Toda la ruina que arrastraba detrás
Y fue entonces cuando observé a la vida
Despojada de vida ofrecerme en carne viva
Su plenitud animal






















“La carne cubre el hueso
y ponen una mente ahí
y a veces un alma”. Ch. Bukowski. Solo con todo el mundo





Antes de bajar al autobús





Atravesé el umbral antes
De subir las escaleras
Pies de plomo
Y bajada a los infiernos
El autobús ronroneaba
Ya a las afueras de mi recuerdo
El sol agitaba las hojas verdes
De un verano tórrido y vagabundo.
Llegaban signos de tormenta.
Con el título en la mano
Y mi declaración de ateismo
Cruce otra vez el umbral
Del primer piso de un barrio
Inverosímil.
Nada extraño hacía presagiar
Que fuera a cambiar la rutina
Porque todo seguía igual
Y sin embargo para mi
La vida tomaba otro sentido
Otro giro del cual ya no hubo retorno

















“Nada de espectáculo representación
una obra debe cambiar cada noche,
es necesario que la obra cambie.”
Antonin Artaud.







Soledad


Nadie esperaba
Nadie espera
Con mis catorce años
A cuestas repuse simbióticamente
Mi vida emotiva
Sé que conoceré mejores días
Pero el cristal afilado
Dibujaba en mi cuello
La sombra de la nostalgia
Otra vez aguardaré
A la noche
Para pasar inadvertido
A los ojos de este tiempo
Que dilató para siempre
Mi tiempo
























“para que proseguir con el trabajo
de Babel si hay señales en el cielo
de que llega el reinado de Saturno?”
Anibal Núñez. Figura en un paisaje






Desconfianza

Volvía de lo celeste
Sin cambiar el espeso vínculo
Con lo furtivo
El cielo se escondía de la noche
Y la luz flirteaba con el retrato
El anciano que siempre recurría
A mi rostro iba perfilando los rasgos
De la juventud:
El primer vello
La manifestación esbelta del miembro
El fulgor apasionado del miedo
La sensación indiferente de lo femenino
Configuraba la desconfianza en mi cuerpo.























“¿y si te quito el nombre?”. Lucía etxebarria. Estación de infierno





Nec spe



La incertidumbre de no saber expresar
En la carne
La contradicción que reflejaba
El espejo supuso revivir la ruina
De mi invitación a seguir viviendo
Quizá la literalidad
Del perfil mal trazado
En una soledad que soslaya
El abandono de conocerse uno
Quizá anticipar un tiempo revivido
Sin manual de instrucciones
Quizá el convencimiento
De que no hay nada que esperar


























“¡Hiciste bien en marcharte, Arthur Rimbaud! Tus dieciocho añor refractarios a la amistad, a la malevolencia, a la tontería....” René char. El manantial narrativo






La puerta cerrada



Golpeé la puerta en silencio
Oía ruido dentro pero nadie abrió
Regresé sobre mis pasos tildados
Se intensificó esa sensación de intemperie
De vacío de efectos sobre la membrana débil
De una realidad que se hacía añicos
Miré la caída de un nido
Desde el tejado blanco de líneas oscuras.
Un coche le aplastó el cráneo
E inmediatamente echó a volar.
Volví la mirada sobre mi adolescencia
Casi insolente intentaba representar
El desenterramiento de ese estado febril
Siempre de la lejanía que guarda el secreto
De su impostura dulce























“la imagen de aquel pueblo lapidado
y execrado, inmortal en su agonía”
J.L. Borges







A la entrada de la calle...


La eventualidad del sol
En un rayo perdido
Sé que este día es irrepetible
Sé que esta hora es irrepetible
Sé que este instante es irrepetible
Y que este gesto se diluirá
En la memoria del tiempo
Se consumirá la vela
Y con ella la llama que calienta
La intemperie de la juventud
No volverá la época
De las circunstancias
Tampoco la de las miradas perdidas


























“El palacio del silencio se le han roto
las vidrieras: guirnaldas para los adjetivos calificativos”
B. Atxaga. De Etiopía






El umbral





Me acerco dando saltos
El día chirría de manera confusa
Encima de la vida
Me ofende el cambio de perspectiva
Como cuando te sientes observado
Por ti mismo y sin embargo eres incapaz
De descifrar la identidad de quien te observa
Eso sentí detrás de la puerta cerrada
Mientras escuchaba el canto de la madre
Entre ropa húmeda y detergente.
Caí de rodillas sobre el felpudo
Recordé las teclas del piano
Golpeando las cuerdas deshilachadas
Y esos amaneceres que a hurtadillas
Entraban entre las rejas del dormitorio
Y lloré en silencio y como el agua me deslicé
Escaleras abajo hacia el abismo
De una adolescencia incierta






















“comenzamos sin cesar a vivir de nuevo” Montaigne




Otra puerta. A mi mujer


Lo llamé porvenir
Cuando era un vacío
En primera persona
O en segunda si mal no recuerdo
Empecé a diferenciar el rencor
De la imbecilidad
Y a educarme en la disciplina
Del amor propio.
Cuando la vida se presentó
Yo ya no estaba
Así que me dispuse a vivirla
Con toda la intensidad
En una trampa de juegos inequívocos

























“te voy a calentar los/pies en mis manos. Te voy a calentar senos y/muslos
a besos. Ojalá pudiese encender/un fuego en tu interior que nunca se extinguiese”. Keneth Rexroth. The Fhoenix and the Tortoise.





Primeras lecturas


Todo lo que leo ha muerto
Todo lo que observo está muerto
Verlaine, Mallarme, Rimbaud
Cernuda, Lorca , Artaud, Benjamín...
Biedma...
Y vuelvo a la rueda destartalada
Del vivir confuso
Del espejo en la mano
De la intemperie venida
Del foso del verbo
Sin persona
De la triste mano sostenida
En una estampa de océano
Despido del escalofrío
De una invención
Que adquirió el rostro del
Abandono.
Divido el corazón
Y tengo hambre
Comenzaré por tus testículos
Soy feliz:
Un muerto embellecido





















































Imagínate ahora que tú y yo...

Gil de Biedma



















¿quién/ eres tú/ que has nacido/ en la habitación de al lado..”?
Dylan Thomas. Muertes y entradas







Que duro es vivir desnudo




Que duro es vivir desnudo
O que tu cuerpo esté alquilado
Y nada acontezca sin ser señalado
Voluptuosamente en un regreso
Que cambia siempre que es nombrado
Y así inalcanzable serenamente
Transcurre el ocio y el olvido
Sin dar a la fugaz escena
Un motivo de escarnio o de martirio
Durante los próximos milenios
Escribiré tu esquina
Sobre el niño muerto
Que dejaste en esta temporada
























“las estrellas me rodean como pupilas/ de oro. Ya no sé dónde empiezo/ ni dónde acabo” K. Rexroth. Actos sacramentales









Soy Bueno de apellido




Y el rostro en el agujero
Y sobre todo convencer
Que todavía estas aquí
Con una mirada rectilínea
Y un estómago relente
Y el régimen de la frecuencia
O el devaneo en tus carnes abiertas
Volver a la niñez y escuchar
La canción que siempre te señaló
En tu identidad mirada siniestra
Pero perfumada por la fragancia
De tu éxodo
Los pinos son más viejos






















“hay un país lejano, una dulzura,/ un eterno retorno a lo perdido. “ J.E. Cirlot




Bosque


Rueda la botella vacía
Dentro de otra llena
Tus ojos deshojados
Tus hojas desarboladas
La persona del verbo
En abrazos furtivos
Las personas del verbo
Regresando al museo de cera
Echaste las cartas y el golpe
Fue seco sobre el azar extirpado
Esperé las nieves de enero
Para ocultar el rastro de la jugada
































“habitar una casa es siempre un suceso lleno de magia y miedo”. Benjamín. Iluminaciones I.




Madre



Hasta detrás
De la vida
Sigues siendo
El peine
Que lee los entresijos
De mi cabeza

































“buscar el nombre que me abra/ la puerta que hay detrás de la palabra/ y las habitaciones del sentido” Manuel Montero




Aullaba


Cerré la puerta y el gato
Aullaba tras la cortina
Y los sentimientos de este hombre
Que miraba hacia abajo dejó de presentir lo que jamás
Me dará pero es así la superficie
El aleteo de jugar con los nombres y el cuerpo
Agónico del viaje a la basílica de Tormes
Sin río sin prisa
Conduzco bajo una niebla que nos nombra
Prevalece el sentido común pero no hay nadie
Fuego de los sentidos tierra de un paisaje siniestro
Pero en el arca de nuestro transcurso































“la columna rota” Frida Kahlo




Al otro lado




Pensé que no vendrías
Y sin embargo regresaste
Dentro de mi cuerpo precipicio
De mi piel
Tras la tapia
Del cementerio te amé de mala manera
Clandestinamente sobre la güesera
Permanecí enterrado durante dos lustros
Hasta que regresaste del otro lado del muro
Y agarrándote por los tobillos dibujé
Tu rostro en la tierra húmeda




























“conozco el lugar./ es cierto./ todo lo que hacemos/ corrige el espacio entre/
la muerte y yo/ Y tú. Harold Pinter





Sueño





Salí deliberadamente del camino
Paré el coche
Y abandonado al sueño y
Fundido con los árboles desnudos
Vague entre hojarasca profunda
Un flujo de esperma brotaba
De las cortezas
Abandonadas en el suelo oscuro del sueño
Y corrí desatando las ramas de mi espalda
Y corrí interrogando a las raíces
De mis pies desnudos



























“el recuerdo aproxima/ el agua a nuestros labios, pero el tiempo/ no nos deja beber”. Eloy Sánchez Rosillo




Ménage-à-trois




Correr, vivir rápido
Volver la cabeza hacia atrás
Y ver que no te sigue nadie
Que los que te acompañaban
Han mudado de vida
Y se han vuelto invisibles
Como fantasmas capturando
Los momentos de muerte
Y soñar el sueño del que te amó
Y no saber escribir el epitafio en sus labios




























“ uno es una suma mermada por infinitas restas”. Sergio Pitol






Otro tiempo




Hay tiempo tras el cristal
Que separa la melancolía
De un cuerpo sin tiempo
Despertar en la desolación
E intimidar con la luz que se estrella
Fugaz sobre la almohada vacía
Pensar que nada importa
Que todo lo acontecido
Volverá a reseñar otra vida
Y otro gran amor
Sentir el advenimiento
Del cuidado
De la reparación del olvido
De esa querencia a escribir lo que se pierde





“Reposa, duerme tranquilo, sufridor de una herida
en la garganta, ardorosa e incesante” Dylan thomas





La piel del sueño




La infancia se tornó en el frío
De un rincón viejo solitario
Giraban los tacones por encima
De los pies como describiendo
Un mensaje dentro de la piel
Del sueño. Miraba entonces tras los
Vidrios rotos de la última fiesta
Cuerpos contorneados entrelazados
Como queriendo abrazar el exiguo aire
Que quedaba en ese reducido espacio
Y un delicado invierno pidiendo refugio
Entre tus manos precintadas
La infancia, ese sentimiento extraño
De sentirse uno más alejado de sí mismo
Que las otras miradas que golpean lentamente
El contorno de nuestro nombre,
Volvía exhausto de los límites discretos
Del insomnio











“Pensar en cualquier actividad humana me hace reir”. Aragon


Muda

No sé cómo pero cumplí los catorce
Cuando llegó el día retrocedí
Otros catorce años
Ya otra vez dentro del útero
Comprendí que eso de tener rostro
Era la manera que la vida
Tenía de practicar la modestia
Conmigo sin aspavientos ni voluptuosidades
El aroma de la placenta hacía confortable
La estancia anónima de mi persona menguada
Me doblegaba a cada golpe de aire
Que entraba por el orificio
Que comunicaba con el exterior
Me animaba el hecho
De que estuviera condenado a no ser yo
O a ser un mero proyecto
De algo que ya vivió y existió ahí afuera
Comprendí de repente el ciclo nauseabundo de la vida
Cuando te quieres enterar
Ya te has enterado y ya no recuerdas
De lo que te querías enterar
Y así una, mil, un millón de veces
Sin conseguir una traducción fiel de lo que viviste
Sin conseguir una reproducción fiel de lo que perdiste








































“porque de los libertadores han surgido los tiranos; del pueblo, la chusma, y de la fraternidad, la guillotina”. Stefan Zweig. Chateaubriand











“En el andamiaje del mundo el sueño afloja la individualidad como si fuese un diente cariado”. Walter Benjamín. El Surrealismo.



















No hay otro lugar

No hay otro lugar para sentir
Recoger los frutos que vendrán dentro
De cualquier cuerpo
Y desear ser amado, sentido
Profundamente hasta caer dentro
Del paso del tiempo
No hay otro lugar para dejar de ser uno
Y deshacerse de este cansancio
Que produce la identidad
Y verse todos los días en el espejo
Y que te señalen el otro y te increpen
Diciendo: basta ya! queremos dejar de ser tú
Queremos abandonarte para siempre!
No hay otro lugar que pueda mejorar
Esta anatomía tan perfecta tan sensual
De un abrazo entorno a un vaso de vino
A una mesa configurada geométricamente
Para el placer y la amistad
No hay otro lugar que moldee tu cuerpo
Como moldean mis manos en el vacío
Tu figura inexistente
E Inventar tu desgarro y confiar en el poder
Que nos confirió la ficción...





















“Brillo que no sabe consolar, brillo”. Paul Celan. De umbral en umbral



Vivir rápido




Escribir lento pensar rápido
Tomarse la vida como una
Carrera de fondo
Obstáculo tras obstáculo vaciar
Los momentos de soledad
Y pensar lo que ya has acumulado.
El destino es la presencia vivida
Como otra vida en otra carrera
Abrazada al aire que respiras
Ligera como el viento borrado
Por las huellas de otro tiempo
Que se alza despacio
Pero sediento de otras distancias
Y cuando vuelva la ansiedad
Recapitular como hicimos aquella
Noche de junio arriba en la azotea
Del mundo cercenado























“el sufrimiento es permanente, oscuro, tétrico;
lo infinito forma parte de su naturaleza”. Wordsworth




Secretos


Olvida las calles oscuras
Y los días de lluvia
Después de una noche larga
Entre vasos adormecidos
Y una espesa niebla producida
Por el contacto del frío con tu boca
Salimos entre la grieta
Que produce la noche al día
Vampirizados por la Memoria del fuego
Y el estrecho margen habido entre tu silencio
Y mi secreto






























“Hace ya casi dos años que desfallezco en esta prisión” Oscar Wilde. De Profundis








En tu casa




Brazos caídos, sábanas cosidas
Con las plumas de tus alas
Aletargado excitas la luz
Y te escabulles entre el rumor
De la tarde ya vencida
Por el sueño
Desnudo de tu intimidad
Quizá descubra el origen
De este recuerdo dentro
De un rumor de noches placenteras
Y el rastro de algún animal


























“cuando alzan el vuelo los buitres es señal de que la noche está a punto de terminar”. Italo Calvino. En torno a una fosa vacía





Cierto canibalismo




Bajaremos siempre por el camino
Equivocado solicitando al amor
Detrás de las cortinas en llamas
Esperaré a la destrucción de los años
Que fuimos recogiendo en nuestra escapada
Nos deleitaremos en la confusión,
En la extensión de la realidad contagiosa
Desenterraremos las despedidas
Que cantamos con nostalgia
Y felizmente nos reconoceremos
Donde la memoria habla de primaveras
De escarcha, de lluvia suavizada
Por el devenir de los cuerpos devorados





“¡qué fácil es volar, qué fácil es!
Todo consiste en no dejar que el suelo
Se acerque a nuestro pies.” Antonio Machado. Abel Martín. Cancionero apócrifo







Los años....



Los años sin apenas luz
Los años cosidos a la intemperie
Los años masticados en tu vientre
Los años encontrados en los recónditos
Rincones del deseo
Los años disponibles en tu cuerpo
Los años perdidos en el mío
Los años excesivos
Los años amamantados por una realidad
Deslumbrante
Me devuelven el tacto de la tierra
El olor a la última tormenta
La incertidumbre de un abrazo mordido
Por el recuerdo.





















“con Orfeo he soñado en el portal abierto de la Sombra” Carles Riba. Elegías de Bierville










Devuelta


Desde el paisaje observado
Mantuve la mirada.
La ventana entreabierta
Los libros dispuestos en el suelo
La luz mortecina del flexo
Que intenta alumbrar el último latido
De una expresividad orgullosa.
Llegaba el otoño, la caducidad del tiempo
El olor a hojarasca precipitada
A ser tierra negra, cobijo de gusanos...
Y los días se sucedieron
A la espera de un rayo de luz furtivo
Que golpease otra vez el cristal roto
De la noche.



























“es bello lo que agrada universalmente y sin concepto”. Kant






Nocturno





Juventud mal pagada
Que muda sigilosa
A través de la añoranza
De un tiempo disoluto
En un espacio adverso
El acero del murmullo
El silencio de la multitud
Los arcos de la plaza cuadriculada
Donde los cuerpos son amasados
Por la historia que marcha invisible
No siempre se transmite el estremecimiento
Como la hendidura de lo bello
Que atraviesa la naturaleza
Y se pierde en la inmensidad de su aroma


















“Nada es evidente. Nada viene dado. Todo se construye”
Bachelard



Conversaciones



Nos apetecía estar frente a frente
Desnudos charlando de cosas
insignificantes
pero el temblor de nuestra imaginación
invocaba a los abrazos anudados
a la pureza degollada por el filo del deseo
su mano deshacía mi perfil
y fatigado mi cuerpo volvía a la conversación
jovial, indiscreta de descubrir los entresijos
del amor y la carne
cuando regresé del sendero
se había convertido en una conversación continua
que saltaba de la vida a la muerte
de lo imperceptible a lo inmarcesible
del instante al naufragio de lo dicho
así educaba a mis demonios
y al aroma del contagio de tus besos
























“cuando abrí la puerta, el tiempo se condensó en un abrazo centrípeto, la cara interna de tus brazos rodeaba mi espalda como una órbita”. B. Gopegui. La escala de los mapas





Limites





Sólo recordaba
El silencio
El veloz silencio
Que adormece
Las horas...
La inmensidad
De unos hombros
Los íntimos quiebros
De una aventura
Sobre el cielo quebrado
Y el confín sombrío
De tu vello
En mi boca cosida
A la tierra
Imaginarte sería
Recordar otra vez
El silencio
De la arena
En un mar ignoto
Dormido sobre
Las olas.

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